David Russell: "José Tomás me enseñó a tocar la guitarra y a inspirar a otros"

El guitarrista escocés recibe este martes a las 12 horas el II Premio Alicante Guitarra Clásica en la sala multimedia del Rectorado de la Universidad de Alicante

El guitarrista David Russell

El guitarrista David Russell / PILAR CORTÉS

África Prado

África Prado

Escocés criado en Mahón y afincado en Galicia desde hace años, David Russell (Glasgow, 1953) es uno de los mejores intérpretes de guitarra española y maestro desde su inicio del Máster en Interpretación de Guitarra Clásica de la Universidad de Alicante. Este martes, el ganador de un Grammy como mejor instrumentista en 2005 y profesor invitado de la Royal Academy of Music de Londres recibe el II Premio Alicante Guitarra Clásica de manos de la rectora de la UA, Amparo Navarro.

Es profesor desde el primer año del Máster de Guitarra. ¿Cómo ha evolucionado en estos doce años?

Hemos aprendido mucho sobre cómo hacerlo (ríe). El entusiasmo del primer año fue muy especial por ser el primero, pero seguimos todos con las mismas ganas. Cada año vienen nuevos alumnos, este año han llegado de ocho países diferentes y al final son 120 o 130 los estudiantes que han pasado por aquí medio año estudiando y tocando la guitarra en Alicante todos los días.

Con diferentes maestros.

Claro. Varios estamos cada año: Nacho [Ignacio Rodes], por supuesto, porque es el director académico de este proyecto, Manuel Barrueco y yo. Nosotros tres somos fijos y cada año vienen maestros maravillosos.

¿Sigue pensando que este fue un máster pionero?

Es pionero porque todos los alumnos viven juntos en el albergue San Roque y la experiencia no es solo musical. Aquí están todos juntos, la cantidad de alumnos es pequeña, traen sus conocimientos de diferentes partes del mundo y aprenden entre ellos tanto como con nosotros, los profesores. La experiencia de vida sí es pionera, vivir totalmente inmerso en la música, en la guitarra, es muy especial. Que yo también lo haría, tengo envidia de ellos y me gustaría estar sentado al otro lado (ríe).

A raíz del máster hay un ciclo de guitarra clásica en el ADDA, los alumnos dan recitales por todo el territorio... ¿Alicante es un punto de encuentro para la guitarra?

En muchos sentidos, claro que sí. Alicante ya lo era hace mucho tiempo, cuando estaba José Tomás, que siempre atrajo hasta Alicante a muchos alumnos de todas partes. Yo vine aquí hace casi hace 50 años y la verdad es que me marcó. Viví en una tienda de campaña en la Albufereta durante un mes en verano y al año siguiente otro mes; fue muy bonito y aprendí un montón, no solo de guitarra, sino de vida. Y ese encuentro con la guitarra se revive ahora con el máster. La ayuda que la ciudad ha aportado -con la Universidad de Alicante, la Diputación y el Ayuntamiento- ha sido muy importante para elevar el nivel de lo que se puede hacer con el Máster.

¿En estos once años ha salido algún guitarrista muy bueno del máster?

Sí, bastantes. Casi todos los años sale uno o dos alumnos de nivel excepcional. Yo viajo mucho por todo el mundo por mis conciertos y muchas veces me encuentro con antiguos estudiantes que ya son profesionales, profesores en universidades, o que hacen sus propios conciertos en muchos rincones del mundo.

¿Qué aprende de los alumnos?

Yo les chupo la sangre (ríe). Los jóvenes tienen algo especial, esa ilusión de algo nuevo, que yo también quiero seguir teniendo. Aunque yo tenga los conocimientos, estar con ellos me aporta el entusiasmo, que es muy importante, y eso se transmite.

Usted, que ha ganado un Grammy, ¿cómo valora el premio Alicante Guitarra Clásica?

Yo lo valoro como un premio muy personal porque estoy involucrado en este proyecto desde el principio y lo siento tan mío como lo siente Nacho y todos los demás que trabajan para que esto funcione. El premio es muy importante para mí.

Siendo escocés y viviendo en Galicia, ¿no le dio por la gaita?

