Los iconos perdidos de Alicante

Representantes del sector turístico abogan por unir ocio y cultura y dar valor a la historia marítima de la ciudad

Consideran que es necesario aprovechar espacios culturales como la Concha de la Explanada y tener iconografía distintiva

Alberto Losa

Alberto Losa

En una vista al pasado de Alicante y de su costa, uno de los elementos más recordados por quienes vivieron los años 60 y anteriores son los balnearios. El Postiguet llegó a tener hasta once, como recuerda el Archivo Municipal en una exposición que se muestra al público en los exteriores de su sede en la calle Labradores, en pleno casco antiguo.

Santiago Linares, técnico del Archivo Municipal, explica la evolución que ha tenido la playa: «En los años 30 era un lugar de trabajo. La gente iba a pasear en trajes de verano». Los balnearios estaban ya presentes entonces, apunta: «En los años 40, la gente accedía a los balnearios. Había unas escaleras por las que se bajaba al agua y ahí la gente se bañaba. Los balnearios desaparecerían después, en los años 60», apunta.

Las barcas de los pescadores del Raval Roig, en los años 30. A la derecha, los edificios actuales de la calle Virgen del Socorro, tras el muro.

Las barcas de los pescadores del Raval Roig, en los años 30. A la derecha, los edificios actuales de la calle Virgen del Socorro, tras el muro. / ARCHIVO MUNICIPAL/PILAR CORTÉS

Linares añade que, en los antiguos balnearios, el baño era directamente en la parte profunda del agua: «Accedías por una escalera y tenías hasta tu propia ducha allí», aunque recuerda que eran unas infraestructuras exclusivas para la gente con más poder adquisitivo, ya que el acceso al mar a través de ellos tenía un coste: «El pueblo llano accedía a través de la arena».

Estos balnearios tenían incluso su propio nombre, recogidos en un poema popular: «Había una poesía que hacía un repaso con sus nombres». Empezaba así: «de Madrid vino un Almirante que tuvo tres hijas: Delicias, Diana...», relata Linares. Siendo Madrid, Almirante, Delicias y Diana el nombre de las cuatro primeros balnearios que decoraban el Postiguet.

Este último, Diana, era considerado el más lujoso de los once y se adentraba unos 200 metros en el mar. Fue el primer balneario en contar con restaurante (1919), el cual se salvó de las bombas incendiarias que destruyeron el resto del establecimiento en agosto de 1938, aunque tres días después también el restaurante fue pasto de las llamas.

Una imagen de la exposición, en la que se aprecian dos de los antiguos balnearios, a mitad del siglo XX. A la derecha, una imagen actual del mismo sitio.

Una imagen de la exposición, en la que se aprecian dos de los antiguos balnearios, a mitad del siglo XX. A la derecha, una imagen actual del mismo sitio. / ARCHIVO MUNICIPAL/ÁXEL ÁLVAREZ

Al final del verano, las casetas debían ser desmontadas, pero cuatro de ellas consiguieron autorización para permanecer todo el año: Diana, La Alianza y La Alhambra, al principio de la playa, y Madrid, al final. Los balnearios fueron desmontados definitivamente en 1969. Los últimos fueron La Alianza y La Alhambra. Cuatro millones de pesetas le costó al Ayuntamiento su expropiación y demolición.

Las fotografías de la exposición abarcan desde principios del siglo XX hasta los años setenta en las que se puede comprobar la evolución y los cambios en los hábitos y en los modos de diversión de alicantinos y visitantes cuando llegaba el verano.

Las imágenes que la componen son postales captadas por los fotógrafos Manuel Cantos, Francisco Sánchez y Eugenio Bañón, todas propiedad del Archivo Municipal. 

En ellas, también se aprecia la construcción de Virgen del Socorro y como se perdió la fachada de las antiguas casas del Raval Roig. O como las barcas de los pescadores ocupaban gran parte de la playa a principios de siglo.

Recuperar iconografía

Unos iconos perdidos por la ciudad y que el sector del turismo aboga por recuperar. Aunque reconocen que sería complicado en esta forma, apuestan por una simbiosis entre la cultura y el ocio, como explica el presidente de la Asociación de Locales de Restauración y Ocio de Alicante (Alroa), Javier Galdeano: «El ocio es cultura. Todo lo que sea iconografía sería buenísimo. Este año se han montado las casetas en la playa de San Juan. Hay que tener una iconografía cultural que tenga repercusión».

A principios del pasado siglo, la gente acudía a pasear a las playas con traje de verano.

A principios del pasado siglo, la gente acudía a pasear a las playas con traje de verano. / ARCHIVO MUNICIPAL/PILAR CORTÉS

Galdeano reconoce que los balnearios serían un formato imposible, pero considera importante dar valor a la importancia del mar para la ciudad: «Podemos echar en falta un museo del mar en Alicante, con el que estamos relacionados a todos los niveles. Todo lo que fue la pesca ha desaparecido en la capital, pero eso no quita para que culturalmente tenga un valor y eso hay que hacerlo valer».

Una idea que apoya Luis Castillo, presidente de la Asociación Provincial de Hoteles de Alicante (Apha): «Me gustaría que el huésped conociera la historia de la ciudad. Hay que conocer nuestra historia y ser diferentes. Tener iconos es un gesto de grandeza, de clase» y, además, apunta que las obras en la ciudad son «el momento ideal» para buscar estos iconos. Castillo apunta que le gustaría que la ciudad fuera «diferente en muchos temas» y que le «encantaría recuperar iconos como el del balneario con dos objetivos: ser diferentes y que nuestros hijos, nuestra gente y nuestros huéspedes vieran una ciudad maravillosa».

Galdeano añade que a la anterior Concejalía de Cultura, la dirigida por Antonio Manresa, se le pleantearon acciones en esta línea: «Hay que hacer actividades simbióticas. El tardeo es también un concepto cultural. Se hizo algo que no tiene que ver con la iconografía, que fue traer un concierto a la ‘cocktail week’. Es mezclar eso a la gente con algo. Más allá de lo que se puede hacer en las Cigarreras, hay que amortizar la Concha de la Explanada y que haya facilidades para organizar esas actividades».