Alardo para despertar a Elche

Más de cien arcabuceros hacen rugir sus armas en el acto más estruendoso de los Moros y Cristianos

Más de cien arcabuceros hacen rugir sus armas en el Alardo de los Moros y Cristianos de Elche

Pilar Cortés

Pasadas las 9.05 de la mañana comenzaba el potente Alardo de los Moros y Cristianos. Más de un centenar largo de arcabuceros tomaban parte en el mismo. Sus continuos y potentes disparos, que en el centro de la ciudad han terminado por despertar a más de uno tras otra noche más de fiesta, contrastaban con el lento discurrir de la comitiva.

Los participantes, con muchas mujeres en las dos filas dispuestas en los extremos de la vía, arrancaban en Juan Carlos I (esquina calle Daoiz), para posteriormente discurrir por Puente Ortices, Capitán Lagier, Passeig de les Eres de Santa Llúcia, Carrer Portell de Granyana, Plaça del Parque, Diagonal del Palau y Palacio de Altamira, donde está previsto que acabe.

Un instante del acto festero

Un instante del acto festero / Pilar Cortés

Agua para evitar sustos

El rugir de los arcabuces sorprendía a más de uno que esta mañana iba a trabajar, a turistas un poco desorientados que no sabían lo que ocurría, mientras que no demasiados espectadores se quedaban paralizados ante las nubes de humo que se quedaban a baja altura.

Previamente, los servicios municipales habían baldeado el recorrido para que los restos de pólvora que puedan caer al firme no supongan un riesgo.

Con gafas de protección o de sol, tapones en los oídos, guantes y cubiertos por una malla o sombrero en la cabeza, la mayoría de los disparadores apostaba por protegerse más o menos en función de su pericia y seguridad.

El Alardo, como bien se subraya desde la Asociación Festera de Moros y Cristianos de Elche, al frente de la cual se encuentra Julián Fernández, también presente pero no participante en esta despertà, representa la lucha de los dos bandos, unos por conquistar y otros por defender lo que cada uno considera suyo.