El cambio climático conduce hacia la extinción a la agricultura tradicional de la provincia

Cerezas, cereales, sandías, granadas y la variedad más antigua de la alcachofa se encuentran en máximo riesgo por la sequía y las elevadas temperaturas. Los expertos se debaten entre una reconversión hacia el secano y la introducción de nuevas variedades

Recolección de alcachofas en el Camp d'Elx.

Recolección de alcachofas en el Camp d'Elx. / Áxel Álvarez

M. Vilaplana

M. Vilaplana

El cambio climático hace mucho tiempo que ha dejado de ser un pronóstico científico para convertirse en una cruda realidad, y eso ya está trayendo consigo nefastas consecuencias. Empezando por la agricultura de la provincia, que nunca había estado tan amenazada. Y es que productos como las cerezas, los cereales, las sandías, las granadas y la variedad más tradicional de la alcachofa se encuentran en estos momentos gravemente amenazadas, incluso en riesgo de extinción, como consecuencia de la sequía y las elevadas temperaturas. La solución, según los expertos, pasa por apostar por variedades más resistentes a estas condiciones climáticas, cosa que no siempre es posible, y por una reconversión hacia el secano ante la falta de recursos hídricos.

Pocos son los productos agrícolas de la provincia de Alicante que han escapado en los últimos años a descensos significativos de cosechas y a las consecuentes pérdidas económicas. Diversas adversidades meteorológicas se han ido cebando con los cultivos, en una dinámica que, lejos de conceder una tregua, ha ido yendo inexorablemente a más. Y eso, como cabía suponer, ha encendido la alerta roja en el sector, que cada vez le está viendo más las orejas al lobo en un panorama de enorme incertidumbre.

Así lo señala el presidente de Asaja Alicante, José Vicente Andreu, quien no duda a la hora de señalar que la situación es harto complicada. «Hay cultivos -indica- que se encuentran materialmente contra las cuerdas, porque ya llevan varias campañas asistiendo a cosechas catastróficas».

Y cita, en primer lugar, a la cereza, que hace ya diez años que no obtiene prácticamente ninguna rentabilidad económica. «Es por la variabilidad del clima. Unas veces ha sido por la sequía, otras por el calor y, en ocasiones, por lluvias en plena campaña de recolección, pero lo cierto es que este sector está agonizando», lamenta.

Y mete en el mismo saco a los cereales, cultivo que, está convencido, lleva camino de desaparecer. Según explica, «este año han sembrado en seco, porque en caso contrario iban a perder las ayudas, pero todo apunta que, al igual que ya sucedió la campaña pasada, la producción va a ser raquítica».

Las sandías también llevan camino de la desaparición, por el simple hecho de que no llueve y apenas hay agua con la que regarlas, mientras que la granada mollar, igualmente, está asistiendo a una campaña desastrosa por idénticos motivos. «La calidad se veía muy buena, pero cuando se han puesto a embalarla para su comercialización se han dado cuenta de que por dentro están secas por el golpe de calor de agosto», subraya Andreu. 

También han tenido sus afecciones, aunque no tan acusadas, cultivos como el de la oliva, la almendra o los cítricos, con campañas muy irregulares.

Alcachofas

Uno de los productos más emblemáticos de la provincia, como es la alcachofa, también está sufriendo los estragos del cambio climático, hasta el punto de que la variedad tradicional por excelencia, como es la blanca de Navarra, se encamina hacia la extinción. Según destaca Pedro Valero, productor y responsable de Asaja en el Camp d’Elx, «está notando mucho tanto la falta de frío como de lluvia, porque, aunque hubiese agua para regar, se trata de un cultivo que agradece un clima más húmedo». Este tipo de alcachofa está siendo sustituida de forma paulatina por otras variedades híbridas, aunque, aún así, el fuerte calor del pasado otoño, en plena época de plantación, ha propiciado que la cosecha se haya reducido alrededor de un 25 %.

Campo de cereales seco en la comarca de l¡Alcoià.

