Crónicas lucentinas

Sangre, sudor y lágrimas

Partido de pretemporada entre HLA y Estudiantes

Partido de pretemporada entre HLA y Estudiantes / Jose Navarro

Mar Galindo

Mar Galindo

Habían pasado ocho meses desde el inicio de la guerra, y el panorama no pintaba bien. El primer ministro británico había dimitido, la amenaza nazi se cernía sobre Inglaterra y aquel militar primer lord del Almirantazgo acababa de ser nombrado para ponerse al frente del país. Había que preparar a la población para una contienda larga, llena de peligros y una gran incertidumbre. La caída de Francia era inminente, y el siguiente territorio en manos del fascismo alemán podría ser la Gran Bretaña. Rendirse o combatir. Ceder o resistir. Intentar negociar a duras penas o convencer a la ciudadanía de que vendrían malos tiempos, pero que valía la pena luchar. Winston Churchill lo tenía claro, y con ese mensaje se dirigiría al parlamento. Ni siquiera sus dificultades para pronunciar se lo impedirían. Y así fue cómo, en la Cámara de los Comunes, Churchill dio forma a unas palabras que ya antes habían hecho suyas Lord Byron, Theodore Roosevelt o el revolucionario Garibaldi, pero que él consagraría para siempre. Cuando la amenaza es grande, cuando el sufrimiento acecha, no queda sino encomendarse al esfuerzo, a lo único que tenemos, a lo último que podemos entregar: «sangre, sudor y lágrimas».

Sangre, sudor y lágrimas será la única receta posible para combatir a Movistar Estudiantes en su feudo este domingo. El partido de presentación en Alicante, en el que el HLA despedazó al equipo de Pedro Rivero a lo largo de 40 deliciosos minutos, fue tan solo un espejismo. Las tres primeras jornadas de la LEB Oro nos han devuelto a la realidad del verdadero nivel del conjunto alicantino, que acumula un balance de una victoria y dos derrotas. Es cierto que muchos de los jugadores no pasan por su mejor momento físico por culpa de las lesiones, pero ello no excusa la débil imagen que el equipo ofreció frente a Valladolid el viernes pasado. 

Demasiadas pérdidas y fallos como para confiar en que el partido en el Wizink Center será cómodo. Nada más lejos de la realidad. La cita del domingo es posiblemente la salida más complicada de toda la temporada, máxime después del repaso que los colegiales recibieron en Alicante hace un mes. Esa espinita no se olvida y estoy segura de que Wintering, Dee, Larsen, Carrera, Suárez y el propio Antuña se la querrán quitar de la manera más contundente posible.

No son momentos fáciles para el HLA Alicante, que tendrá que hacer la guerra, en palabras de Churchill, por tierra, mar y aire, con toda la potencia lucentina que los hombres de Pérez Caínzos puedan dar y con toda la fuerza que la numerosa afición desplazada a Madrid pueda insuflar. Por largo y difícil que sea el camino, dice nuestro emblemático líder político de la Segunda Guerra Mundial, no vale rendirse. El objetivo no es otro sino la victoria. Victoria a toda costa, victoria a pesar del terror, porque sin victoria no hay supervivencia, y porque ganar al Estu coronaría sin dudar nuestra hora más gloriosa. Gatell, Guđmundsson, Harris, Barro, Bercy y Kostadinov tendrán que llegar hasta el extremo de sus fuerzas, luchando en cada centímetro del parqué madrileño, dejando en cada cuarto sangre, sudor y lágrimas. Porque a Churchill la resistencia de su pueblo, espoleada por sus discursos, le hizo ganar una guerra sin doblegarse al mandato nazi, y a nosotros nuestro equipo nos ha enseñado, en mil batallas como esta, incluso en nuestras horas más bajas, que quien nunca se rinde al final triunfa.