"El ADDA y la orquesta han sido un revulsivo para nuestra sociedad, nos pone en otro plano"

El director de ADDA Simfònica celebra la doble nominación a los Grammy Awards y a los Latin Grammy del disco "Ritmo. Chick Corea Symphony Tribute", grabado en el ADDA

Josep Vicent: "El ADDA y la orquesta han sido un revulsivo para nuestra sociedad"

Alex Domínguez

África Prado

África Prado

Josep Vicent recibió este viernes por sorpresa la nominación a los Grammy americanos, que se suma a la de los Grammy Latinos, un doble triunfo que significa que el álbum "ha llegado a mucha gente" y "ha valido la pena porque ahora tenemos una marca cultural propia". El director artístico del ADDA y director titular de ADDA Simfònica cree que la orquesta está «en estado de gracia» y el auditorio, dispuesto a nuevas aventuras: una próxima ópera en Navidad y la producción del primer ballet en 2024.

¿Qué significa esta nueva nominación a los Grammy americanos?

Es, de nuevo, un shock impresionante porque la repercusión es muchísimo mayor y significa que el álbum de verdad ha llegado a mucha gente. Es una confirmación y un agradecimiento. Lo que me ilusiona es que la gente sienta que ha valido la pena el camino hasta aquí, porque ahora tenemos una marca propia cultural. Quiero hacer un agradecimiento colectivo a todos los implicados en el disco -músicos, solistas, arreglistas, la Diputación... - y a todos los que han visto este trabajo con los mismos ojos que nosotros.

En la grabación del disco, ¿ya vio que había algo especial?

Ese disco en concreto es algo que hemos creado adrede. Yo tenía en la cabeza esa idea de Chick Corea desde los 20 años, cuando mi madre me regaló un disco de un concierto en Zúrich, y este es un disco que hemos hecho muy a conciencia desde cero: buscar arreglistas, solistas, hacer la selección, buscar al ingeniero, la discográfica... Han sido meses y meses y un curro enorme de todos. Este es un disco diferente y lo sabíamos. Hay otros discos muy especiales, como la integral de Stravinsky, y muchos han tenido ya varios premios, pero, claro, lo de los Grammy es un boom.

Ese concierto transmite en directo mucha energía. ¿Se repetirá?

Lo hemos hecho tres veces y creo que se repetirá. Hay conversaciones bastante factibles para ir al Festival de Liubliana en el verano de 2024. Es un espectáculo muy grande, costoso porque somos una orquesta de gran plantilla, con iluminación, muchísima amplificación, seis solistas añadidos: el trío de Emilio Solla, Paquito D’Rivera, Antonio Lizana, David Pastor... Pero hay mucho interés en volverlo a hacer.

Dijo Paquito d’Rivera que esta es una orquesta sinfónica con mentalidad de quinteto de jazz.

Eso es un gran piropo. Porque las orquestas, cuando crecemos en tamaño, corremos el peligro de perder una cosa esencial, la comunicación de la música de cámara. Si tú y yo tocamos una pequeña pieza a dos palmas, estamos absolutamente conectados; si somos tres, se reparte la conexión entre tres, y si somos noventa, a veces se convierte en una gran máquina que pierde un poco la conexión del detalle. Y eso en esta orquesta no pasa. Hemos conseguido mantener el trabajo camerístico. Además, yo soy un director muy obsesivo con el ritmo y eso la orquesta lo lleva en su genética.

"Que nos hayan nominado a los Grammy americanos significa que el álbum ha llegado a mucha gente"

undefined

¿Eso mismo que dice D’Rivera se puede aplicar al director? 

A ver, yo dirijo ADDA Simfònica y aplico todo el espectro de aprendizaje que he tenido, sea en la música improvisada, en la contemporánea o en la clásica. Nosotros somos un instrumento. Una orquesta, contrariamente a lo que mucha gente cree, no es un estilo, ni una época. Una orquesta puede tocar todos los estilos porque es un instrumento con unas posibilidades técnicas y útiles. Yo intento que la orquesta se acerque a los repertorios con las necesidades que se requieren y, en concreto, Ritmo es un disco con un fraseo muy jazzístico.

¿Es consciente de que no es un director de orquesta al uso?

Yo qué sé. Esta profesión es complicada porque está muy expuesta siempre, no te puedes equivocar y que no se den cuenta, y eso hace que te vayas creando una personalidad en el trabajo muy cercana a tu forma de ser porque soy músico, lo he sido toda mi vida y no he hecho otra cosa. Yo creo que soy un director al uso, a lo mejor los que no son al uso son otros (ríe).

