La oxitocina regula el comportamiento en humanos y su bajo nivel puede estar relacionado con patologías mentales

El proyecto de la UMH y el CSIC estudia si aumentar los niveles de la hormona puede restaurar el comportamiento social en patologías como el autismo, la esquizofrenía, depresión o alzhéimer

Una pareja, tendida en el césped de un parque

Una pareja, tendida en el césped de un parque / FABIO FRUSTACI

M. Alarcón

M. Alarcón

Un grupo de investigación del Instituto de Neurociencias, centro mixto de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), liderado por la investigadora Sandra Jurado, está desarrollando el proyecto OXITO-CURE, cuyo objetivo es identificar las alteraciones neuronales implicadas en el origen de los trastornos del comportamiento social como el autismo, ha hecho público hoy la institución académica.

El trabajo se centra en estudiar la función de la oxitocina, una hormona que, además de su reconocido papel en el parto y la lactancia, regula el comportamiento social en humanos. La oxitocina es conocida popularmente como "hormona del amor" porque diversos estudios coinciden en que cuando estamos enamorados, aquella fase en la que tenemos sentimientos muy fuertes de deseo por estar con la persona por la que estamos embelesados, nuestro cerebro presenta mayores niveles de oxitocina. Otro estudio reciente también busca relación entre la reparación de personas infartadas y esta hormona.

Dos jóvenes se besan, durante la pandemia, pese a sus mascarillas

Dos jóvenes se besan, durante la pandemia, pese a sus mascarillas / JAVIER BELVER

Existen múltiples evidencias que indican que pacientes con trastornos sociales tienen bajos niveles de oxitocina cerebral, lo que sugiere "la existencia de alteraciones en este sistema que podrían aparecer durante las etapas tempranas del neurodesarrollo", explica en un comunicado. El proyecto OXITO-CURE explorará el potencial terapéutico de distintas estrategias dirigidas a aumentar los niveles de oxitocina en el cerebro para restaurar el comportamiento social en patologías como el autismo, la esquizofrenia, la depresión o, incluso, enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer.

El laboratorio ha identificado nuevas moléculas implicadas en la secreción de oxitocina que han permitido desarrollar nuevas estrategias moleculares para aumentar los niveles de esta hormona en el cerebro y explorar su potencial terapéutico.

Patologías mentales

"El desarrollo de comportamientos sociales apropiados es fundamental para la supervivencia de especies como la humana. Los déficits del comportamiento social no se limitan al trastorno del espectro autista (TEA), sino que suponen un síntoma comórbido de numerosas enfermedades neuropsiquiátricas", explican los investigadores. En conjunto, las enfermedades que implican trastornos sociales se consideran entre las patologías mentales con mayor índice de crecimiento en las sociedades modernas. En la actualidad, se carece de tratamientos eficaces para los trastornos sociales, cuya incidencia se calcula de uno en cada 60 niños, con un aumento significativo de casos en la última década, según estudios recientes. 

El trabajo se centra en estudiar la función de la oxitocina, una hormona que, además de su reconocido papel en el parto y la lactancia, regula el comportamiento social en humanos.

Estudios

El proyecto OXITO-CURE se basa en resultados de estudios previos obtenidos en el laboratorio que indican que el sistema de oxitocina aún se encuentra en estado inmaduro en el momento del nacimiento (Madrigal y Jurado, Communications Biology, 2021).

El alzhéimer es una enfermedad que podría tener relacion con bajos niveles de oxitocina

El alzhéimer es una enfermedad que podría tener relacion con bajos niveles de oxitocina / Axel Alvarez

Estas primeras semanas de vida suponen un periodo plástico en el que el sistema madura y adquiere sus propiedades funcionales. Sin embargo, este no es un proceso infalible y pueden generarse errores que podrían dar lugar a, por ejemplo, patrones de conexión aberrantes, provocando un mal funcionamiento del sistema.

Novedosas técnicas

Según explica Sandra Jurado, “gracias a las novedosas técnicas de reconstrucción 3D de circuitos neuronales se podrán identificar las potenciales alteraciones del sistema de oxitocina en regiones concretas del cerebro de animales modelo. Una vez que se hayan identificado las regiones más afectadas, podremos dirigir nuestras herramientas moleculares para intentar compensar el déficit de oxitocina en estas zonas concretas”.

Los seis investigadores de Neurociencias-CSIC que están detrás del proyecto

Los seis investigadores de Neurociencias-CSIC que están detrás del proyecto / Stuart Ingham

Para ello, Jurado añade que “el laboratorio ha identificado nuevas moléculas implicadas en la secreción de oxitocina que han permitido desarrollar nuevas estrategias moleculares para aumentar los niveles de esta hormona en el cerebro y explorar el potencial terapéutico de estas manipulaciones para restablecer distintos aspectos del comportamiento social como preferencia social, sociabilidad, etcétera, en un modelo animal de autismo”.

Seleccionado

El proyecto OXITO-CURE: Manipulación del sistema oxitocinérgico como diana terapéutica para el tratamiento de trastornos sociales, desarrollado en el Instituto de Neurociencias UMH-CSIC, Centro de Excelencia Severo Ochoa, ha sido seleccionado en la convocatoria de proyectos de investigación de la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno para recibir una ayuda de 65.000 euros.

 El objetivo de estas ayudas es financiar la realización de proyectos de investigación en neurociencia, enfocados a la comprensión del sistema nervioso humano y de las enfermedades que lo afectan. La convocatoria y el proceso de selección corre a cargo del Comité Científico para Neurociencia de la Fundación, que este año ha seleccionado 9 proyectos entre 139 solicitudes recibidas.