Crítico, teórico del arte y comisario de exposiciones, Nacho París llega el viernes al MACA (Museo de Arte Contemporáneo de Alicante) para realizar una reflexión en torno a la exposición Arte en una tierra baldía 1939-1959, que con fondos del IVAM se puede ver en el museo alicantino. La charla, que se celebra a las 18.30 horas, lleva por título Cuando la forma fue asunto de Estado.

La muestra recorre a través de más de 80 piezas, procedentes de diversos museos y coleccions, la historia de la creación entre la contienda española y la II Guerra Mundial.

Imagen de la exposición "Arte en una tierra baldía" del MACA Pilar Cortés

"La exposición pretende mostrar las distintas maneras de hacer arte, estilos que conviven, no desde una evolución de un estilo sobre otro sino desde la simultaneidad", afirmaba Nacho París durante la inauguración de la exposición. "Me atrevería a decir que el arte es siempre el mismo y son las soluciones formales las que pueden caer de un lado o de otro".

"Tuvo el primer franquismo un decidido empeño cultural: primero más de imperio crucifijo y raza, de arte académico o popular, y después más español y místico, vanguardista e internacional". Pero aquel Estado, según París, prohibía o promocionaba, siempre decididamente, unas formas artísticas u otras según creyera conveniente.

Aquello era parte fundamental de sus políticas, bien de adoctrinamiento, o de internacionalización. "Y en esos giros de guion, encontró el decidido apoyo del amigo americano que anduvo también ferozmente empeñado en demostrar, a través del arte, que el capitalismo era el territorio natural de la libertad individual. De menos tiempo que el franquismo disfrutó la Alemania de Hitler — tirano que había soñado ser artista y al que Oskar Kokoschka le arrebato una beca en Viena— para desarrollar su fiero proyecto cultural clasicista, de exterminio y arte degenerado».

Fueron tiempos convulsos, terriblemente violentos, que acabaron con la vida de muchos, que empujaron al exilio a tantísimos. "Tiempos en los que ciencia, cultura y razón de estado anduvieron de la mano del horror dejando una resaca de pasmo y escepticismo ante el proyecto civilizatorio occidental. Tiempos en lo que el arte fue condicionado radicalmente por la historia y el pensamiento político".