Importante de Octubre

Rosa María Martínez. Bioquímica y bióloga molecular. «El pigmento de las salinas puede ser complementario a las terapias actuales»

Hallazgo anticancerígeno. Científicos del grupo de investigación de Bioquímica Aplicada de la Universidad de Alicante descubrieron en 2023 la capacidad anticancerígena de las «arqueas halófilas», unas bacterias que sobreviven en condiciones con altos niveles de cloruro sódico y que están presentes en las salinas de Santa Pola. Un hallazgo tras 25 años de investigación que puede ser la llave para combatir tumores como el de mama

La consellera de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda, Susana Camarero, y la catedrática en Bioquímica y Biología Molecular de la UA Rosa María Martínez.

La consellera de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda, Susana Camarero, y la catedrática en Bioquímica y Biología Molecular de la UA Rosa María Martínez.

j.hernández

El proyecto de investigación en el que trabaja el grupo de Bioquímica Aplicada de la Universidad de Alicante se centra en el estudio de unos microorganismos muy genuinos que viven en salinas costeras y en particular en unos propios de las salinas de Santa Pola. En esta línea de trabajo, los científicos intentaban comprender cómo esos microorganismos crecen y se desarrollan en su entorno natural. Algunos miembros del grupo de trabajo llevan en esta línea de investigación cerca de 25 años, explica su directora, la catedrática de Bioquímica y Biología Molecular Rosa María Martínez. «En la última década pudimos comprobar que, según las condiciones de temperatura, nutrientes y demás que propiciábamos a los microorganismos, su coloración cambiaba significativamente. Eso nos llevó a poner en marcha un trabajo de aislamiento y caracterización del pigmento que producen, que se llama bacterioruberina, y cuando nos dimos cuenta de que tenía una capacidad antioxidante abrumadora, cerca de 300 veces superior a la de cualquier otro compuesto pigmentado natural, pensamos en que quizá podía tener aplicaciones importantes en Biotecnología y en Medicina».

La pregunta que se formularon fue: si este pigmento protege a esos microorganismos en un medio hostil y es un buen antioxidante, ¿qué pasaría si usamos este pigmento para analizar el comportamiento de las células cancerígenas? «Es ahí donde iniciamos una colaboración con la doctora Gloria Peiró, del Hospital General Universitario de Alicante, experta en cáncer de mama, con el objetivo de monitorizar el efecto que tenía el pigmento en patrones celulares de fenotipos típicos de este tipo de tumor». Este pigmento abunda entre estos microorganismos pues lo producen para protegerse del sol, y puede encontrarse en bacterias en las salinas de Santa Pola, en la laguna de Torrevieja y en otros espacios con alta salinidad de la provincia. Es la misma especie que ya utilizó el microbiólogo alicantino Francis Mojica en sus investigaciones con la herramienta de edición genómica, CRISPR, por la que ha sido un serio candidato a los premios Nobel de Química.

Los resultados, tal y como explica la bióloga Rosa María Martínez, fueron realmente impactantes. «En algunas de las líneas celulares utilizadas observamos claramente que la adición del pigmento provocaba muerte celular o en otros casos, si no se conseguía esta, sí que disminuyera su tamaño, y su capacidad de crecer y proliferar. Con lo cual se abrió todo un campo de posibilidades para aplicar este pigmento bien como elemento complementario a las terapias actuales, o incluso como un compuesto que en formulaciones farmacéuticas pudiera actuar además como protector en piel y en otro tipo de tejidos». Este importante descubrimiento, realizado en colaboración con el Hospital General Universitario Doctor Balmis de Alicante y el Instituto de Investigación Sanitaria (Isabial), se ha publicado en la prestigiosa revista especializada Nature Scientific Reports y puede terminar siendo fundamental en los avances de la investigación contra el cáncer. Por ello, recibe uno de los premios «Importantes» de octubre, «sin lugar a dudas una inyección de energía brutal, no solo para mi sino para todos los miembros del equipo de investigación y todos nuestros colaboradores. En esencia es un reconocimiento al esfuerzo de mucha gente trabajando muchos años, a la investigación básica que puede llegar a ser aplicada y que se hace muy bien y con mucha intensidad en la institución a la que le debo todo, que es la Universidad de Alicante; y un premio que da visibilidad social a una investigación de primer nivel a nivel mundial». Todo tras 25 años de búsqueda no sin problemas. «En todo este tiempo hemos tenido que asumir un trabajo arduo en una situación económica que no era favorable. Eso hace que la investigación no avance siempre a la velocidad que uno desea sobre todo porque la financiación en ocasiones no es la óptima. Y a veces no se comunica bien con lo cual la sociedad no es consciente de los logros que se van consiguiendo».