Fenómeno en auge

Las semillas de chía se cuelan en los desagües y amenazan con invadir los ríos españoles

La aparición de plantas tropicales como la 'Salvia hispanica' en España inquieta a los expertos por su potencial impacto medioambiental

Ejemplar de Salvia hispanica, la planta derivada de las semillas de chía, detectada en el río Besós.

Ejemplar de Salvia hispanica, la planta derivada de las semillas de chía, detectada en el río Besós. / LIFE ALNUS / CTFC

Valentina Raffio

Los hogares españoles consumen cada vez más chía, unas minúsculas semillas originarias de Centroamérica y Suramérica que en los últimos años se han expandido en todo el mundo debido a su peculiar sabor, sus propiedades y su versatilidad para preparar todo tipo de platos saludables. Pero, según advierten los expertos, el 'boom' de la chía en España podría propiciar la implantación de una especie invasora. De hecho, son cada vez más los ecólogos que advierten que estas semillas de origen tropical se están colando por los desagües, llegando a las orillas de los ríos españoles y empezando a proliferar de forma descontrolada. Ya se han detectado floraciones espontáneas de las plantas de chía en decenas de puntos del territorio. En Catalunya, por ejemplo, se han visto estas plantas en las orillas del Besòs, el río Tordera y varios puntos del Vallès Oriental. 

Planta y semillas de chía

Planta y semillas de chía / Agencias

No hay cifras oficiales sobre la proliferación de las plantas de chía (Salva hispanica) en España. En gran parte, porque los únicos registros disponibles sobre este fenómeno son fruto de la pura casualidad. Hay científicos que, por ejemplo, han advertido la presencia de estas plantas mientras paseaban por la orilla de un río y la han documentado. O ciudadanos que, casi sin saberlo, han reportado la existencia de estas plantas compartiendo una foto en redes sociales y esta imagen ha acabado circulando por foros hasta llegar a manos de expertos que la han reconocido. Uno de los primeros reportes oficiales de esta planta en España fue elaborado por el biólogo Andreu Salvat, del proyecto LIFE ALNUS, hace tres años en la cuenca del río Besòs. Desde entonces, se han dado al menos una decena más. 

Todavía no se han realizado recuentos exhaustivos sobre la expansión de esta planta, pero hay registro de decenas de avistamientos en la Península y las islas

Detecciones en toda España

Según datos de la plataforma iNaturalist, una de las redes de ciencia ciudadana más grandes del mundo, desde 2019 se ha confirmado la presencia de esta planta en al menos 15 puntos diferentes de España como, por ejemplo, Barcelona, Girona, Santa Coloma de Gramanet, Almería, Madrid, Salamanca, Almuñécar, Tenerife y varias zonas de la comunidad Valenciana. Sin embargo, estas cifras podrían mostrar solo una parte de la expansión de esta especie. Por eso mismo, según argumentan los ecólogos, todavía no se sabe si la aparición de estas plantas tropicales en las orillas de los ríos españoles es tan solo algo puntual y anecdótico o si, por el contrario, podría convertirse en un problema para los ecosistemas locales, las demás plantas e incluso los animales que habitan en estas zonas. 

"Es pronto para decir si se convertirá en una especie invasora, aunque sabemos que tiene el potencial para hacerlo y que hay antecedentes"

Joan Pino

— Ecólogo

"Se trata de una especie exótica que ha llegado a nuestro territorio mediante nuestros hábitos de consumo. Es pronto para decir si se convertirá en invasora, aunque sabemos que tiene el potencial para hacerlo y que hay antecedentes de otras plantas exóticas como esta que han llegado de forma casual a los ecosistemas españoles y que se han acabado convirtiendo en especies invasoras con un gran impacto", explica Joan Pino, director del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF). Por norma general, afirma el científico, se estima que tan solo el 10% de las plantas exóticas acaban siendo invasoras. Eso sí, en palabras de Pino, "esta cifra no debería hacernos bajar la guardia sino motivarnos para impulsar programas de monitorización específicos campañas de mitigación"

Imagen de la planta

Imagen de la planta / Agencias

En el caso concreto de las plantas de chía, una especie tropical muy común en México y Guatemala, también se cree que su expansión podría estar siendo en parte propiciada por el impacto de la crisis climática y el calentamiento global en el territorio. Y es que antaño en países como España no se daban las condiciones para que este tipo de plantas tropicales, que tan solo proliferan bajo ciertas condiciones de humedad y calor, pudieran prosperar con facilidad. Pero ahora, debido al aumento generalizado de los termómetros y el cambio de régimen de precipitaciones, todo apunta a que las semillas de chía estarían encontrando condiciones cada vez más favorables para instalarse en las orillas de los ríos españoles y a partir de ahí proliferar sin control. 

Potencial invasor

Las plantas de chía (Salva hispanica), de la misma familia que la menta, suelen crecer de forma bastante discreta en forma de hierbajos de apenas un metro de alto con pequeñas flores púrpuras en forma de espiga. A simple vista, o al menos ante ojos inexpertos, costaría identificar esta planta como una especie exótica. Y mucho menos como un potencial peligro para los ecosistemas autóctonos. Pero según explica la experta en botánica Jordina Belmonte Soler, de la Universitat Autònoma de Barcelona, aunque la especie en sí parezca relativamente pequeña su impacto puede ser bastante grande. Sobre todo debido a su rápido potencial de expansión y a su posible impacto en el resto de las plantas y animales que dependen de estos ecosistemas. 

"Estamos hablando de una planta que genera mucha cantidad de semillas que podría provocar una rápida expansión de su población"

Jordina Belmonte Soler

— Botánica

"Estamos hablando de una planta que genera mucha cantidad de semillas que podría provocar una rápida expansión de su población. Todo esto, a su vez, podría impedir el crecimiento de plantas autóctonas en estos terrenos y afectar a los animales de la zona que se alimentan de ellas", explica esta especialista. En este sentido, Belmonte también recuerda que la introducción de especies exóticas puede provocar cambios en las condiciones del suelo o la aparición de microorganismos indeseados como ciertos virus y bacterias con potencial de plaga. "Hay muchos impactos que podemos ver con nuestros propios ojos, como la expansión de las plantas, pero hay muchos otros que parecen casi invisibles pero que están ahí", comenta. 

En España ya se han detectado al menos un centenar de plantas invasoras que a menudo se han convertido en un elemento disruptor en muchos ecosistemas locales. Uno de los casos más conocidos es el de los famosos plumeros (Cortaderia selloana), unas plantas introducidas en el siglo XIX con fines ornamentales y que con el tiempo ha acabado colonizando una infinidad de ecosistemas y desplazando especies autóctonas de flora y fauna. También se conocen casos en que la introducción de especies de plantas exóticas ornamentales ha acabado, por ejemplo, propiciando la aparición de plagas como las polillas de boj (Cydalima perspectalis) que están causando verdaderos estragos en muchas especies de plantas y árboles que habitan en los bosques españoles.