Los especialistas en trastornos del sueño lo tienen claro: los cambios de hora no benefician a nuestro organismo, que se ve obligado a pasar por un «jet lag» inducido cada seis meses. Dificultad para conciliar el sueño, somnolencia diurna, irritabilidad... «sí que repercute, aunque sea de forma transitoria», expone Pilar Rubio, especialista del Servicio de Neurofisiología en la Unidad del Sueño del Hospital La Fe de València. Además, el neurofisiólogo Javier Puertas, directivo de la Sociedad Española del Sueño, remarca que «lo ideal sería acercarse lo máximo posible al horario del meridiano», es decir, al horario solar, por lo que España debería volver al huso que corresponde al meridiano de Greenwich.