La temperatura creativa del teatro valenciano

Dramatúrgia valenciana contemporània excluye a autores ineludibles y no genera la sensación de coro polifónico

Guadalupe Sáez Moreno. | EVA MUÑOZ ROSÚA

Guadalupe Sáez Moreno. | EVA MUÑOZ ROSÚA / porCarlosFerrer

Carlos Ferrer

En el teatro valenciano actual hay una convivencia generacional que comprende desde la literatura dramática de los veteranos Rodolf Sirera, Manuel Molins y Sanchis Sinisterra, al compás del teatro independiente en la década de los setenta (aunque este último ha desarrollado su labor al frente del Teatro Fronterizo en Barcelona y Madrid); que prosigue en autores como Carles Alberola, Chema Cardeña, Paco Zarzoso, Paco Sanguino y Roberto García, vinculados con compañías profesionales como Albena, Arden, Hongaresa, El Club de la Serpiente y L’Horta Teatre respectivamente; que culmina empezado el siglo XXI con dramaturgos como Juli Disla, Javier Sahuquillo, Pedro Montalbán y que por fin incorpora a las mujeres de forma significante en los últimos lustros, caso de Patricia Pardo, Begoña Tena, Lola Blasco, Núria Vizcarro, Josi Alvarado y Guadalupe Saéz. Las nuevas hornadas (como también sus predecesores) se han servido de compañías propias o de autor para desarrollar su labor como dramaturgos, caso de Jerónimo Cornelles con Bramant Teatre, Arturo Sánchez Velasco con el Teatro de los Manantiales, Jaume Policarpo con Bambalina, Sonia Alejo con La Medusa y Xavier Puchades con Teatrencompanyia, entre otros. Igualmente, la creación en equipo en el seno de las compañías es otra de las características del teatro valenciano con el nombre de la compañía como firma preponderante por considerarse un espectáculo colectivo, aunque destaquen nombres propios como Pau Pons en Pont Flotant y Jacobo Pallarés en Teatro de lo Inestable. Este sucinto panorama muestra a la Comunidad Valenciana como un territorio periférico, alejado de los grandes centros de la actividad escénica (Madrid y Barcelona), y que no logra asumir un protagonismo propio y relevante en la escena nacional, como también que los autores tengan dificultades para hacer llegar al público sus textos dramáticos sin una vinculación con alguna compañía teatral.

La temperatura creativa del teatro valenciano

Varios autores: Dramatúrgia valenciana, Contemporània Institut del Teatre y Editorial Comanegra, 260 páginas / 22 euros / Carlos Ferrer

Toda antología tiene que ser como un termómetro que mida la temperatura creativa de lo seleccionado además de la unidad en su diversidad, porque la literatura dramática suele expresar un presente que conlleva no solo su pasado, sino también su porvenir. El volumen Dramatúrgia valenciana contemporània, una coedición entre la editorial Comanegra y el Institut del Teatre, reúne cinco textos dramáticos estrenados entre 2016 y 2021 de autores nacidos entre la década del setenta y del ochenta del pasado siglo, textos que tienen las características del teatro documento, aunque los dos últimos (La sort y La confiança) encajen mejor en lo que se ha denominado autobiografía escénica. Este criterio de selección excluye dramaturgos ineludibles que permanecen orillados, como Pedro Montalbán, Lola Blasco y Antonio Cremades, por mencionar ausencias evidentes, y quizá no logre generar esa sensación de coro polifónico que permita distinguir las diferentes tonalidades que conforman el todo de la dramaturgia valenciana actual.

El primero de los textos reunidos, firmado por la compañía El Pont Flotant y titulado El fill que vull tindre, es una ácida reflexión sobre la educación y el papel de la familia en la educación de los hijos, una creación grupal dirigida a un público familiar que establece un diálogo intergeneracional (en ocasiones por desbastar) acerca de las dificultades para relacionarnos en el seno familiar con cierta ternura expositiva. El siguiente es la tragicomedia I tornarem a sopar al carrer de Begoña Tena y Xavier Puchades, ambientado en el valenciano barrio de El Cabanyal, que recoge la voz de sus vecinos en su lucha por conservar un barrio tradicional de la capital del Turia, aunque prevalezca un sentimiento fraternal por encima del conflicto latente y una defensa a ultranza de la memoria colectiva.

Instruccions per a no tenir por si ve la Pastora de la castellonense Núria Vizcarro Boix, vinculada a La Ravalera Teatre y actriz en el reparto del estreno de la obra, se apoya en la leyenda de la Pastora (Florencio Pla Meseguer) de la memoria colectiva castellonense, un personaje víctima de la incomprensión social por culpa de una tara física y de la posterior represión franquista, y reivindica la figura de los marginados e incomprendidos por la historia, de los vencidos, así como de la necesidad de la transmisión oral para conservar las costumbres de los municipios. Los testimonios recogidos se transcriben sin tensión y emoción, obviando lo irracional de lo real, y no evitan que esta sea la pieza más endeble del volumen.

La sort de Juli Disla, vinculado a la compañía Pérez&Disla e igualmente actor en el reparto de la obra, gira en torno a una familia homoparental, a las dificultades para la adopción desde el punto de vista del adoptador, a la diversidad del modelo familiar actual con los estigmas y las adversidades existentes, porque la familia es fuente de conflictos, daño y frustración y el teatro debe colocarnos frente a nosotros mismos y obligarnos a reflexionar, a revolver nuestras conciencias. Las dudas y la espera, el miedo y el deseo («era el nostre fill, però no era el nostre fill»), la ilusión y cómo cambia la vida tras la llegada anhelada del niño, cómo nos asomamos a nuestros misterios y obviedades. Es una de las piezas más interesantes del libro, un texto con diálogos fluidos que denotan la desenvoltura de un dramaturgo, cuyos primeros pasos fueron en 1998 con A poqueta nit. Una pieza madurada a fuego lento, ya que es fruto de la participación del autor en una de las ediciones del laboratorio de escritura teatral de la SGAE.

La alicantina Guadalupe Sáez Moreno, antes de iniciar su formación teatral en 2010 en talleres de dramaturgia, se vincula al mundo del periodismo y del audiovisual como guionista. Cofundadora de la compañía Lupa Teatre en 2009, ejerce labores no solo de dramaturga, sino también de directora de escena. Curiosamente, la pieza incluida, titulada La confiança, también es producto de un taller de literatura dramática, en este caso impartido por Sergio Blanco, máximo representante de la autoficción teatral. Sáez es habitual de los talleres y los ha cursado con Enzo Cormann, Paco Zarzoso, Sanchis Sinisterra y Patricia Pardo. La confiança está protagonizada por una mujer a punto de parir y un médico y es una denuncia sobre la violencia obstétrica y sobre la violencia medioambiental, sobre la soledad del parto y la indefensión de la parturienta, como también de la indefensión de los bosques y de los orangutanes ante la acción depredadora del hombre, la violencia durante el parto que sufre el cuerpo de la mujer frente a la violencia que sufren los orangutanes por la voracidad del hombre, una reivindicación del activismo social y feminista que pone a la par la desigualdad de género con la degradación ambiental, una lucha en la que la mujer tiene las de perder.