Número cero retrata la Italia de la Tangentopoli (tangente es soborno o mordida), ese periodo de principios de los noventa en el que se destapó un caso de corrupción masiva en la política italiana. Todo empezó cuando un político se iba a embolsar la novena tangente por la concesión a una empresa del servicio de limpieza en un orfanato. El empresario, harto de sobornos, lo había denunciado a la justicia y fue a pagar con un micrófono oculto.
Como es sabido, todo acabó con el auge de un empresario de éxito destinado a sanear la corrompida política profesional italiana (Berlusconi, nada menos, de quien el commendatore de la novela de Eco parece trasunto) y de un partido secesionista de extrema derecha, que se inventó una nacionalidad en torno al extenso valle del Po, la Padania (La Liga Norte), y que proponía la independencia de Italia de toda esa próspera zona.
En la novela de Eco hay un segundo secreto, más allá de la grosera trama corrupta: el delirio de un reportero, que acumula evidencias sobre el presunto rescate de Mussolini tras su detención (ajusticiaron a un doble y el Duce vivió muchos años más, primero en los sótanos del Vaticano y luego en un país de Latinoamérica), y sobre las actividades de Gladio, la organización paramilitar anticomunista que se dedicó a cometer atentados en los años setenta y ochenta y endosárselos a la izquierda radical en toda Europa (Giulio Andreotti desveló su existencia en sede parlamentaria en 1990, y fue el tema de un documental de la BBC emitido en 1992).