Crónica del destape

El escritor ilicitano Andrés Guilló Javaloyes nos sumerge en la Transición y el cine del destape en la novela Interior día

Andrés Guilló Javaloyes.

Andrés Guilló Javaloyes. / porEduardoBoix

Eduardo Boix

Existe una expresión con aire de nostalgia de la que se desconoce el origen. Indagando, podemos encontrar que el primero o de los primeros en ponerla sobre papel fue Jorge Manrique en las famosas Coplas por la muerte de su padre: «cómo, a nuestro parecer / cualquiera tiempo pasado / fue mejor». Creo firmemente que no siempre es así, o, mejor dicho, casi nunca es así, pero la añoranza, la saudade, que dirían los portugueses, nos hace pensar lo contrario. El pasado, como todos los tiempos, tiene sus luces y sus sombras. Nuestro pasado histórico realmente tiene más sombras que deslumbramientos, pero el humano, como animal de costumbres, fabricado o creado para soportar todas las vicisitudes, se queda siempre con lo bueno. Sí que es cierto que el pasado nos sirve: primero, para no repetir los errores; y, segundo, para aprender lo que dijo Ramón de Campoamor: «Y es que en el mundo traidor / nada hay verdad ni mentira: / todo es según el color / del cristal con que se mira».

Cada cual tenemos una visión de las cosas: no es tanto la forma en que las veamos sino el ángulo en el que nos encontremos la información o el propio hecho. Porque cada cual tiene su opinión, su forma de ver las cosas, filtradas por la educación, las enseñanzas, el contexto social o la familia. Porque todas en ellas, en su conjunto, nos hacen lo que somos, lo que pensamos. Nos construimos a base de jirones de otros, de trozos de lo que vemos, oímos o nos enseñan.

Interior día, de Andrés Guilló Javaloyes, prologado por Juan José Rastrollo y publicado por Platero coolbooks ,con portada de la pintora ilicitana Tonia Baeza, es una crónica de esa época llamada transición española. Si nos basamos en datos históricos o historiográficos, la transición española es el periodo comprendido entre la muerte de Franco (20-11-1975) y la victoria del PSOE en las elecciones generales (28-10-1982). Con estas fechas podemos enmarcar un momento decisivo, no solo político, sino también social y cultural, de nuestra historia reciente. Guilló Javaloyes nos sumerge en la vida de una actriz del denominado cine de destape, que se retira a un lugar costero para huir de su pasado. En esa huida conoce a Miguel, un admirador que le hace reflexionar y regresar a ese pasado un tanto convulso. No se le conoce nombre, Rastrollo nos lo indica en el prólogo: «Y es que la protagonista, un trasunto de Susana Estrada, María José Cantudo, Silvia Aguilar, Victoria Vera, Bárbara Rey, Ágata Lys, Nadiuska o incluso Victoria Abril (...) Como si fuera una mezcla de todas ellas y de ninguna, como el arquetipo de la mujer con talento que acaba siendo, o que intentan que sea, una marioneta en manos de productores, directores o galanes. Personas a las que poco importó la vida de esas mujeres, tan solo miraron el beneficio monetario o físico, dependiendo del momento o de la circunstancia. Porque, como dijo Gasset: La vida nos dispara a bocajarro. Porque eso es la vida, un disparo certero, un cañonazo que nos conmueve o nos desangra. Eso es la vida, una reinvención o una muerte lenta y agónica. Todo esto nos muestra Andrés Guilló en su novela».

Crónica del destape

Andrés Guilló Javaloyes Interior día Platero coolboks ediciones 224 páginas / 18 euros / INFORMACIÓN

Andrés, como ya demostró en su anterior novela, Esmeralda sin brillo, es un gran retratista de la sociedad. Tiene la mirada de un cronista de sucesos. Sabe trasladar al papel las atmósferas de la época, la sicología de los personajes, los sucesos... Es como el reportero que, apostado a las puertas de un evento social, nos desgrana lo que se acontece dentro. Guilló le da ese ritmo cinematográfico que genera una tensión que ayuda a que el lector avance en la historia. Cuando lees la novela, muchos recuerdos comienzan a surgir y otros que no se recuerdan tanto nos retrotraen a aquella época. Andrés tiene la capacidad de llevarnos de la mano en su historia y, con mucha valentía, tocar temas poco conocidos o que se han querido olvidar. Mucha gente ha despreciado el cine español encasillándolo en ciertas películas de baja calidad, en las que las figuras femeninas eran meros objetos a pesar de tener un gran talento interpretativo: doblaban sus voces, acababan desnudas completamente y los hombres no. La sociedad cambió, vino la libertad, pero el machismo imperante campó a sus anchas igualmente. Porque de aquellos barros son estos lodos. Hemos avanzado, pero nos queda mucho por luchar y conseguir, no está ganada la guerra a pesar de las muchas batallas vencidas.

Fueron tiempos muy convulsos y, como todo proceso de cambio, quedaron recuerdos y personas por el camino. Es por ello que la documentación que maneja Guilló es inmensa. Ha sabido conjugar todos los elementos de la época con aquellos de su invención y que casen a la perfección. Andrés domina el costumbrismo pop, ese toque tan almodovariano que hace que nos sumerjamos en una historia sin caer en la frivolidad o el esperpento. España trasformó la oscuridad reinante en otro tipo de oscuridad, porque opresores y oprimidos siguió habiendo y la mujer, como siempre, fue la gran víctima de una sociedad con ansias de libertad. Pero fue un alto precio el que se pagó para ella, tanto en vidas humanas como en el daño sicológico que provocó que muchas de ellas, como la protagonista, se apartaran del mundillo hasta la casi desaparición. Como una purga machista y patriarcal. Podríamos definir que, hasta la fecha, Interior día es la gran obra de la transición o del destape. Guilló, con su fluida prosa, nos adentra en ese mundo en apariencia turbio, pero que, en esencia, no es ni mejor ni peor que otros. Estamos ante una novela de época, de las que dejan poso y nos hacen reflexionar sobre la condición humana. Porque el hombre es un lobo para el hombre.