Casi 100.000 alicantinos trabajan por la noche y 147.500 lo hacen en domingo

Las propuestas del Gobierno sobre la disminución de horas de los turnos nocturnos en hostelería y las guardias médicas ponen el foco sobre los problemas de salud que llevan derivados, en lo que coinciden los expertos

Trabajadores de la limpieza en Alicante realizando su turno nocturno, con las calles vacías de vehículos y viandantes.

Trabajadores de la limpieza en Alicante realizando su turno nocturno, con las calles vacías de vehículos y viandantes. / Pìlar Cortés

Rubén Míguez

Rubén Míguez

El debate sobre los horarios españoles se ha vuelto a colar en la agenda. Todo, a raíz de las declaraciones de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quien criticó que los restaurantes sigan abiertos a la una de la madrugada y puso el foco en los problemas de salud, también mental, y de conciliación que conllevan los horarios nocturnos, por lo que, incluso, plantea una regulación, recordando que deben ser retribuidos convenientemente. En la provincia casi 100.000 personas trabajadoras tienen horario nocturno, el 11 % de la población ocupada, y 147.500 alicantinos tienen que trabajar en domingo. 

La ministra incidió en que se deben respetar los derechos laborales. Algo que no siempre sucede. Estas declaraciones desataron una tormenta política y también reacciones varias de distintos sectores. También han causado revuelo las propuestas de la ministra de Sanidad, Mónica García, que apuesta por implantar guardias médicas de 17 horas antes de abolir definitivamente las de 24 horas a través de una reforma en el Estatuto Marco. La propuesta surge después de que la médico intensivista Tamara Contreras iniciará el mes pasado una recogida de firmas para acabar con las guardias de 24 horas por los riesgos que suponen para profesionales y pacientes. 

Los expertos consultados por INFORMACIÓN coinciden en señalar que lo que proponen no es tan descabellado como algunos quieren hacer creer. El doctor en Derecho de la Universidad de Alicante (UA), David Montoya, señala que la propuesta de limitar la jornada en la hostelería es difícil de cumplir por la cultura arraigada al ocio nocturno en nuestro país, pero añade que «desde el punto de vista objetivo no habría inconveniente en que se limitara el horario de apertura de establecimientos de hostelería; muchas veces, el cambio de costumbres y hábitos en la sociedad lo marca la ley, que tiene carácter pedagógico», indica. Sobre las guardias médicas señala que «es un riesgo para la salud pública que haya turnos de 24 horas». 

Datos en la provincia

Panaderos, vigilantes, sanitarios, policías, bomberos, taxistas, personal de limpieza y un largo etcétera son profesiones que tienen en común el tener implantado el horario nocturno. Y otros tantos empleos obligan a trabajar a turnos o en domingos. Los horarios «raros» para el común de los trabajadores, acostumbrados a trabajar de lunes a viernes, están más asentados de lo que parecen. En la provincia, hay 848.800 personas ocupadas, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, que revelan que 97.559 trabajan en turnos de noche, 67.185 lo hacen ocasionalmente y 30.374 de manera habitual. Es el 11 % de la población empleada. Hay más hombres que mujeres trabajando por la noche en la provincia, 61.463 alicantinos frente a 36.092 alicantinas, casi el doble. 

El número de trabajadores en horario nocturno se dispara en el tercer trimestre del año. Coincide la encuesta del INE con el periodo estival, cuando están abiertos los establecimientos de ocio nocturnos, como discotecas, lo que explicaría esos datos. 

En cuanto a los que trabajan en domingo, son 147.497 los alicantinos que, al menos, un festivo al mes tienen que dar el callo en su profesión (105.057 tienen que acudir dos o más domingos). La cifra supone el 12 % de los ocupados en la provincia. Son más hombres que mujeres los que trabajan en domingo, aunque las cifras están más igualadas a las de los horarios nocturnos. Más de 57.000 alicantinos y más de 47.000 alicantinas fichan un domingo en su trabajo.

La turnicidad, por su parte, afecta a dos de cada diez asalariados en la provincia. El trabajo a turnos tienen que realizarlo más de 161.000 empleados, y aquí hay paridad, la mitad son hombres y la otra mitad mujeres. 

Un camión de basura recoge los contenedores al anochecer.

Un camión de basura recoge los contenedores al anochecer. / Pilar Cortés

Efectos sobre la salud

Los expertos coinciden en que hay estudios que avalan que tanto la turnicidad como la nocturnidad prolongada en el trabajo tienen efectos sobre la salud. «Hasta se habla de que 15 años de trabajo nocturno continuado suponen un envejecimiento de cinco años prematuro», alerta Silvia Catalán, secretaria de Salud Laboral de CCOO Vinalopó-Vega Baja.