Dice que la orquesta está «en estado de gracia». ¿Cómo se consigue eso en cinco años?

Ha sido mucho trabajo, muy intenso, y una cantidad de programas que a veces nos cuesta recordar. Muchos conciertos de temporada, repertorios, varios viajes y giras. Eso hace que estemos en un entrenamiento muy constante que, de hecho, al volver de vacaciones me encuentro haciendo el trabajo de revulsivo para retomarlo donde lo dejamos. Ese trabajo ya es parte de nuestro bagaje. Encima coincide con un momento donde las diferentes personalidades de la orquesta se han ido adaptando y somos un todo. Yo soy capaz de decirle cosas a la orquesta con un gesto muy pequeño que a otras orquestas no puedo. El nivel de comunicación es muy grande.

Josep Vicent, durante la entrevista

Josep Vicent, durante la entrevista / Alex Domínguez

undefined

¿Son los pasos lógicos o han ido rápido?

Siempre digo que esto es un proceso, pero es verdad que el proyecto es absolutamente especial y de enorme nivel y sí que ha sido un proceso rápido. También, porque nosotros somos muy obsesivos y hemos trabajado muy a tope. 

¿Sigue en pie lo de tocar en el Auditorio Nacional de Madrid y en el Palau de la Música en Barcelona?

Sí, ahora en diciembre, junto al Orfeón Donostiarra, el coro más prestigioso de nuestro país, hacemos una gira con la Novena de Beethoven y solistas espectaculares en los cuatro auditorios más impresionantes de España: Zaragoza, Madrid, Barcelona y Alicante. Es una gira importante, dentro del ciclo Ibermúsica, que habitualmente es un espacio consagrado solo para las grandes orquestas.

¿Debería crecer más ADDA Simfònica o no es necesario?

La orquesta está en un proceso que no se debería frenar, porque el efecto que tiene hacia fuera se multiplica y cada vez es más fácil porque la mochila es más grande de experiencias y de repercusión. Si a nosotros nos dicen hace cinco años que Filmin quiere sacar un vídeo de la orquesta, que estamos a punto de la gala de los Grammy, el día 17 de los International Classical Music Awards, que tenemos un estreno de Nicola Campogrande, que nos vamos de gira con el Orfeón Donostiarra... yo habría dicho: ¿Estás loco o qué? Imposible.

«ADDA Simfònica está en un proceso que no debería frenarse, pero el crecimiento ha de hacerse pasito a pasito»

undefined

Si ahora tiene 60 músicos, ¿cuántos debería tener en los próximos cinco años?

El otro día en Valencia me decía el director musical del Palau que tenían que llegar a 110 músicos para tener las secciones equilibradas. Nosotros somos ahora mismo una orquesta de un tamaño medio y no es del todo cierto que seamos 60, porque somos 60 en plantilla, pero tenemos una bolsa de trabajo de gente que está continuamente con nosotros muy amplia, y yo confío en que poco a poco se consoliden las secciones al nivel que necesitan, de una orquesta a cuatro, que es el repertorio que mayoritariamente hacemos.

¿Qué es una orquesta a cuatro?

Una orquesta a dos es una orquesta, digamos, de la época de Beethoven, con dos flautas, dos clarinetes, dos oboes, dos fagots, y a cuatro es el doble. En el crecimiento de una orquesta no puedes aumentar una sección sin crecer en otra, va todo a la vez. Si yo pongo 14 primeros violines necesito 6 contrabajos; si pongo 18, necesito 10, porque, si no, se desequilibra. Por eso, el crecimiento de la orquesta se ha de controlar bien y hacerse pasito a pasito. Pero también creo que la repercusión, la aceptación social y el compromiso que hay de nuestra tierra y del entorno político con la orquesta es impecable y están absolutamente decididos a dar un impulso claro. Creo que se seguirá por ese camino. Lo hecho hasta hoy es muy grande y es para agradecerlo. La Diputación de Alicante ha sido una madre absolutamente entregada a la creación de este proyecto.

¿Qué obra les gustaría abordar en próximas temporadas?

¡Buah, muchas! Esta en la que estamos tiene hitos para mí. Que podamos hacer la Sinfonía de Luciano Berio en breve, un compositor que fue una auténtica revolución en el siglo XX, una sinfonía para voces amplificadas y orquesta, es una pasada; o seguir poniendo piezas en pie como la Sinfonía de Leningrado o la Novena de Beethoven, son piezas que son símbolo de la potencia sonora de la orquesta; o una obra de Messiaen, que tuve la suerte de tocar cuando aún vivía. Hay muchas aventuras aún por llegar.

