La caída de las ventas resta 626 millones al negocio inmobiliario en Alicante en el último año

Los extranjeros gastaron 5.339 millones de euros en la compra de casas en la provincia en 2023 mientras que los compradores nacionales invirtieron otros 2.985 millones

Una inmobiliaria en la ciudad de Alicante.

Una inmobiliaria en la ciudad de Alicante. / Héctor Fuentes

David Navarro

David Navarro

El sector del calzado o el textil no son los únicos que durante el año pasado vieron mermada su actividad en la provincia. La subida de los tipos de interés y la incertidumbre sobre la evolución económica también provocaron una caída significativa de la compraventa de viviendas y con ella una reducción del volumen de dinero que mueve este negocio en la zona, y que supone toda una inyección de liquidez para la economía provincial. Una aportación que en 2023 se contrajo en más de 600 millones de euros, según se deduce de las últimas estadísticas del Colegio de Notarios, lo que se traduce en menos dinero en manos de los vendedores para consumir o invertir en otros sectores.

Eso sí, una situación que las inmobiliarias confían que se corrija a lo largo de este año, con la moderación del euríbor o los incentivos aprobados por el Gobierno central para facilitar el acceso a la compra de vivienda de los jóvenes.

En cualquier caso, mientras estas medidas surten efecto, el año pasado se cerró con la venta de 56.053 casas en la provincia, lo que supuso un descenso del 8%, según las citadas fuentes. Una caída que fue muy superior entre los compradores nacionales, con 25.981 operaciones y un 11,2% menos; que entre los extranjeros, que sumaron 30.072 transacciones, un 5,1% menos. Una diferencia que se explica por el hecho de que la demanda local es la que más depende de la financiación para comprar vivienda, mientras que la mayoría de clientes de otras nacionalidades son europeos que buscan segundas residencias, que pagan al contado.

Una panorámica de una zona residencial de la ciudad de Alicante.

Una panorámica de una zona residencial de la ciudad de Alicante. / Áxel Álvarez

La factura

Esta caída de operaciones se tradujo en un descenso de 626 millones de euros en el volumen total que movió el negocio inmobiliario en la zona, que pasó de los 8.950 millones de euros del ejercicio anterior, a 8.324 millones en 2023. Una caída algo menor a la del número de transacciones –de un 6,9% para ser exactos- gracias a que el precio de las casas que compraron los extranjeros fue algo superior.

Al respecto, cabe destacar que el importe total de las compras realizadas por compradores internacionales se situó en 5.339 millones (227 millones menos que en 2022), muy por encima de lo que gastaron los españoles, que se quedó en 2.985 millones, casi 400 millones menos que un año antes. Además de la cifra de operaciones, también influyó en esta diferencia tan notable el hecho de que el presupuesto medio con el que cuentan los foráneos para comprar casa en la provincia es muy superior, de 177.544 euros de media frente a los 114.912 euros de los locales.

Una vista de los bloques de apartamentos de Benidorm.

Una vista de los bloques de apartamentos de Benidorm. / Áxel Álvarez

Aunque la cifra de negocio sigue siendo muy elevada y supera con creces la que se registraba antes de la pandemia –en 2019 el negocio inmobiliario movió 5.411 millones en el conjunto de la provincia-, la reducción de 626 millones no deja de ser una mala noticia, con importante repercusión sobre el resto de la economía, ya que supone menos dinero en circulación, lo que puede afectar al consumo o la inversión en otros negocios. Al fin y al cabo, lo habitual es que, cuando alguien vende una casa, destine al menos parte del dinero a comprar otros bienes.

Impacto

No obstante, resulta difícil calcular el impacto real en la zona ya que, como recuerda la catedrática de Economía Aplicada de la UA Paloma Taltavull, también una parte considerable de los vendedores son extranjeros, por lo que no toda la reducción de la renta que se ha producido impactará directamente en la provincia.

Por otro lado, a la caída del importe directo que representan las compraventas, hay que sumar la menor actividad de reformas o cambios de mobiliario que normalmente suelen producirse tras muchas de estas operaciones, en especial cuando son de segunda mano, y que también verán reducido su número, como recuerda la experta. Una tendencia que sin duda tendrá repercusión en la actividad y el empleo de las empresas especializadas en estos trabajos. En cualquier caso, Taltavull recalca que lo realmente preocupante sería que esta tendencia se mantuviera en el tiempo y no fuera algo temporal.

Sobre esta cuestión, el portavoz en Alicante de la Asociación de Inmobiliarias de la Comunidad Valenciana (Asicval), Miguel Galindo, se muestra convencido de que a lo largo de este año se producirá una recuperación de las ventas. Una previsión que sustenta en la previsible bajada del euríbor, a medida que se consolide el descenso de la inflación, pero también en las nuevas medidas anunciadas por el Gobierno central para avalar a los jóvenes la entrada necesaria para la compra de una vivienda. De hecho, según afirma Galindo, en estos momentos el principal problema sería la falta de oferta y los precios excesivos que algunos propietarios pretenden comprar.