La sequía merma la floración de los cerezos y amenaza con arruinar la cosecha en Alicante por sexto año consecutivo

La concatenación de malos resultados ha llevado a un abandono progresivo de los campos en la provincia, hasta el punto de que ya se ha perdido una de cada cinco hectáreas de cultivo

M. Vilaplana

M. Vilaplana

Una larga pesadilla de la que no consigue despertar. Esa es la situación en la que se encuentra inmerso el sector de la cereza en la provincia de Alicante, que viene encadenando una campaña desastrosa tras otra ante la desesperación de los agricultores. La floración de este año ya se ha iniciado, pero lo está haciendo de forma desigual y con menor profusión de lo que debería como consecuencia de la sequía, que amenaza con arruinar la cosecha por sexto ejercicio consecutivo. Y eso está teniendo una incidencia directa sobre el cultivo, dado que la concatenación de malos resultados está propiciando un abandono progresivo de los campos, hasta el punto de que ya se ha perdido una de cada cinco hectáreas de cerezos.

Cada año es por una causa, pero la cruda realidad es que el sector de la cereza no levanta cabeza. En ocasiones por el calor, en otras por la falta de polinización, y más recientemente por lluvias excesivas y a destiempo. Un historial que amenaza con completarse este año con la sequía, que ha traído como consecuencia que la floración no avance como debería. Así lo señala el presidente de la Denominación de Origen Cerezas Montaña de Alicante, Hilario Calabuig, quien destaca que “los árboles están tocados por la falta de agua, y eso se está dejando notar con una floración mermada y desigual. No sabemos qué es lo que va a pasar, pero de momento la cosa no pinta nada bien”, lamenta.

Para salvar la situación, explica, debería llover en las próximas semanas de manera destacada, porque en caso contrario, añade, “aunque las cerezas terminasen prosperando, tendrían un calibre muy reducido, lo cual supone un grave inconveniente para penetrar en los mercados”.

Calabuig señala que el problema afecta a toda la zona productora, desde las comarcas de l’Alcoià, El Comtat y la Marina Alta, a las del Vinalopó. Solo presentan unas mejores condiciones las plantaciones que cuentan con sistemas de regadío, aunque ni eso. “No es lo mismo el agua de riego que la de lluvia, porque no penetra de igual forma en las capas inferiores del terreno”, subraya.

Así que el panorama no es nada alentador, y todo ello en un contexto en el que el cultivo presenta un futuro más que incierto. El responsable del sector destaca que las continuas decepciones han provocado que se produzca un abandono paulatino de los campos, que en estos momentos ya ronda el 20 % del total de la superficie provincial. Se trata, por tanto, de cerca de 200 hectáreas que han dejado de producir, teniendo en cuenta que los cerezos precisan de cuidados constantes.

Y ahí no queda la cosa, dado que cada cosecha ruinosa supone cerca de 25 millones de euros de pérdidas y 4.000 empleos que dejan de generarse durante la campaña de recolección. “Si se mantiene la actual situación -indica Calabuig-, se va a convertir en un cultivo de jubilados, porque las nuevas generaciones no van a querer mantenerlo perdiendo dinero”.

En parecidos términos se expresa Alberto Lloréns, técnico de la cooperativa agrícola de Planes, quien señala que “los árboles, por culpa de la sequía, están muy débiles, y eso no va a traer nada bueno a la cosecha”. Y lamenta la delicada situación por la que atraviesa el sector después de tantas decepciones continuadas. “El cambio climático es una realidad, y eso lo estamos comprobando un año tras otro, con incidencias que antes no se producían con tanta asiduidad. Así que es normal que la gente se desanime, porque ya son muchas decepciones seguidas”, enfatiza.

El encarecimiento de los seguros puede ser la puntilla definitiva

El presidente de la Denominación de Origen Cerezas Montaña de Alicante, Hilario Calabuig, advierte de que el encarecimiento que están registrando los seguros puede convertirse en la puntilla definitiva para el sector. Según sus palabras, «las empresas o no quieren asegurar porque saben las incidencias que está habiendo últimamente, o bien ponen unas pólizas inasumibles, por encima de lo que se saca por el cultivo. Así que nos están llevando a un callejón sin salida». Los productores, asimismo, están a la espera de que se habiliten las ayudas prometidas por el Consell para la cereza, las cuales podrían rondar los 750 euros por hectárea.