La intervención arqueológica realizada en la Plaza de la Iglesia de Villajoyosa con motivo de una acometida de agua ha sacado a la luz ocho enterramientos del cementerio parroquial existente en el subsuelo junto con restos de muros de la ciudad íbera de Álon.

El departamento municipal de arqueología ha informado en un comunicado de que bajo el área cementerial, en el que se han hallado esqueletos, ha salido a la luz restos de los muros de la ciudad correspondientes a la etapa ibera, cuando la ciudad ya se llamaba Álon.

En concreto, se ha hallado la esquina de una estructura realizada mediante mampostería irregular trabada con barro y que constituye el zócalo sobre el que se alzaba un muro de adobes (ladrillos de arcilla sin cocer).

Restos caídos de este muro se han podido documentar en los derrumbes excavados al pie de dicha estructura, según las mismas fuentes.

Los materiales localizados la fechan en época ibera, momento en que el casco antiguo está ocupado por la ciudad sobre la que se asentaría la Allon romana, y que probablemente ya se llamaba Álon (los textos griegos la llaman Alonís).

En cuanto a los enterramientos, los esqueletos localizados pertenecen a ocho individuos adultos que fueron enterrados entre los siglos XIV y XVIII (periodo de uso del cementerio).ç

La datación de los restos no se puede determinar con mayor precisión hasta el estudio pormenorizado de los materiales exhumados, entre los que destacan la localización de dos monedas de bronce (en proceso de restauración), aunque probablemente sean de la etapa más reciente.

Los ocho enterramientos documentados proceden del cementerio del que se tiene constancia por fuentes documentales, ubicado bajo la Iglesia y la Plaza anexa, en el Casco Antiguo, declarado Bien de Interés Cultural.

Dicha área se utilizó en la época bajomedieval y moderna y se mantuvo en uso hasta finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, momento en que se trasladó al cementerio del Calvario (Ermita de Nuestra Señora de la Salud), ubicado en las afueras de la ciudad.

El traslado del camposanto vino motivado por la Real Cédula de Carlos III de 1787 que, por razones de seguridad y peligro de epidemias, promovía el cambio de ubicación de estos cementerios fuera de los núcleos urbanos, donde se ubican a día de hoy.

Los restos óseos, una vez depositados en Vilamuseu, serán analizados por un antropólogo que podrá aportar datos sobre el sexo de los individuos, su edad y las diferentes enfermedades que pudieron padecer.

Hasta el momento se conoce el sexo de uno de los individuos, una mujer adulta que ha conservado un pendiente de bronce con el que fue enterrada, así como un enterramiento infantil.

La actual excavación arqueológica se limita a una franja de 3 metros de largo por 40 centímetros de anchura para la canalización de agua proyectada.

Sin embargo, en un futuro próximo se excavará sobre un área más amplia en la plaza de la iglesia con motivo de las obras de restauración de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, "lo que aportará un mayor conocimiento acerca del área cementerial, de la ciudad ibérica y de algunas claves de la historia de Villajoyosa", según las fuentes.