Cuatro años y medio de cárcel para un hombre por agresión sexual a un menor en Santa Pola

El condenado, que confesó los hechos, aprovechó que era amigo del padre de la víctima para invitarlo a su casa y realizarle tocamientos

La sede de la Audiencia Provincial en Elche. | ANTONIO AMORÓS

La sede de la Audiencia Provincial en Elche. | ANTONIO AMORÓS / A.FAJARDO

A. Fajardo

A. Fajardo

La Audiencia Provincial de Alicante, con sede en Elche, ha condenado a un hombre a cuatro años y medio de prisión por un delito de agresión sexual contra un niño de diez años. Además, tendrá que estar seis años en libertad vigilada y no podrá acercarse a menos de 500 metros de la víctima ni comunicarse con ella por cualquier medio durante más de nueve años y medio. También tendrá que indemnizar al menor con 6.000 euros por daños morales.

Los hechos ocurrieron en Santa Pola, según fuentes de la Policía Local, que participó en la detención del procesado. El hombre, aprovechando la relación de amistad que tenía con el padre de la víctima y que era amigo de sus hijas, lo invitaba a dormir en su casa, tal y como recoge el fallo judicial al que ha tenido acceso este diario.

Durante repetidas ocasiones, el condenado aprovechaba para realizarle tocamientos al menor y tras amenazarle con matar a su padre si se lo contaba a alguien, según la sentencia.

El detonante

Fue hace dos años cuando el acusado acudió a la playa con el menor y le pidió que se fueran a casa, a lo que la víctima se negó atemorizado por lo que podría ocurrir y el hombre inició una discusión en plena calle que hizo saltar las alarmas. La actitud del posteriormente detenido, así como lo ocurrido con el niño, motivó que los agentes sospecharan que algo inusual podría estar ocurriendo. Por ello, según fuentes de la Policía Local, centraron sus esfuerzos en la localización del menor, y en esclarecer el fondo de la cuestión.

Según recoge el fallo judicial, el acusado lo amenazó con estamparlo contra un coche y matarlo si gritaba, lo que provocó que dos vecinos tuvieran que intervenir para detener la situación. A raíz de aquello, el menor denunció lo que estaba ocurriendo desde que tenía ocho años de edad. El procesado llegó a confesar los hechos por lo que no fue necesaria la celebración del juicio oral.