«La afección es a todos los niveles, tanto física como social y familiar». De hecho, la falta de conciliación familiar es uno de los hándicaps de quienes trabajan en turnos diferentes a los diarios y diurnos. «Hay una afección de los ritmos biológicos del sueño, provoca fatiga y también se nota en los hábitos alimenticios», advierte.

Para aminorar los efectos del trabajo nocturno y de turnos, Silvia Catalán aboga por reducir al mínimo estos turnos y en su flexibilización. «Hay que intentar que las rotaciones sean lo más breves posible, de dos o tres días», indica, y recuerda que la Organización Internacional del Trabajo señala que, a partir de los 40 años, la realización de este tipo de turnos, sobre todo el nocturno, debería ser voluntario. «Estamos bastante lejos de la meta, hay mucho por hacer y por mejorar», zanja. 

Un trabajador de la limpieza en su turno de noche.

Un trabajador de la limpieza en su turno de noche. / Pilar Cortés

Juan Luis Camacho, responsable de Seguridad Privada y Servicios Auxiliares de UGT sabe lo que es trabajar en horario nocturno. Ahora con un horario más «normal», recuerda las guardias de noche al frente de la seguridad privada en varios destinos. «Nos afecta en salud y en la conciliación familiar», indica. «Cada vez hay más siniestralidad por las intervenciones que se hacen con delincuentes en estaciones de transportes, y en el aeropuerto no hay turno de noche completo, algunos vigilantes entran a las 3,30 de la madrugada, lo que no es lógico», lamenta. 

Su gremio, el de la seguridad privada, lucha por conseguir la jubilación anticipada con coeficientes reductores por la penosidad y peligrosidad. Y pone el foco en la escasa retribución que tienen no solo quienes trabajan en hostelería a partir de las 22 horas, cuando se debe cobrar un plus de nocturnidad, también en la seguridad privada. «Solo cobramos 1,18 euros más la hora nocturna entre las 22 horas y las 6 de la mañana», admite Camacho. «Está remunerado y regulado en convenio, pero las empresas son muy reticentes a pagar unas diferencias por trabajar en esos horarios», critica. 

Alteración

El profesor universitario de la UA, David Montoya, lo tiene claro. «El trabajo nocturno produce una alteración de los ritmos circadianos (los que regulan los cambios en las características físicas y mentales), por eso es especialmente gravoso». Y recuerda que la legislación laboral contempla la obligación de evaluaciones periódicas sobre riesgos laborales y salud en los trabajos nocturnos y su retribución. 

La ley, que sigue en vigor y es antigua, recuerda Montoya, contempla que si a un trabajador nocturno se le reconoce un problema de salud tiene derecho a pedir un cambio a un turno diurno, siempre y cuando haya una vacante.

Cuanta más edad, más afecta el trabajo nocturno

José Manuel lleva 23 años trabajando en la industria, donde se hacen muchos turnos, pero bien pagados

Con 24 años, un joven José Manuel Pascual entraba a trabajar en la fábrica de lo que hoy es Aludium, empresa líder en la fabricación de productos laminados. Recuerda que no se cansaba en esas largas noches de turnos en la fábrica alicantina. Hoy, con 47 años, reconoce que la edad va pesando a la hora de realizar estos turnos por la noche. «Me acostaba a las 6.30 horas y estaba hasta las cuatro de la tarde durmiendo, ahora me acuesto a las 6.45 después de un turno de noche y a las 10.30 de la mañana ya no puedes dormir más, te levantas hecho un zombie, pero no tienes más sueño, y eso pesa», señala. «Se ve que cuanto más mayor eres más te va afectando y machacando», añade este trabajador que, además, es presidente del Comité de Empresa de Aludium en Alicante. 

José Manuel Pascual.

José Manuel Pascual. / INFORMACIÓN

En la fábrica hacen lo que se llama el quinto turno, trabajan dos mañanas, dos tardes y dos noches, y descansas cuatro días seguidos. «Te tienes que adaptar, aquí casi no hay puestos en horario de lunes a viernes, aunque a algunos compañeros más mayores les gustaría cambiar», reconoce. 

