El plástico de las tarjetas de crédito también puede reciclarse, una vez que ha finalizado su vida útil, y convertirse, por ejemplo, en mobiliario urbano. Es lo que harán la empresa alicantina Gravity Wave y la multinacional alemana Giesecke+Devrient (G+D), tras el acuerdo que esta última ha firmado con el banco Santander.

De esta forma, la entidad presidida por Ana Botín remitirá a G+D las tarjetas caducadas o dañadas para tratar el residuo adecuadamente y transformarlo en la materia prima que utilizará la empresa con sede en Calp para la fabricación de mobiliario. Gravity Wave colabora con diversas empresas y entidades para recuperar el plástico de los fondos marinos y reutilizar también las redes de pesca dañadas.

Para este proyecto, G+D y la firma alicantina han diseñado un proyecto en el que producirán bancos y papeleras uniendo ambos materiales, es decir, las tarjetas de crédito y las redes. A modo de ejemplo, con la captación de 400.000 tarjetas recicladas, que equivaldrían a dos toneladas de PVC reciclado, se podrían crear 130 bancos públicos. El diseño y color del mobiliario se puede adaptar a la estética deseada resultando atractivo tanto para espacios interiores como exteriores. El Banco Santander donará el mobiliario fabricado a diferentes instituciones públicas, como el Ayuntamiento de Valencia.

A través de los cajeros

La iniciativa de Santander España irá acompañada de una campaña de comunicación y concienciación dirigida a sus clientes, que podrán entregar las tarjetas caducadas o dañadas a la entidad a través de los cajeros automáticos, los cuales han sido adaptados para permitir este nuevo servicio de recogida. Adicionalmente, al usuario se le facilitarán indicaciones en la documentación que acompaña a la nueva tarjeta de cómo retornar la caducada.

“Los consumidores buscan nuevos estilos de vida más ecológicos, y la sostenibilidad es una prioridad en la agenda de todos los bancos”, comenta David Gonzalez, director de ventas para el negocio de Tarjetas y Pagos Digitales del sur y oeste de Europa, África y Oriente Medio de G+D. “Tenemos el compromiso de evitar que las tarjetas acaben contaminando la naturaleza y los mares y océanos, y su reciclaje y la valorización de sus materiales es la forma óptima de evitarlo”, insiste el ejecutivo.

G+D está especializada en el desarrollo de tecnología para sistemas de pagos, conectividad, identidades e infraestructuras digitales y facturó 2.380 millones de euros el año pasado en todo el mundo.

Por su parte, Gravity Wave es una start up española dedicada a la limpieza de plástico del mar Mediterráneo y su transformación en productos de valor. Cuenta con una red de más 4.000 pescadores por todo el Mediterráneo, quienes cada día que salen a faenar recogen plástico del fondo del mar. Gravity Wave posteriormente recicla en la Comunidad Valenciana el plástico marino y colabora con empresas para financiar esa recolecta y darle salida en forma de productos. En el último año han recolectado más de 80 000 kilos de redes de pesca y plásticos del mar, lo equivalente a casi diez millones de botellas de plástico de medio litro.