Las históricas instalaciones que la fundación Elche Acoge ha ocupado durante cerca de 30 años han dejado paso a una nueva sede, mucho más moderna y amplía, en el número 53 de la calle Doctor Sapena. El personal de la ONG lleva trabajando en ellas desde mediados del pasado marzo, aunque la inauguración oficial no se produjo hasta esta tarde. Este cambio ha tenido lugar por el enorme aumento en los últimos tiempos de las peticiones de ayuda a las que Elche Acoge busca respuesta, cifradas en un 30% por su presidente, Paco Cámara.
Las consecuencias sociales y económicas derivadas de la crisis del coronavirus, en primer lugar, y las de la invasión de Ucrania por parte de las tropas rusas, más recientemente, han desbordado las oficinas de una fundación que ayuda a más de un centenar de personas, en su mayoría migrantes, al cabo del mes. Con todo, Elche Acoge no se detiene en estos dos problemas, el sanitario y el de la guerra, y amplía sus líneas de trabajo. En la actualidad se está progresando en dos terrenos que son considerados muy importantes, el de la atención a los refugiados políticos y el de la lucha contra la LGTBIfobia, en la que se colabora desde hace más de un año con la Asociación Entendemos.
«La sede en la que hemos trabajado en los últimos 28 años se había quedado muy pequeña para la cantidad de atenciones que tenemos que prestar en la actualidad. No queremos que se repitan las imágenes de gente haciendo largas colas ante nuestras oficinas que tuvimos que ver durante los meses más duros de la pandemia», razona Cámara sobre el cambio de instalaciones. La nueva ubicación cuenta con 600 metros cuadrados, de los cuales se están utilizando la mitad en estos momentos. «Nuestros técnicos y empleados pueden realizar sus tareas en mejores condiciones y la persona que va a solicitar asistencia también se encuentra más cómoda», añade el presidente.
Catorce meses
Encontrar una nueva sede ideal no ha sido una labor sencilla para Elche Acoge, ya que ha dedicado catorce meses hasta dar con la instalación elegida, un tiempo en el que sus responsables han visitado más de una treintena de locales. Sobre las gestiones que se están realizando para tutelar a refugiados políticos, Cámara explica: «Los trámites son complicados porque hay que cumplir con las directrices que marcan tanto el Gobierno central como la Generalitat Valenciana».
En el caso de los refugiados ucranianos se está colaborando estrechamente con el Ayuntamiento y ya se ha prestado servicio a más de cincuenta familias, con cuestiones como la tramitación de documentación o las clases de castellano. «En cuanto a la lucha contra la LGTBIfobia, ayudamos a personas migrantes que muchas veces sufren una doble discriminación», sostiene el presidente, quien también da las gracias a fundaciones como Pikolinos, Pascual Ros o La Caixa por su contribución al cambio de sede.