José Manuel Pascual explica que en el caso de la industria hay una retribución cuantiosa por hacer turnos de noche. «Una persona que está haciendo 21 turnos como mantenedor especializado, como yo, ronda los 2.300 euros netos al mes, y, en cambio, pasar de lunes a viernes supone 500 euros menos», explica. De ahí que muchos jóvenes se muestren encantados con este tipo de horario, si bien la media está envejeciendo y en su empresa se sitúa entre los 45 y 55 años. «Muchos de ellos, si se lo propusieran, renunciaría a los 500 euros del plus por trabajar de lunes a viernes», zanja.

La ayuda de la familia es imprescindible para conciliar

Alicia es enfermera y hace guardias en el servicio de Hemodiálisis, siempre pendiente del «busca»

Con el «busca» pegado. Así vive Alicia Vico su jornada laboral como enfermera del servicio de Hemodiálisis del Hospital General de Elche. «Estoy medio año de guardia nocturna, trabajo semana sí y semana no». Su particular jornada empieza a las 15 horas y termina a las 22 horas en su formato presencial, pero a las diez de la noche se inicia su guardia nocturna hasta las 8 de la mañana. Los domingos la guardia es de 24 horas. La hace en casa, siempre junto al teléfono móvil pendiente de que pueda sonar en cualquier momento. «Me acuesto con la muda de enfermera preparada junto a la mesilla, y en cuanto llaman me voy corriendo al hospital, con una cápsula de café», señala, con buen humor, ese que no tiene tanto, reconoce, tras una dura jornada nocturna en el hospital. «Este turno te quita horas de vida», asegura. 

Alicia Vico.

Alicia Vico. / Información

Alicia lleva seis años trabajando en ese turno, vital en un servicio, el de hemodiálisis, que salva vidas. «Yo preferiría estar en un turno más normal, pero es el que me ofrecieron y hay que adaptarse». Eso sí, señala que en su caso ha sido más fácil adaptarse por la ayuda que le presta su marido, que teletrabaja, y puede ocuparse de tareas en el hogar o de llevar al colegio a sus dos hijos, de 6 y 7 años. «Si no fuera así, o fuera madre soltera, no podría conciliar», indica.

De hecho, asegura que su pareja ha tenido otras ofertas de trabajo y las ha rechazado por no permitirle el teletrabajo o turnos compatibles con el suyo. «Nosotros no podemos dejar a los hijos con los abuelos por distintas circunstancias, si no fuera porque mi marido trabaja en casa, ¿quién llevaría a mis hijos al colegio?», se pregunta. «Cuando se hacen guardias nocturnas, se necesitan descansos para ir preparados a ellas», concluye.

Lo peor de la jornada, la fatiga y la dificultad para dormir

Iván conduce un camión de basura hasta altas horas de la madrugada desde hace siete años, y afirma estar a gusto

No hay día, de lunes a viernes, quitando las vacaciones o los festivos, que Iván Campello no salga con su camión de recogida de basuras por las calles de Elche desde hace siete años. Su turno en UTE Elche comienza a las 23 horas y está conduciendo hasta que termina la ruta, normalmente sobre las 5 de la madrugada. Pero lo lleva bien, reconoce. «Es un turno en el que me encuentro muy a gusto y, por lo general, la mayoría de los que están en este turno lo hacen por voluntad propia», explica. 

Iván Campello.

Iván Campello. / Información

No obstante, Iván reconoce que hay compañeros suyos que no terminan de adaptarse y que piden volver a un horario diurno. Lo peor, señala, es el cansancio y que cuesta más recuperarse por lo que cuesta dormir tras una jornada de trabajo por la noche. «Duermes, pero no las horas que tienes que dormir, sino cuatro o cinco horas, te despiertas y por la tarde tienes que acostarte otro rato», explica en lo que es su día a día. «Está todo preparado para dormir por la noche, no por el día, hay más ruido en la calle, los vecinos…; cuesta más conciliar el sueño», manifiesta este ilicitano.

Este trabajador de la limpieza es consciente de que quienes trabajan por la noche de manera continuada, como lo hace él ya que sus turnos no son rotativos, tienen problemas de salud a largo plazo. «Sabemos que estos turnos te dan problemas, pero yo estoy bien». 

Sobre la conciliación familiar asegura no tener problemas porque, como la mayoría de trabajadores, tiene libres los fines de semana, «así que conciliamos sábados y domingos», indica. Y pone de relieve que el trabajo nocturno en su sector está bien retribuido, ya que el plus de nocturnidad supone un 30 % del salario base que cobran. 

La afección de la turnicidad y nocturnidad es a todos los niveles, tanto física como social, y también de conciliación familiar.