La mujer renacida

Pobres criaturas de Yorgos Lanthimos, es un organismo vivo, indomable, donde el diseño de producción lo es todo, que satiriza desde lo social, lo político y lo patriarcal

William Dafoe y Emma Stone en Pobres criaturas.

William Dafoe y Emma Stone en Pobres criaturas. / porJuanCarlosGonzálezA.*

Juan Carlos González A.

Si esta crítica hubiera sido escrita originalmente en inglés se hubiera titulado And God Created Woman, tal como se llamó en ese idioma a la película Et Dieu… créa la femme (1956), de Roger Vadim. El título en inglés para este texto se antojaba acertadísimo por dos motivos. El primero es porque hace homenaje directo a la mujer que interpretó Brigitte Bardot en esa película francesa, una joven huérfana que vive en la Riviera bajo sus propias reglas de conducta, guiada por sus apetitos sexuales e inmune a la pacatería social de la época, tal como lo hace Bella Baxter, la protagonista de Pobres Criaturas (Poor Things, 2023). Y el segundo motivo es literal: en realidad el doctor Godwin «God» Baxter fue quien creó a Bella a partir del cadáver de una mujer de 25 años que se había suicidado arrojándose a un río. A diferencia del Dr. Frankenstein, Godwin no utilizó partes de cadáveres, sino que reemplazó el cerebro de Bella por otro, el de un neonato.

La mujer renacida

La mujer renacida / Juan Carlos González A.

La verdadera historia de Bella Baxter nos la contó Alasdair Gray en su novela Pobres Criaturas, publicada en 1992 y que lleva por subtítulo, Episodios de la vida temprana de Archibald McCandles M.D., Oficial de salud pública escocés. El libro teje su propia mitología, pues según se nos cuenta, en los años setenta del siglo XX, el historiador Michael Donnelly encontró el manuscrito de McCandles y otros documentos relacionados en unas cajas en un andén del centro de Glasgow, tiradas ahí como basura. Donnelly conocía a Alasdair Gray y le propuso editar todo el material. Si nos atenemos a seguir el juego (y deberíamos) Pobres criaturas –el libro- es en realidad una crónica escrita en primera persona por Archibald McCandles, intercalada con dibujos anatómicos (él era médico), retratos y cartas de otros personajes.

Placer, dicha y poder

Se trata del relato de un prodigio de la ciencia y de la cirugía: un cirujano escocés amigo suyo, el Dr. Godwin Baxter, venía haciendo experimentos anatómicos con animales, pero al dar, en 1881, «vida» a Bella, a una mujer a la que le sostuvo sus funciones vitales tras su suicidio y le reemplazó el cerebro, hizo su máxima creación. Así, a sus 25 años, Bella es una mujer «recién nacida» para el mundo, y por ello no arrastra ninguna tara o prejuicio cultural ni social y todo lo que va aprendiendo lo recibe de su mentor librepensador, que se la lleva a recorrer el mundo y a nutrirse de experiencias que intuitivamente la van haciendo desarrollar su mente. Lentamente su cerebro va alcanzando la edad de su cuerpo y Bella se auto descubre mujer y al hacerlo encuentra en el sexo una fuente de placer, dicha y poder. Algo absolutamente subversivo y trasgresor para la época. «Ninguna mujer normal saludable –ninguna buena o sana mujer desea o espera disfrutar del contacto sexual, excepto como un deber. Incluso los filósofos paganos entendían que los hombres eran sembradores energéticos y las buenas mujeres campos pacíficos. En De Rerum Natura Lucrecio nos dice que solo las hembras libertinas sacuden sus caderas», afirma en el libro otro médico, el Dr. Prickett. Contra eso se levantó Bella Baxter. Ahora entra Yorgos Lanthimos a esta historia.

Expresionismo, Lynch, Fellini...

Cuando Lanthimos estaba rodando La favorita (The Favourite, 2018) y le mencionó al guionista de ese filme, el escritor australiano Tony McNamara, que estaba considerando rodar a continuación una adaptación del libro Pobres criaturas, este sabía que la novela de Alasdair Gray era una obra masiva y compleja, por eso a la hora de escribir ese guion –su primera adaptación- cambió el punto de vista: ahora sería Bella y su experiencia propia las protagonistas. Para hacerlo, McNamara simplifica al extremo el relato original (los puristas van a decepcionarse con el giro final del filme) y lo convierte en una suerte de road movie donde en cada sitio Bella (una Emma Stone llena de poderío), con sus ojos nuevos, va aprendiendo a conocer el mundo, va ganando autoconciencia y va creciendo en apetito sexual, esos «saltos furiosos» que tanto disfruta y que son reveladores para ella.

La película la planteó Lanthimos como un coming of age barroco, donde el diseño de producción lo es todo. Parte película expresionista (Caligari y Metropolis resuenan por acá), parte cine de la corporalidad a lo Cronenberg y Lynch, parte ficción retrofuturista, donde se funden la arquitectura orgánica de Antonio Gaudi y de Victor Horta con el surrealismo de Max Ernst. Todo eso reunido y visto a través de lentes ojos de pescado da como resultado un festín visual que va del blanco y negro del cine de terror alemán, al color saturado que llena los ambientes y el cielo. Sabemos que ese barco que lleva a Bella y a su amante, el tinterillo Duncan Wedderburn (Mark Ruffalo), no tiene intenciones de parecer real –como lo sabíamos en Y la nave va (E la nave va, 1983), del maestro Fellini- pero entendemos las reglas del juego y nos dejamos llevar. Es una película de Yorgos Lanthimos, este es su universo narrativo y visual. En ese mismo sentido está alineado el vestuario de Bella a cargo de Holly Waddington, que también va evolucionando a medida que ella lo hace. Blusas con hombreras gigantescas, jaulas de busto para aumentar el volumen y una tendencia a que toda su ropa luzca como parte de una anatomía, luzca como una vagina.

Pobres criaturas parece por todo eso, un organismo vivo. Una criatura indomable, de difícil control, sin embargo Lanthimos, que no es ningún director timorato, nunca pierde el norte de lo qué quiere contarnos y lo que quiere satirizar desde lo social, lo político y lo patriarcal. La emancipación de Bella está relatada con brío, con la fuerza incontrolable de un orgasmo. A veces caótica, a veces indescifrable, a veces misteriosa, a veces sensual, a veces rabiosa… Pobres criaturas es una película-mujer y eso lo explica y lo justifica todo.