La presión de Marruecos sobre el Sáhara Occidental va en aumento y, desde la provincia, surgen voces en apoyo del pueblo saharaui pese a las dificultades que genera la pandemia. La coordinadora provincial, Ángela Carrillo, explica su planteamiento.

¿Qué información tienen sobre el recrudecimiento del conflicto del Sáhara Occidental?

Por desgracia, no llega demasiada información. Sabemos que Marruecos ha roto el alto al fuego y ha habido una respuesta por parte del Polisario. Nuestra misión no es la guerra, es la paz, como ONG que somos. Seguimos apoyando el derecho de los saharauis al referéndum de autodeterminación y a vivir libres y con sus recursos en su tierra. La solución la tiene Naciones Unidas, es la que debe ser garante de los derechos de los saharauis y permitir que puedan vivir en paz.

Esta tarde han convocado una concentración en la plaza de la Montañeta de Alicante...

Queremos que se sepa que existe una situación muy difícil, necesitamos que la sociedad conozca qué está pasando allí. Es la única forma de que Naciones Unidas se haga eco y se pueda respetar la libertad de expresión y los derechos humanos. Estamos con los saharauis porque son un pueblo hermano y les estaremos apoyando hasta que llegue el día en el que puedan vivir con sus propias recursos. Hay veces que parece cerca y otras, lejos.

La concentración que hicieron el miércoles en Elda ha generado críticas ante la grave situación sanitaria actual...

Es que estos días es complicado hasta vivir. La situación de pandemia no favorece que se reúna mucha gente. Hay que extremar las precauciones, participar con mascarilla y respetar la distancia de seguridad. La Subdelegación de Gobierno nos ha transmitido una serie de normas, como que las banderas no sean portadas por varias personas. En Elda estuvo mal que hubiera gente sin mascarilla pero en una concentración se guarda más precaución que en un bar.

¿Qué problemas añadidos está deparando la pandemia?

En el Sáhara Occidental han tenido pocos casos y apenas fallecidos. La zona está blindada y bastante libre de coronavirus. Cumplen con los protocolos de mascarillas y lavado de manos y la melfa (el traje típico de las mujeres) y el turbante les permiten protegerse. Están acostumbrados a ir tapados porque el siroco es un viento que lleva mucha arena. El envío de ayuda está siendo más difícil pero intentamos mantener el ritmo y la próxima semana saldrá una caravana.

Este verano tampoco han podido traer niños saharauis...

Ha sido lo mejor para todos. Esperamos que el verano que viene o el siguiente vuelvan los niños. El programa Vacaciones en Paz requiere de mucho esfuerzo económico, no es algo barato, pero es imprescindible para los niños y compensa el esfuerzo. El programa permite dar a conocer la causa saharaui de forma masiva y a los niños se les hacen revisiones médicas que allí no se pueden. Algún menor ha venido invidente y se ha ido viendo. Pasan de estar en una zona a 60 grados a bañarse en parques acuáticos.

¿Cuándo fue la última vez que fue al Sáhara Occidental a trabajar sobre el terreno?

La última vez que fui allí fue en diciembre del año pasado. Voy mínimo una vez al año para hacer seguimiento de nuestros proyectos. Este 2020 no lo voy a poder hacer y tenemos que trabajar con la información que nos llega de allí. Estamos deseando volver allí para seguir trabajando de cerca con el pueblo saharaui.