El equipo de gobierno ha dado un paso para resolver uno de los frentes más polémicos y a la vez más enquistados de la última década: el Mercado Central. Y lo ha hecho encargando un nuevo trámite para tratar de dejar atado antes de que acabe el mandato, en menos de 14 meses, el proyecto para hacer definitivo el edificio de abastos en la ladera del río. Un emplazamiento en el que quieren quedarse los placeros y que, por contra, ha generado críticas entre varios sectores de la población, entre ellos arquitectos y ecologistas.
PSOE y Compromís han encargado este viernes a la empresa municipal Pimesa un estudio para definir cómo será el inmueble de la avenida de la Comunidad Valenciana. Tras tumbar el proyecto de Aparcisa, que pasaba por tirar abajo el edificio de abastos de la plaza de la Fruita para hacer uno nuevo y construir un parking subterráneo, el ejecutivo local ha apostado por consolidar el mercado provisional como solución a este conflicto. La mercantil pública tiene ahora como cometido abordar las necesidades que tienen los placeros en la ubicación actual y concretar las actuaciones necesarias para consolidar el edificio, que según el Plan General puede pasar de 4 a 8 metros de altura, y por lo tanto tener dos plantas. Asimismo, Pimesa deberá perfilar cómo se tiene que integrar el mercado en esta ubicación y favorecer la movilidad en esta transitada vía céntrica del municipio.
Según el portavoz del equipo de gobierno, Héctor Díez, se trata de «un documento de alcance previo para contar con un proyecto definitivo» para este inmueble de abastos, y que, por tanto, precederá a un cúmulo de trámites posteriores para que puedan comenzar unas obras que antes de elecciones son materialmente imposibles.
Este plan forma parte de la propuesta que el alcalde, Carlos González, puso sobre la mesa a los vendedores el pasado mes de octubre, además de proponerles la construcción de un parking subterráneo en la calle José María Buck para que pudiera dar servicio a su clientela. Les ofreció también crear un boulevar en la avenida de la Comunidad Valenciana y los placeros, hartos de luchar a contracorriente por el proyecto que adjudicó el PP en 2015, mostraron su predisposición a esta oferta. Si bien, pidieron a los responsables municipales contar cuanto antes con un proyecto para que esta propuesta no se quedara en una mera promesa.
Ha sido ahora cuando el ejecutivo local ha activado los trámites para empezar a arrojar luz sobre uno de sus mayores quebraderos de cabeza al tiempo que la Concejalía de Urbanismo se encuentra «perfilando» el anteproyecto para concretar cómo quedará el viejo edificio de la plaza de la Fruita donde a finales de año anunció su apuesta por rehabilitarlo para crear una plaza pública dedicada a la gastronomía, el ocio y la cultura.
«Acortar plazos»
De manera paralela, PSOE y Compromís tienen en marcha la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para posibilitar que en una zona verde pueda contar definitivamente con un mercado que hace siete años se instaló con el fin de que fuera provisional. Ese cambio del documento urbanístico también permitirá que el tradicional inmueble de abastos de la plaza de la Fruita albergue servicios.
Según Díez, el propósito municipal es trabajar en paralelo consultando a los técnicos de Conselleria que es la que tiene competencias en patrimonio. «Para conseguir que tengamos éxito de una vez por todas hay que trabajar de la mano, estoy convencido de que acortaremos plazos en la medida en la que trabajemos en paralelo», dijo el portavoz.