Campo de cereales seco en la comarca de l¡Alcoià. / Juani Ruz

Precisamente, es en el campo de la introducción de nuevas variedades donde los agricultores pueden albergar alguna esperanza de futuro, pero no es tan sencillo como parece. José Vicente Andreu destaca que la variedad híbrida de alcachofa que está ganando terreno tanto en la zona de Elche como en la Vega Baja es el resultado de 20 años de experimentación, y da la sensación de que el cambio climático avanza más rápido. «Nos podemos encontrar con que ahora nos ponemos a trabajar en el desarrollo de una variedad que sea productiva en unas determinadas condiciones meteorológicas, y que dentro de cinco o diez años el comportamiento climático sea diferente», advierte.

La Unió comparte las inquietudes de Asaja. Sin ir más lejos, el secretario general de esta organización, Carles Peris, destaca que el calentamiento global ha provocado en 2023 mermas en las cosechas del conjunto de la Comunidad Valenciana, hasta el punto de generar un aumento en la siniestralidad de los seguros del 56 %.

¿Y qué es lo que opinan los expertos? Fernando Maestre, catedrático de Ecología de la Universidad de Alicante (UA) y Premio Nacional de Investigación Alejandro Malaspina, tiene claro que «la agricultura de la provincia, tal y como se ha practicado hasta ahora, no va a poder continuar. Es necesario adaptarse al nuevo escenario hacia el que avanzamos, con un clima cada vez más cálido, sequías más extensas y episodios meteorológicos más extremos, como son las danas fuera de temporada».

Secano

Así que apuesta claramente por una reconversión profunda de los cultivos. Según sus palabras, «tenemos que concienciarnos de que cada vez va a haber menos agua, porque no llueve y cada vez se va a poder hacer un menor uso tanto del trasvase como de los acuíferos, que están sobreexplotados. Y eso no es una cuestión política, sino simplemente la pura realidad. Hay que hacer una reconversión cuanto antes, porque cuanto más se tarde, más dolorosa será».

Y el camino a tomar, señala Maestre, tiene que ser el de los cultivos de secano. «Hay que quitar regadío y ver qué productos pueden resultar más adecuados teniendo en cuenta criterios de adaptación y rentabilidad».

Por su parte, Pablo Melgarejo, catedrático de Producción Vegetal de la Escuela Politécnica Superior de Orihuela (EPSO), dependiente de la Universidad Miguel Hernández (UMH), destaca que este año el principal problema de los cultivos ha sido el calor, que ha reducido el calibre de productos como los limones y las mandarinas. Y en su opinión, la solución a los cambios pasa por la investigación en nuevas variedades, así como en sistemas de riego más eficientes como en los que está trabajando la escuela, para recircular agua y nutrientes.

En cualquier caso, no todo es negativo. Hay cultivos que, al menos de momento, se están adaptando bien al cambio climático. Ese es el caso de las coliflores o el brócoli, o de los tomates, eso sí, solo los que se producen en invernadero. También tubérculos como las patatas y los boniatos están respondiendo bien, al igual que los viñedos y la algarroba, con cada vez mayor salida comercial.

Humus de lombriz y cultivos exóticos como alternativa a los actuales

Humus de lombriz y cultivos exóticos como alternativa a los actuales

Dentro del proceso de reconversión al que se va a ver forzado el sector agrícola de la provincia, algunos agricultores han decidido emprender y apostar por una serie de cultivos exóticos y desconocidos hasta hace bien poco por estas latitudes, con la finalidad de mejorar la rentabilidad de sus campos.

Este es el caso de la pitahaya, un cactus originario de Centroamérica que produce frutos muy sabrosos y escasos todavía en el mercado. El cultivo se está adaptando bien, dado que el clima alicantino es muy similar al del hábitat natural de estas plantas.

La paulownia es otro de los cultivos que gana terreno. Se trata de un árbol procedente de los trópicos, de rápido crecimiento, cuya madera es muy apreciada en el ámbito de la carpintería.

También se ha empezado a experimentar con la trufa del desierto, una turma con buena reputación en el mundo de la cocina por sus cualidades tanto de sabor como aromáticas.

Un cultivo que ya está más extendido es el del aguacate, que continúa ofreciendo buenos rendimientos por su buena aclimatación a las tierras alicantinas.

A todo esto hay que añadir la producción de humus de lombriz, que no es otra cosa que el excremento de estos gusanos, considerado como un excelente fertilizante para la jardinería.

Suscríbete para seguir leyendo