Crónicas lucentinas

Highway to hell

Pérez Caínzos da instrucciones en el último partido.

Pérez Caínzos da instrucciones en el último partido. / Alex Domínguez

Mar Galindo

Mar Galindo

Hace ya más de cuarenta años, un curioso periodista preguntó a aquel extravagante guitarrista escocés cómo era la vida de músico estando siempre de gira. El de Glasgow había formado con su hermano un grupo de rock de eléctrico nombre en la otra punta del mundo y estaban siempre en la carretera. Al recordar las interminables horas de autobús, le pareció que aquello era «a fucking highway to hell», así que decidió ponerle ese nombre al álbum que publicaría en 1979.

Esta metáfora bien puede aplicarse igualmente al camino (literal y figurado) que está recorriendo el HLA Alicante en su lucha por el regreso a la ACB. Las dos últimas salidas no han resultado tan plácidas como la clasificación dejaba entrever: contra Ourense, un equipo en horas bajas tras la dimisión de su entrenador que finalmente no se consumó, el Lucentum perdió en un partido que ya quedó visto para sentencia en el descanso. En la primera cita del año, contra Real Betis Baloncesto en Sevilla, que apenas había ganado cuatro encuentros casi acabando la primera vuelta y que ha vivido el mayor baile de jugadores de toda la LEB Oro, los alicantinos a duras penas aguantaron 36 minutos para desmoronarse en un sangrante parcial final que nos hizo perder de casi veinte puntos. No es de extrañar entonces que la salida de este fin de semana, contra UEMC Real Valladolid, se presente como una autopista al infierno del Polideportivo Pisuerga. El partido de ida, en la tercera jornada, fue un tormento para los lucentinos, que en el segundo cuarto no pasaron de anotar seis puntos mientras Devin Schmidt metía plácidamente cinco triples matadores. Paco García es un maestro en plantear partidos densos, que impiden que el juego fluya, por lo que los de Pérez Caínzos van a tener que jugar su encuentro más eléctrico si quieren volver a casa con un triunfo más en la cartera (y no digamos los 21 puntos de diferencia que dejó el average de la primera vuelta). Un partido de alto voltaje con toda la corriente que puedan enchufar Davison, Gudmundsson y compañía. 

«Highway to hell» vendió millones de copias, y Angus Young ha pasado a la historia como uno de los cien mejores guitarristas de todos los tiempos. Para él, lo esencial del rock es el ritmo. Y eso es justo lo que el Lucentum necesita para plantar cara al equipo que tiene inmediatamente por encima en la clasificación. Porque, como ya escribieron los hermanos Young, «It's a long way to the top (if you wanna rock 'n' roll)». Va a ser duro llegar a la cima de los playoffs si queremos el factor cancha de nuestro lado. Al Lucentum le espera un arduo camino en este infierno de la segunda vuelta de la LEB Oro. Yo de momento iré avisando al DJ que tenemos en el Centro de Tecnificación: nos va a hacer falta mucho rock and roll.