Entrevista | Antonio Hernández Psicoanalista y profesor de la Universidad de La Laguna

«Una mala salud mental de los padres ocasiona a los niños un nivel de dolor superior"

El experto hablará sobre la infancia que sufre por la separación conflictiva de los padres el lunes en la Sede Universitaria de Alicante (Ramón y Cajal, 4) en una actividad de la asociación Infancias, colectivo interprofesional para el buen desarrollo de los menores

El psicoanalista Antonio Hernández

El psicoanalista Antonio Hernández / INFORMACIÓN

J. Hernández

J. Hernández

La presentación del lunes, dirigida a profesionales de la salud, la educación, o la psicología, comenzará a las 20.15 horas, dentro del espacio mesa camilla para la reflexión interprofesional sobre la infancia y sus entornos.

 ¿Es peor una mala convivencia que una separación?

Llevo 20 años trabajando en salud mental infantojuvenil y quiero dejar claro que es preferible una buena separación antes que una mala convivencia. La separación es una conquista democrática y es algo que hay que valorar positivamente, lo que pasa es que los niños sufren. Sufren cuando los padres se separan mal y cuando viven juntos mal, en ambas situaciones.

 Pese a que las separaciones sean más habituales sigue siendo complicado para los niños...

 El problema no es el porcentaje de personas que se divorcian sino cuando se convierten en un trauma para los niños. Más que eso me preocupa la situación de empeoramiento de la salud mental a nivel general en todo el mundo y hay estadísticas que lo evidencian. Los padres y madres se separan con un grado de afección mental importante a tener en cuenta.

"Jim Van Os, un psiquiatra holandés, lo ha dicho con claridad en una entrevista reciente: una epidemia de mala salud mental recorre Europa"

¿Desde cuándo se produce esta tendencia?

En las últimas dos décadas, pero especialmente a partir de la pandemia, ha empeorado la salud mental de los españoles. Jim Van Os, un psiquiatra holandés, lo ha dicho con claridad en una entrevista reciente. Afirma que una epidemia de mala salud mental recorre Europa. Ese es un elemento preocupante porque una mala salud mental por parte de padres y madres ocasiona un nivel de dolor superior a los niños que cuando el nivel era aceptable. En décadas, en casi toda la historia de las actuales generaciones que estamos vivos, es la primera vez que tanto las familias, es decir, los padres y los pacientes niños; como los cuidadores (psicólogos, psiquiatras, educadores, trabajadores sociales) se encuentran todos sometidos a la misma situación de estrés. Los profesionales también estamos en una situación en la que necesitamos cuidar nuestra propia salud mental. Va a depender de nuestro grado de entereza mental el hacernos cargo del dolor de otras personas. Esto tiene una debilidad porque cuando estamos enfermos funcionamos peor. 

¿Qué se debe hacer?

Las sociedades democráticas deben revisar los planes de salud mental. Hay unos datos del Instituto Estadístico de Canarias, que se repiten en otros sitios, que revelan que más del 35% de la población está tomando ansiolíticos o antidepresivos. Es otro indicador de que la situación de la salud mental en nuestro país debe formar parte de las primeras atenciones de los gobiernos. Los que estamos en primera línea no tendremos ni las herramientas ni la entereza mental de poder hacernos cargo de todo este sufrimiento si no hay una cobertura legal, democrática, de apoyo e inversiones económicas que nos ayuden en esta tarea.

¿Se sienten desbordados?

Depende mucho de la formación psicológica y psicoterapéutica que tenga cada uno. Los profesionales necesitamos rearmarnos con herramientas terapéuticas. Con la pandemia nos hemos encerrado en nuestra función y hemos dejado de tener formación permanente. Aparte de la sobrecarga.

"Los niños sufren ansiedad por separación, depresiones infantiles como consecuencia de los divorcios y por otros motivos acumulados previamente, y enfermedades psicosomáticas como dolor de cabeza o barriga"

¿Por qué se utiliza a los niños en las separaciones?

 Siempre hago alusión al efecto perverso y malicioso de la separación o del divorcio, no a estos en sí. También puede ocurrir en casos de no ruptura, donde pueden darse situaciones perversas, de maltrato, que pueden ser muy dolorosas para los niños. Sufren ansiedad por separación, depresiones infantiles como consecuencia de los divorcios y por otros motivos acumulados previamente, enfermedades psicosomáticas como dolor de cabeza o barriga; y vemos enuresis en niños entre 3 y 6 años que ya habían controlado el pis y la caca. 

¿Qué situaciones preocupan?

La violencia vicaria, que ejercen los adultos a la otra parte de la pareja a través de los niños; y la alienación parental, que es utilizar a los niños para ponerlos en contra de la otra parte de la pareja, y que cada vez hay más casos. Y están pasando cosas que antes no existían con el mismo nivel de virulencia. Se ha agudizado el tipo de crianza narcisista, en la que el niño aparece como el rey de la casa, que está empezando a generar problemas en su desarrollo y en las relaciones con sus compañeros, pues todo le está permitido y no hay maestro que le pueda hacer entrar en vereda. Es un tema importantísimo y nuevo.

¿Y los modelos de familia? 

Está cómo va a evolucionar el desarrollo emocional de niños que se crían en estructuras familiares que ya no son heteroparentales sino homoparentales, monoparentales o que están haciendo una transformación trans. Este es un tema nuevo que hasta ahora no se había planteado que merece la pena estudiar pero no como un problema. Son conquistas sociales superválidas pero la psicología no conoce todavía cómo puede evolucionar el desarrollo emocional de estos niños en estructuras que no son como las heteroparentales que estamos estudiando desde finales del siglo XIX.