Pasillos vacíos, puertas cerradas y escaleras tapadas con vallas. Las obras de rehabilitación de la estación de autobuses de Benidorm arrancaron hace tres semanas con la intención de acabar con todos los desperfectos y dejar un espacio listo para la siguiente concesión. Desde entonces, solo está operativa la planta baja del complejo, la de los andenes para los autobuses, y un ascensor es el único medio para llegar al tercer piso del edificio donde está el único negocio abierto, un gimnasio, que sigue funcionando junto al hotel de la misma. El resto, es una zona a la que se ha restringido cualquier acceso mientras los trabajos siguen su curso.
El 31 de marzo, los primeros operarios iniciaban las tareas para adecentar esta infraestructura tras años de abandono. Junto a ellos, la Policía Nacional se encargaba de desalojar a varios okupas de los locales comerciales y comprobar que no quedara nadie en su interior. Era uno de los momentos más esperados: las obras que permitirían renovar la infraestructura tras resolver el contrato con el anterior concesionario, el empresario alicantino Enrique Ortiz, y poder sacar una nueva concesión a concurso que le diera la vuelta completamente a la situación de la estación.
En este tiempo, los operarios han tabicado los locales de la primera planta; aquellos que tantas veces han sido protagonistas de imágenes por los agujeros que llenaban las paredes hechos para poder acceder a ellos. Ahora, no hay acceso ya a ningún local y aparecen paredes blancas en su lugar. Pero no solo se ha acabado con la entrada a esos locales, sino que la zona comercial del edificio, la más grande, también ha quedado sin acceso, tanto desde el aparcamiento en la primera planta como desde cualquier puerta alrededor de la estación. Varios carteles avisan de que solo se puede acceder al gimnasio ubicado en la tercera planta, el único que se mantiene en funcionamiento, y que, además, solo puede hacerse desde uno de los ascensores.
Porque las rampas mecánicas o cualquier otra escalera están cerradas por seguridad mientras duren los trabajos. Se han vallado los pasillos y es imposible acceder a esas zonas. Y el aspecto impresiona porque solo se oye silencio que rompe la llegada del ascensor. Pero también, según las fuentes consultadas por este diario, se ha cerrado todo para que los okupas no vuelvan a hacerse con una parte de la estación. Así, aún se acumula suciedad en algunas zonas y restos de las lluvias y tormentas de las últimas semanas. Con todo, por ahora, solo ha sido un primer lavado de cara porque los trabajos seguirán hasta completar lo que recoge el proyecto de rehabilitación que presentó la anterior concesionaria.
Mientras, la actividad sigue en ese gimnasio y en el hotel. Así, la entrada principal al lado de este alojamiento también ha sido cerrada por medio de paneles que avisan que los accesos solo se harán por la otra zona. Es decir, por la planta baja donde se ubican los andenes. En ella, los viajeros que llegan y se van de Benidorm siguen esperando a los vehículos, esta vez sin ver la zona superior que los últimos años ha presentado un estado de completo abandono siendo la primera imagen que recibían de la ciudad los miles de turistas que llegan a ella en autobús.
Cabe recordar que el proyecto de reforma que debe ejecutar Ortiz fue valorado en su día por los técnicos municipales en 287.141 euros. Un importe que debe servir para dejar todo listo y sin desperfectos para que la siguiente adjudicataria. Según las mismas fuentes, los trabajos siguen su curso y se espera que "estén terminados lo antes posible".
Pero no solo está en marcha la rehabilitación de la estación sino que el Ayuntamiento sigue el proceso para sacar a concurso los nuevos pliegos para adjudicar de nuevo esta infraestructura. Las mismas fuentes confirmaron que se está trabajando en la redacción de los mismos.
Los trabajos para rehabilitar la estación son un capítulo más en la larga historia de esta infraestructura tan importante para una ciudad turística. Los tribunales anularon en 2012 la adjudicación a Ortiz. Tras años de batallas en los tribunales y en los despachos para negociar un final decente, el 16 de marzo, el alcalde de Benidorm, Toni Pérez, y un representante de la mercantil de Ortiz firmaron la rescisión de la concesión, por el cual el Ayuntamiento tiene seis meses de plazo, más otros tres de prórroga, para sacar de nuevo a licitación la gestión de la terminal. La nueva empresa que resulte adjudicataria deberá abonar a Estación de Autobuses de Benidorm SL un total de 24,5 millones como compensación por el dinero que invirtió construyendo la terminal y que todavía no habría amortizado.
En el caso de que el concurso quedara desierto, será la empresa del constructor la que siga gestionando el edificio aunque ya con toda la obra legalizada, mientras que el Consistorio no tendrá que desembolsar ninguna compensación. Y aunque la empresa tenía dos meses para poner en marcha ese proyecto de rehabilitación, se modificó dicha cláusula del convenio para que las obras fueran "inminentes"; y lo fueron porque solo tardaron unos días en comenzar a finales del mes de marzo y antes de que llegara la Semana Santa.
