Soñarlo es el primer paso. Soñarlo es fácil. Hacerlo posible, no tanto. De hecho son muy pocos los que lo consiguen por más que se empeñe en lo contrario la homeopatía verbal. Llegar arriba desde muy abajo, crecer, sufrir, frotarse las manos para sentirlas entrenando en la arena en las tardes de invierno, inhóspitas, desabridas, alejadas del oropel del verano. Pero lo consiguió, y con ella, el vóley playa en la ciudad del sol.

Nadia Campisi fue pionera en una disciplina olímpica que casi nació con su eclosión en el campeonato de España junto a su pareja de entonces, Clara Lozano. Juntas pusieron en práctica un método de trabajo que no ha dejado de funcionar nunca, pero que ahora, dos décadas después, con la evolución que ha implementado la pentacampeona nacional, ha crecido hasta convertirse en referente dentro y fuera del país.

Escuela de formadores, de tecnificación para jugadores de élite, crisol de futuros campeones y de estrellas emergentes con toda la carrera por delante. El club de vóley playa Costa Blanca, emblema de la arena, es un icono reconocible, casi perpetuo, en uno de los paseos marítimos más concurridos de España.

Allí, Luis Campisi y Adriana Manera levantaron una entidad que abrió las puertas de Alicante a un deporte en continua expansión que se ha convertido en un lugar común en todas las playas del planeta.

El éxito después del éxito

La mirada azul de Nadia, que dio varias vueltas al mundo compitiendo al máximo nivel durante años, que se midió con las mejores, que se subió al podio en citas continentales, ha recogido todo lo vivido y lo ha transformado en una manera de entender el entrenamiento que cosecha éxitos insólitos.

Su pareja de competición en categoría femenina, la que forman las alicantinas Helena Llinares y Uxue Cuadrado, se ha convertido en campeona de España sub-15 con solo 13 años, superando en la cancha a chicas más mayores. También han ganado partidos en citas sub-21 en las que se han quedado a las puertas de la medalla. Replican como tándem la esencia de su entrenadora: máxima intensidad, entrega, pasión por su deporte, y comparten con ella una máxima vital: caerse y levantarse, sí; pero rendirse, nunca.

200 NIÑOS Y NIÑAS

►Participan este verano en su campus de iniciación y desarrollo impartido en las 5 pistas fijas y 2 portátiles de las que dispone el club en Playa San Juan desde 2016. El resto del año también realiza entrenamientos de base con grupos los fines de semana y con adultos, a diario, por las tardes, entre las múltiples actividades que produce el club.

AÑO 2019

►Helena y Uxue inician su meteórica y precoz carrera. Después de acudir al club de Vóley Playa Costa Blanca empiezan a entrenar con Nadia. Ya son campeonas de España sub 15 con solo 13 años.

AÑO 2000

►El prestigioso club alicantino se creó con el nuevo milenio. Desde esa fecha no ha dejado de evolucionar sin dejar de ser un referente dentro y fuera del país, a nivel amateur y profesional.

Uxue y Helena, que apenas tenían fuerza para golpear a la bola cuando realizaron su primera práctica en el club Costa Blanca de la playa de San Juan, son ahora fijas para el seleccionador y también se han colgado el oro en el Nacional con el combinado de la Comunitat. Lo que les queda por delante es mucho, aún tienen que ocurrirles muchas cosas para, bien y para mal, pero son un proyecto de campeonas con todas las condiciones para dar continuidad al linaje alicantino de figuras del vóley que ha dado esta provincia como Liliana Fernández, la propia Nadia, nacida en la Pampa y vivida en esta orilla del Mediterráneo, Rubén Mesa o Paula Soria.

Los hermanos González, Manuel y Gonzalo, es la otra dupla que está floreciendo en el Costa Blanca tutelada directamente por su directora. El primero también recibió la llamada del seleccionador y terminó tercero el campeonato de España por autonomías. Ellas y ellos llevan tres años trabajando para llegar a la élite y sus primeros pasos dicen que, si mantienen la dedicación y aceptan el sacrificio infinito que supone, acabaran siendo parte de ella.

«Estamos empezando con las dos parejas, desde abajo, sin saltarnos pasos, tratando de disfrutar lo que hacemos, tratando de que sientan que merece la pena el esfuerzo, inculcándoles que no todo puede ser sufrir, que hay que disfrutar con lo que se hace porque si no es muy difícil progresar. Aún estamos lejos, pero me da mucha satisfacción ver cómo viven las victorias, esos momentos son impagables, pero la derrota es parte de este juego y hay que convivir con ella sin dramas», explica Nadia Campisi.

En el verano, la actividad en las cinco redes fijas y dos portátiles que abarca el club es frenética. Su escuela de verano, con más de 200 inscritos cada mes, es un bullir incesante durante toda la jornada. Fundado oficialmente en el año 2.000, ha sido testigo de muchos cambios en su entorno, la mayoría forzados por su tesón y su iniciativa también fuera de la cancha.

Allí se han vivido 17 ediciones del torneo amateur más importante de España y, con su activismo incesante, se ha dinamizado una zona que el Costa Blanca encontró árida el año que cambió el milenio y hoy es un lugar de peregrinaje para cientos de jugadores, aprendices de estrellas y curiosos.