Josep Vicent, en el escenario del ADDA

Josep Vicent, en el escenario del ADDA / Alex Domínguez

undefined

Hablemos del ADDA, que dirige desde 2016. ¿Qué ha supuesto para Alicante?

El ADDA y la orquesta no pueden ser cosas separadas, por mucho que alguna gente no lo quiera entender. El edificio tiene sentido solamente cuando tiene dentro un proceso creativo vivo propio.Si no, se convierte en un armario para exponer, en un expositor de una tienda. Solo tiene sentido si tú creas la chaqueta, la idea y la filosofía de la chaqueta, por eso no se pueden ver separados, sino juntos. Antes de mi llegada al ADDA yo planteé que solo tiene sentido un proyecto así si se crea un contenido real propio. Juntos han sido un revulsivo para nuestra sociedad. Sin ninguna duda. Yo veo a la gente los días de concierto y es que esto nos pone en otro plano. Es como tener, o no, un museo contemporáneo en la ciudad, o un parque grande con árboles, es que es esencial el acceso a la cultura. Y que la gente pueda sentir que lo que pasa aquí es propio, y poder acceder a programas que se harían igual en París al precio al que aquí acceden es un revulsivo que puede servir como tractor de muchas otras cosas.

La Sinfónica de Londres solo ha tocado en cuatro ciudades y una de ellas ha sido Alicante.

Por supuesto. Eso lleva siendo así desde que estoy en el ADDA. Hemos sido una de las tres patas de la programación de música sinfónica española durante siete años, así de claro te lo digo. Y con la orquesta propia, más.

También ha traído la ópera a un auditorio sin tramoyas. 

Sin y con. Hemos hecho de todo (ríe). Y ahora estamos a punto de otra: los días 22 y 23 de diciembre hacemos una ópera para familias realmente espectacular, El retablo de Maese Pedro. Esta producción la creó el Teatro Real en colaboración con el Liceo de Barcelona y ahora por fin la vamos a poder hacer aquí. Es brutal, muy diferente a lo que hemos hecho con anterioridad.

¿Hay algún otro desafío por delante?

Estamos ahora en conversaciones para hacer una producción de ballet con una coreógrafa alicantina. Vamos a intentar poner en pie Romeo y Julieta lo más pronto posible con una producción y coreografía nueva creada por una alicantina. Será una historia de amor con un twist del siglo XXI, para el año que viene.

¿Crece el público joven en el ADDA?

Sí, porque hemos puesto en marcha políticas para dejarles espacio. Aunque hay conciertos específicos y precios especiales para ellos, los últimos minutos antes de las entradas dejamos acceder a público joven. El público joven de 35 a 40 años ha crecido porque nuestros abonados van cambiando. Al más joven es al que vamos creando espacios nuevos.

«Hemos sido una de las tres patas de la programación de música sinfónica española durante siete años»

undefined

¿No es un poco agotador dirigir ambas cosas?

No siento que llevo las dos cosas, siento que llevo mil cosas porque me gusta estar implicado y que las cosas vayan de la mano. Creo que un hospital funciona mejor si quien lo dirige es médico. Yo dependo de un patronato que decide y tengo un equipo que se encarga de los departamentos. Si digo que Mª José García [la coordinadora artística] lleva el ADDA no lo digo por decir. Mi función principal como músico es dar a este edificio un alma de músico para que el ADDA esté vivo, es mi responsabilidad como director artístico y titular, un cargo muy habitual en mi sector. Eso no quita para que yo dirija de vez en cuando en otros sitios porque ADDA Simfònica la dirigen otros directores y directoras. Acaba de estar Beatriz Fernández y ahora viene el maestro Bleuse de París, porque la orquesta tiene que tener influencias externas.

¿Qué tiene de especial el concierto de este sábado por el Día de la Guitarra?  

Es importante porque con algunos compositores de alto nivel estamos generando repertorio propio, que crean músicas específicas para nosotros. Uno de ellos es el maestro Nicola Campogrande, que nos ha escrito un nuevo concierto para guitarra española y orquesta que estrenamos este sábado en la primera audición mundial de la obra, con una solista de guitarra maravillosa, Anabel Montesinos, brutal. Y además el programa es muy emotivo. Hacemos dos grandes piezas de Mussorgsky y Tchaikovsky al principio y al final que son piezas de verdadera pasión. Es un programa muy moderno y muy intenso a la vez, que realizamos en colaboración con la asociación Alicante Guitarra Clásica.