(ríe) Es que crecí en Menorca, aunque tampoco hay mucha tradición de guitarra, pero en casa el único instrumento que había era una guitarra, que mi padre tocaba y me enseñó, y fue por esa coincidencia. Y a veces pasa que de pequeño, por ejemplo, yo jugaba al fútbol y era normal, pero con la guitarra sí era bueno y eso sí te anima porque era el mejor guitarrista de mi calle y de mi pueblo, y le dediqué muchas horas porque me encantaba. La guitarra era mi muleta. Yo era un poco tímido de niño, pero si me dabas una guitarra te tocaba algo. Y luego me vio un músico de Londres, que pensó que debería estudiar en serio y me fui para Londres. A los 16 años ya era guitarrista.

¿Qué le aporta la guitarra?

Puede parecer un mundo pequeño, pero cuando abres la puerta el mundo es amplísimo. Nunca voy a poder aprender todas las obras que se escribieron para guitarra, ni visitaré todos los lugares del mundo que quieran escuchar la guitarra, pero hay miles de cosas que me aporta la guitarra en mi vida. Me encanta viajar y como guitarrista a lo mejor viajo nueve meses al año con mi mujer...

Que también es guitarrista...

Sí, ella acabó la carrera de guitarra aquí en Alicante, aunque no toca en público, pero durante la pandemia tocamos mucho juntos e hicimos algunos vídeos. Pero conoce el mundo de la guitarra y sabe si hablamos de la obra de Bach o de Fernando Sor.

¿Qué obra le gustaría tocar que no haya tocado aún?

Hay muchas, especialmente las obras que se están escribiendo ahora. Yo cada año intento poner alguna obra más contemporánea en el programa, me gusta tocar obras escritas por amigos o por gente que conozco, por la conexión personal. No me siento especialista en música contemporánea, me siento un poco "omnívoro" de todos los estilos.

Aunque es guitarrista clásico, es capaz e reconocer a un buen guitarrista de blues o de rock...

Por supuesto. Y de flamenco, que me encanta. Fuera de la guitarra clásica, hay un semi-country o country desarrollado, como el de Chet Atkins, donde hay gente que toca de maravilla. Yo podría aprenderme las notas, pero hay que vivirlo para tocarlo, como el jazz, y en el flamenco pasa un poco lo mismo, que me encanta escucharlo pero no me atrevo a tocarlo.

¿Pero hizo un disco de música gallega?

Hice uno con música celta, con arreglos míos, más bien de Escocia o Irlanda, pero ahí no tengo que ser totalmente folclórico, puedo hacerlo un poquito clásico. Incluso Beethoven o Haydn arreglaron canciones escocesas antiguas. Hay muchos estilos que no son clásicos, pero tampoco están muy lejos, se rozan, igual que hay mucha música española que es prima hermana del flamenco, pero no es flamenco.

¿Quién es su maestro de referencia?

José Tomás fue mi maestro más importante. Tuve otros, claro, pero Tomás tocaba fenomenal y su manera de dar clases y de demostrar lo que quería con la música... A mí me enseñó cómo tocar, como dar clases e inspirar a otros.

Dicen de usted que pone belleza en cada nota que toca. ¿Eso cómo se transmite?

Lo primero es querer hacerlo, no simplemente tocar las notas sino darle un sentido. A veces creo que una pieza de música es como una obra de teatro y tú eres como un actor, que puedes ser aburrido o interesante. Hay algo en la personalidad que debe salir para que el sentido teatral o emocional detrás de las notas sea lo que llegue. La técnica es fundamental y las notas son lo básico, pero el objetivo final es el arte, que es lo que el público final apreciará.  

¿La guitarra es el instrumento más universal?

Sí, porque es un instrumento bastante fácil para tocar de forma básica, te aprendes cuatro acordes, te la llevas a la playa y acompañas las canciones. Eso significa que hay guitarras en muchas casas y por eso es tan popular. Y se toca en todos los países: vas a Indonesia, a Alaska, y hay guitarristas.

Creo que su primera guitarra le costó mil pesetas.

Efectivamente. Y aún la tengo. Me la compraron mis padres en Mahón cuando yo tenía 11 años. Y un día, después de vender la casa allí, me la llevé, estaba estropeada, en trozos, y un constructor en Ourense me la arregló. Y ahí está, la tengo en la pared. 

Imagino que tiene muchas guitarras

Demasiadas, pero yo no soy capaz de venderlas (ríe). Tengo un armario con docenas de guitarras, aunque no todas son buenas; guitarras de concierto, tengo menos, y casi siempre salgo a tocar con la misma, con mi favorita.