El Elche CF está en el último puesto de la clasificación por méritos propios y porque no está rindiendo como se esperaba. Pero también está sufriendo circunstancias externas, que están influyendo, de forma determinante, para que el conjunto ilicitano pueda sacar la cabeza y salir adelante

Los franjiverdes están siendo maltratados por las decisiones arbitrales y del VAR, que le están impidiendo luchar, en las mismas condiciones, con el resto de sus rivales. 

El enésimo capitulo se produjo en el partido del pasado lunes frente al Mallorca. El Elche fue castigado con dos penaltis en contra, uno de ellos, el segundo, inexistente; y con la expulsión de Lucas Boyé, cuando apenas llevaba cuatro minutos en el terreno de juego, dejando al equipo, otra vez más, en inferioridad numérica. Así es muy difícil luchar.

En apenas ocho jornadas que se llevan del campeonato, el conjunto ilicitano ha visto como le han señalado cuatro penas máximas en contra, por ninguna a favor. Por si fuera poco, los franjiverdes han sufrido hasta tres expulsiones y han jugado un total de 176 minutos, es decir casi dos partidos enteros, con un futbolista menos respecto a sus contrarios.

Pero hay un dato todavía más significativo y concluyente. Desde que el Elche ascendió por última vez a Primera División, en 2020, en las tres campañas que lleva en la máxima categoría, ha recibido un total de 24 penaltis en contra (cuatro en la actual, diez la anterior y otros diez en la 2020-2021) y solo cuatro a favor (ninguno en el presente curso, dos la temporada pasada y otros dos hace tres campaña). El cuadro ilicitano es, sin duda, el equipo más perjudicado en las estadísticas de penas máximas a favor y en contra.

El curso 2022-2023 ya empezó torcido en el primera jornada de LaLiga. En el Benito Villamarín, contra el Betis, John Chetauya fue expulsado en el minuto 13, con empate a cero en el marcador, y los franjiverdes tuvieron que jugar más de 77, contando las prolongaciones de cada tiempo, con un futbolista menos. Al final, derrota, por 3-0.

En el tercer encuentro, ante la Real Sociedad, en el Martínez Valero, en el minuto 33 le fue señalado un penalti por derribo de Mojica a Ali Cho. El choque iba 0-1 favorable a los donostiarras, que pudieron haber encarrilado el encuentro. Menos mal que Mikel Merino lo tiró «a lo Panenka» y Edgar Badia lo detuvo. El resultado final fue de 0-1.

Dos jornadas después, frente al Athletic de Bilbao, también en el coliseo ilicitano, en el minuto 14, el colegiado, tras consultar con el VAR, decretó pena máxima por un pisotón de Roco a Nico Williams. Con  0-1 en el marcador, Sancet no desaprovechó el lanzamiento desde los once metros, para anotar el 0-2 y dejar el choque, finalizó 1-4, sentenciado.

En la jornada 6, el Elche visitaba, en el Camp Nou, al Barcelona, y, en el minuto 14, fue expulsado Gonzalo Verdú. Los franjiverdes estuvieron más de 76 minutos con un hombre menos y acabaron perdiendo 3-0.

El escándalo de Pizarro Gómez

Pero lo del pasado lunes frente al Mallorca, con Pizarro Gómez en el campo y González González en el VAR, fue la gota que colmó el vaso. El primer penalti de Pedro Bigas sobre Antonio Sánchez, con empate a cero, fue leve y, en un primer momento, no lo señaló. Luego rectificó con el vídeo arbitraje. Edgar Badia, que ha detenido seis de los 18 que le han lanzado en las tres últimas temporadas, se lo paró al kosovar Muriqi

Posteriormente, en el minuto 60, expulsó a Lucas Boyé, que acababa de salir, por una fea patada, aunque involuntaria, tras ser advertido desde el VAR. Y luego, solo nueve minutos después, llegó el escándalo mayúsculo. Al sancionar con pena máxima una salida de Edgar Badia, que choca ligeramente con Raíllo, cuando el balón estaba ya despejado. Ver para creer. Incluso, la prensa de Mallorca reconoce que no hubo penalti. Muriqi no desaprovechó el regalo y, en su segundo intento, igualó el marcador a uno, que fue el resultado final. Esa acción condicionó al Elche a la hora de sumar tres puntos de oro y de lograr su primera victoria de la temporada. 

Poco después , Pizarro Gómez y el VAR, no teniendo la conciencia tranquila, decidieron expulsar a Muriqi, por un manotazo a Pere Milla, que provocó más el delantero franjiverde, y ambos equipos terminaron el partido con uno menos, aunque el Elche ya había jugado 24 minutos en inferioridad. 

Todo este relato de penaltis y expulsiones son cosas concretas, pero el Elche también se ha visto perjudicado en muchas acciones por la singular arbitrariedad de los colegiados, que no han tratado, en jugadas similares, al conjunto ilicitano igual que a sus rivales

El capitán del Elche, Gonzalo Verdú, está ya cansado y no quiere hurgar en la herida: «No podemos seguir desgastándonos con ese tipo de cosas. Confío en que la suerte cambie y cuanto antes sea mejor. Es perder el tiempo quejándose de cosas que no podemos controlar. No vamos a decirle a nadie lo que ocurre con los árbitros, porque se está viendo. No estamos teniendo el trato que merecemos por cómo estamos trabajando».

Pedro Bigas señala que «el fútbol está siendo cruel con nosotros. Contra las decisiones arbitrales no podemos hacer nada. Este equipo no va a parar y nunca se va a rendir».

En similares términos se pronuncia Roger Martí: «Hay cosas contra las que es difícil luchar. El equipo sacó la rabia y mereció la victoria y tenemos que seguir luchando igual. Es el único camino».