Comercios, bares, cafeterías, discotecas, taxis, agencias de viaje, espectáculos y una larga lista de negocios dedicados al turismo se encuentran en la cuerda floja por la crisis sanitaria. Los empresarios de Benidorm lanzaron ayer un grito desesperado para intentar salvar los muebles y que miles de negocios no se vayan a la quiebra en los próximos meses. Para ellos, la ampliación de los ERTE hasta Semana Santa es la salvación para empresas y autónomos. Pero también que se tomen medidas y ayudas para afrontar las consecuencias económicas de la pandemia.

Así que ayer se manifestaron para pedir una solución que permita salvar cerca de 18.000 puestos de trabajo en la ciudad y miles de negocios abocados a cerrar sus puertas. «Erte o muerte. Salvemos Benidorm» fue el lema que eligieron ayer para su protesta formada por una caravana de 700 vehículos que recorrieron las principales avenidas de Benidorm. La concentración acabó con la lectura de un manifiesto en el que cargaron duramente contra el Gobierno central, al que pidieron «medidas excepcionales», entre las que se encuentran esa prórroga de los ERTE pero también bonificaciones de la Seguridad Social o ayudas al alquiler, entre otras.

Al borde de la quiebra

La situación de Benidorm es crítica, como así apuntaron los asistentes y organizadores. El presidente de la Asociación de Comerciantes de Benidorm (Aico), Raúl Parra, indicó que «para el comercio es importante entrar en esos ERTE» para tener el menor número posible de «cierres de aquí a Semana Santa». Así apuntó que «ahora mismo hay un 40% cerrado». Y es que esa ampliación de los ERTE y que cubran el invierno es primordial para todos los sectores que trabajan en el turismo, como los bares, cafeterías o restaurantes. «Vivir solo con los ciudadanos de Benidorm, 70.000 habitantes, con un comercio y una hostelería para más de 500.000 va a ser inviable. O cerramos hasta que esto se despeje y la gente pueda volver a hacer turismo o tendremos que cerrar y no volver a abrir», indicó Javier del Castillo, presidente de Cobreca. Y dio cifras: «en Benidorm nos podemos ir de 4.000 a 5.000 empleos fuera y más de 500 establecimientos tendrán que cerrar». El presidente de Cobreca, Pablo González, añadió que «la situación es crítica y la receta la tiene el gobierno».

A la concentración de ayer acudieron además representantes de otros negocios como el vicepresidente de Ociobal, Rubén Navarro, quien afirmó que el ocio nocturno está herido de muerte tras meses cerrado. Para el presidente de la Asociación de Agencias de Viajes (Avibe), Juan José Pérez Parker, la no ampliación de los Ertes «será la crónica de una muerte anunciada del pequeño y mediano tejido empresarial de la ciudad».

El sector del alojamiento no está en mejor situación. Desde Hosbec, su vicepresidente Federico Fuster apuntó que «es una crisis tremenda». Así, desde la Asociación de Campings de Benidorm, Paco Delgado, añadió que las bonificaciones a los Ertes son necesarias, si no «tendríamos que ir a un ERE y eso sería mucho peor». Para Miguel Ángel Sotillos, presidente de Aptur (Asociación de Apartamentos Turísticos), el sector podría desaparecer si no se ponen soluciones porque «la situación es crítica». Con ellos, Fernando Germán, representante de Avalupi (Asociación Valenciana de Ludotecas y Parques Infantiles) también reclamó medidas para estos negocios que han puesto todas las medidas para ser seguros ante la pandemia.