El asentamiento de al menos dos nutrias y sus crías en el parque natural de El Hondo en el último año deja un halo de esperanza para que la especie recupere niveles de población tras haberse prácticamente extinguido en la zona sur del país el siglo pasado. Estos ejemplares han alcanzado el parque natural tras un largo viaje por los azarbes y su presencia es un indicativo, de forma indirecta, de la buena calidad de las aguas en los embalses, indica Vicent Sansano, director del parque natural, que entiende que esta es una recompensa al trabajo hecho desde el parque y mediante el convenio con Riegos de Levante. De igual forma, los expertos señalan que la presencia de este animal puede convertirse en un aliado contra la sobre población de carpas, un mal que se intenta controlar por múltiples vías.

En 2019, la comunidad de regantes inició un estudio exhaustivo para controlar especies invasoras como la carpa que con el paso del tiempo se han reproducido de una forma desmedida. El trabajo también plantea un seguimiento de las nutrias a lo largo del parque como indicativo de la evolución de la población de carpas, dos años después de que un estudiante de Gestión Forestal diese con la primera pista de este ejemplar en El Hondo y tomase algunas instantáneas nocturnas con la técnica del fototrampeo.

Uno de los ejemplares de nutria captado en el parque natural de El Hondo durante este pasado verano.

Los expertos reseñan que las nutrias se han empezado a desplazar desde enclaves como la cabeza del río Segura a los cauces medios y bajos en busca del buen clima y alimento. Sigue siendo una especie catalogada como vulnerable pero su situación ha mejorado y, junto a la garza, se han convertido en uno de los pocos depredadores de especies exóticas invasoras como el cangrejo y la carpa, que están ayudando a mejorar el equilibrio del ecosistema. Y ¿cómo han llegado las nutrias al Hondo? Las investigaciones apuntan a que estos ejemplares han empleado la red de acequias y azarbes de la huerta tradicional de la Vega Baja y del Baix Vinalopó como conducto.

Al inicio del estudio no se tenía la certeza de si la especie localizada aparecía de forma esporádica o estaba asentada en El Hondo. Si bien, los especialistas rastrearon y hallaron en su momento excrementos y huellas de este mamífero en varios puntos, sobre todo en el canal principal y el entorno de los embalses, que despejaba ciertas dudas sobre los movimientos de esta especie. Carolina García, ambientóloga de Riegos de Levante, reseña que hace un mes se detectó una hembra con dos crías y se tiene captada la presencia de un macho, por lo que como mínimo hay cuatro ejemplares, aunque estos mamíferos pueden llegar a tener cuatro crías. La investigación también pretende dar con la conexión que hay entre las nutrias halladas en El Hondo y en el Pantano. Se sabe que estos animales, que suelen pesar de 10 a 12 kilos, tienen un comportamiento muy territorial cuando son adultos, pero a una edad temprana van explorando espacios para asentarse, sobre todo los machos. Cuando lo hacen, como parece que ha ocurrido, comienzan a reproducirse. En el caso de las dos crías detectadas en el parque de El Hondo, a partir de los ocho meses se independizarán de su madre para emprender el camino, que podría seguir siendo el parque natural si los factores antes descritos acompañan.

Carolina García estima que la población de nutrias en el entorno es abundante, aunque «es complicado hacer recuento de todos los ejemplares que hay porque necesitamos estudios genéticos y por ahora no se han hecho. No se descarta y se podría colaborar con una universidad pero es caro porque hay que analizar el ADN para ver de quiénes son los excrementos», apunta.

Imagen de una nutria captada en El Hondo.

Retos para acabar con una especie invasoras que pone un millón de huevos

La sobrepoblación de carpa en el parque natural de El Hondo es difícil de erradicar, sobre todo las especies de mayor tamaño porque pueden alcanzar los siete kilos de peso y se les resisten a nutrias, garzas y al resto de depredadores. Riegos de Levante, con indicaciones de la Conselleria de Emergencia Climática y Transición Ecológica, está analizando desde 2019 cómo afectan los cambios de temperatura en la reproducción de la carpa y cuáles son los meses en los que estas especies están más activas, ya que sólo un ejemplar puede llegar a poner entre 300.000 y un millón de huevos, lo que motiva que haya una densidad alta de media tonelada por hectárea, según los cálculos del pasado año. Se están poniendo barreras físicas para evitar el acceso de la carpa y también se está optando por la pesca sostenible para reducir su población. Sin embargo, hay otros métodos que no resultan viables de forma periódica, como la desecación de embalses, que sólo podrían ser posibles cada tres o cuatro años para no dañar al ecosistema.