Leemos

Sobre el duelo

La superación (o aceptación) de la muerte del otro en  La ridícula idea de no volver a verte de Rosa Montero

Rosa Montero

Rosa Montero / JoséJoaquínMartínezEgido

José Joaquín Martínez Egido

Que las fechas del calendario me condicionan las lecturas, no sabría yo si afirmarlo; ahora, que las fechas de la vida te las van determinando: doy fe. Eso es lo que me ha pasado con La ridícula idea de no volver a verte (Seix Barral, 2013; 2023) de Rosa Montero -por cierto, menudo título bueno para una novela de amor, que no sentimental, como esta- que después de años sin decidirme a leerla, pues cuando la tenía en la mano decididamente la devolvía a su estante en la librería, llegó el momento. Ahora, víspera de Todos los Santos, y en una semana de total aniversario para mí, lo vi, lo compré y lo he leído. Y es que, realmente, un libro sobre el duelo, sobre la pérdida de alguien de los tuyos antes de tiempo -si es que hay un tiempo oportuno para ello- no es recomendable para muchas personas, porque, a menos que lo pensemos o sintamos, podemos en estar de acuerdo con la autora en que «[…] lo más importante que me ha pasado en la vida son mis muertos» (p. 9).

El libro, el cual ya puede ser catalogado como ensayo novelado, o ya como novela ensayística, (que al final da igual la etiqueta), plantea a lo largo de 16 capítulos cómo ha sido su propio duelo ante la muerte de su marido a partir del diario de Marie Curie, quien también enviudó de forma traumática. Siguiendo dicho texto, que se ofrece como cierre del libro al final, Rosa Montero nos cuenta, porque eso es lo que hace, nos cuenta dicho diario incluyendo dentro y fuera de él sus propias apreciaciones sobre la historia de la Premio Nobel, sobre sus sentimientos, conjugándolos con los suyos propios, los cuales, más que mostrarlos descarnadamente, los hace pasar por el tamiz de lo vivido, de lo recordado y de lo que poco a poco se va asumiendo, si es que esto se puede lograr alguna vez. Empezar una nueva vida después de la pérdida («Cuando un niño nace o una persona muere, el presente se parte por la mitad» p. 9), reinventarse y muchos verbos positivamente parecidos, cuando, de verdad, lo que haces es vivir con el bagaje ya adquirido queriendo que no te impida, precisamente eso, vivir.

Así vamos conociendo la vida de Marie Curie, de sus años de jovencita, de su enamoramiento de Pierre, de sus estudios, con fotos de ellas, y de sus investigaciones que les causarán la muerte tanto a ella como a su hija; de la ingratitud de las personas y de la gratitud de muchas de ellas y, en medio de todo ello, el duelo ya en fase terminal de la autora. Me ha parecido estupendo el que su marido salga muy poco, prácticamente no está como personaje en la novela/ensayo-ensayo/novela, pues, de esta manera, está en cada una de las palabras de Rosa Montero, está en cada una de sus emociones y de sus ideas, porque es él el que la ha hecho pensar y sentirse tal y como lo ha hecho desde su muerte hasta la decisión de escribir el libro. La comprendo perfectamente, encontrarse en el centro del silencio.

Y todo ello con los temas tan característicos de la autora, como son, por ejemplo, el feminismo y la desigualdad social. Y también esas pinceladas de humor que la acercan a quien la lee y que la convierten en una autora que sabe entrar en lo coloquial como nadie para que lo más trascendental sea entendido a la primera: «![…] aunque los Curie no tenían ni idea del berenjenal en el que se estaban metiendo» (p. 101); así como también la inclusión de innumerables hashtags, cuyo listado se ofrece en la p. 211: #Ambicion, #CulpaDeLaMujer; #DebilidadDeLosHombres; #Felicidad; #HacerLoQueSeDebe, etc.

Y ¿por qué deberíais de leer este libro, novela, ensayo? Porque, como he dicho al principio, estas fechas invitan a lecturas que tienen que ver con muertos, y los de Marie Curie y Rosa Montero pueden asemejarse mucho a los nuestros y a nosotros mismos en nuestro proceso de superación del duelo. Decididamente cada libro tiene su momento para cada lector. A ver si tenéis suerte.