El conseller de Hacienda, Juan Carlos Moragues, no desaprovechó la oportunidad, y, a dos días vista de las elecciones europeas, hizo una valoración muy crítica con el planteamiento de algunos de los partidos minoritarios. En esta línea, destacó que «han tenido empuje determinados partidos con unos planteamientos económicos demagógicos y populistas», para, acto seguido, entonar el mea culpa y reconocer el «desapego» hacia la clase política como consecuencia de la crisis y las medidas que se han tomado en los últimos años. «El ciudadano está enfadado y descontento, pero hay que tener los pies en el suelo y hacer un discurso realista. A nadie le gustan las medidas que se han tomado, pero hay partidos que viven en el país de Nunca Jamás, en el sentido de que plantean que no se pague a los bancos», y añadió que «hemos ganado credibilidad y confianza, y no se ha ido al default».

A partir de ahí, el conseller defendió la necesidad de contar con políticos «ejemplares, honestos, humildes y con voluntad de servicio público», y reconoció que «tenemos un déficit de comunicación considerable», en el sentido de que no eran capaces de transmitir a la ciudadanía todo lo que se estaba haciendo desde los poderes públicos para no romper el «cordón umbilical» entre las dos partes. También pidió más autocrítica a la clase política.

Los resultados de las elecciones europeas volvieron a ponerse sobre la mesa en el coloquio que se abrió tras la conferencia. Uno de los asistentes preguntó cómo gestionaría un tripartito el área de Hacienda. Moragues no lo pensó: «Un conseller de Hacienda en un gobierno tripartito se volvería loco», dijo medio sonriendo, y apostilló que, al final, todos los gobiernos son de coalición en sus relaciones con Hacienda, «porque los políticos siempre presentan programas que repercuten en el gasto público». Eso sí, dejó claro que «mi relación con los consellers es magnífica». En cualquier caso, y ante un eventual Gobierno tripartito en el Consell, sólo recordó que el PSOE votó a favor de la Ley de Estabilidad Presupuestaria, que precisamente se aprobó con los socialistas en el Ejecutivo.

Con carácter previo, había hecho una valoración de la situación económica. «La Comunidad Valenciana está saliendo de la crisis, y los datos macroeconómicos apuntan a esta conclusión», señaló, y citó como ejemplo las cifras del paro, «todavía dramáticas», como reconoció, aunque incidió en poco a poco empiezan a mejorar; pero también aludió a las exportaciones, el superávit comercial o el turismo. «Lo peor ha pasado», proclamó, y añadió que «la situación sigue siendo complicada, pero la evolución es positiva».