La práctica de renunciar a la herencia de un familiar por temor a que las deudas superen con creces el valor de los bienes que se pueden recibir empieza a perder fuelle en la provincia. Tras años de crecimiento ininterrumpido de estas negativas desde el estallido de la burbuja inmobiliaria, los notarios han constatado un descenso cercano al 6% durante el primer trimestre de 2022, que atribuyen al buen momento que vive el ladrillo en Alicante, que anima a la mayoría de herederos, como mínimo, a intentar vender la propiedad para ver si obtienen algún beneficio.
De esta forma, entre enero y marzo de este año se registraron en la provincia 459 renuncias frente a las 488 del mismo periodo de 2021, de acuerdo con los últimos datos del Colegio Notarial de València. Un descenso del 6% que contrasta con el incremento del 19% que experimentaron únicamente entre 2019 y 2021 (en 2020 bajaron por el confinamiento), o con la tendencia de los ejercicios precedentes.
La decisión de rechazar una posible herencia era algo prácticamente residual hasta la llegada de la crisis de 2008. Entonces, la caída de los precios provocó que muchas viviendas quedaran con hipotecas que superaban el valor de mercado de estas propiedades, a lo que se unió el sobreendeudamiento generalizado que sufrían muchos hogares por otros préstamos de los años del boom, o por los que tuvieron que solicitar para hacer frente a los años de vacas flacas que siguieron al crash inmobiliario.
De esta forma, empezaron a darse cada vez con mayor frecuencia situaciones en las que el importe de las deudas era mayor que el posible beneficio, lo que llevó a que cada vez más ciudadanos optaran por acudir a la notaría para rechazar estas herencias. En ocasiones incluso de forma preventiva, es decir, por puro temor a que aflorara alguna deuda oculta del finado.
Así, de los 286 casos que se registraron en 2007 se pasó a 648 en el año 2011. Una cifra que volvió a duplicarse para 2014, cuando se contabilizaron 1.358 renuncias, y que siguió creciendo hasta alcanzar su máximo durante el año pasado, cuando se formalizaron 2.053 actas.
Sin embargo, durante los primeros meses del año la situación ha empezado a cambiar y, si bien no ha habido una caída sustancial, como mínimo se ha frenado el ritmo de crecimiento, según reconoce el vicedecano del Colegio Notarial de València, en alicantino Delfín Martínez.
“Ha crecido mucho el número de compraventas y los precios también han subido, así que la gente ahora ve más posibilidades de que vendiendo los bienes puedan sacar algún partido”, explica Martínez que, por otra parte, recuerda que existe la posibilidad de heredar “a beneficio de inventario”. Una opción que significa que el heredero sólo responderá de las deudas del fallecido con los bienes de la herencia y que, en consecuencia, sólo recibirá algo si sobra alguna cantidad tras cancelar estas deudas.
En este sentido, cabe recordar que en los primeros cuatro meses del año se vendieron en la provincia un 47,5% más viviendas, lo que ha provocado que el precio medio del metro cuadrado se haya encarecido hasta un 8,7% en el último año. Además, la falta de stock de casas de nueva construcción ha desviado la demanda al segmento de la segunda mano, lo que facilita la salida de aquellos inmuebles que antes tenían una venta más difícil.
Efectos de la pandemia
Al mismo tiempo que descienden las renuncias, los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística también reflejan un incremento del número de viviendas que se heredan en la provincia, una consecuencia directa del aumento de la mortalidad provocada por la pandemia. De esta forma, entre enero y abril se escrituraron hasta 3.411 cambios de titularidad por este motivo, un 15% más que el año pasado.
Cuando una persona fallece, los herederos tienen seis meses para pagar los correspondientes impuestos y, aunque hace años era frecuente que algunos ciudadanos optaran por esperar –si no necesitaban el dinero- con la intención de que las cantidades prescribieran, los cada vez mayores intercambios de información entre administraciones hacen imposible esta opción actualmente. De ahí que el incremento de decesos provocados por el coronavirus se haya trasladado inmediatamente a estos traspasos de propiedades.
Este incremento del número de propiedades heredadas, junto con el nuevo Índice de Referencia Catastral con el que se calcula, ha provocado que en los primeros cinco meses del año haya aumentado un 52,9% la recaudación del Impuesto de Sucesiones, de acuerdo con los últimos datos oficiales de la Agencia Tributaria Valenciana.
Aumenta la redacción de testamentos y bajan las donaciones
El aumento de la mortalidad registrado durante la pandemia y, sobre todo, la experiencia del confinamiento han provocado un incremento de la cifra de alicantinos que deciden dejar por escrito sus últimas voluntades, con el objetivo de facilitar las cosas a sus descendientes. De esta forma, si durante el pasado año ya se registró un incremento del 17% en el número de testamentos depositados en las notarías de la provincia, en el primer trimestre de 2022 la cifra se incrementó otro 8,5%.
En concreto, entre enero y marzo testaron 8.695 alicantinos frente a los 8.011 del mismo periodo de 2021, de acuerdo con los datos del Colegio Notarial.
Por el contrario, se redujo la cifra de donaciones, que el año anterior se había incrementado hasta un 36% con respecto a las que se daban antes de la pandemia, ya que muchos padres decidieron legar sus bienes en vida a sus descendientes para dejar las cosas bien atadas ante cualquier eventualidad. Un aumento en el que también influyó el temor a una subida de impuestos. En el primer trimestre, sin embargo, se realizaron 1.694 donaciones, lo que supuso una caída del 2%.
