Seguridad vial

Lo que el ojo sí ve con o sin carril bici en Elche

Ver en acción el nuevo radar de la avenida Juan Carlos I no es más que un divertido ejercicio sobre a qué velocidad se saltan los vehículos un límite inferior al que marca la DGT y del que parece no existe conciencia entre los conductores

Un autobús a más velocidad de la permitida en la avenida Juan Carlos I de Elche

Un autobús a más velocidad de la permitida en la avenida Juan Carlos I de Elche / Antonio Amorós

M. Alarcón

M. Alarcón

«¡Mándame la multa a casa!», gritaba un conductor esta semana al fotógrafo que esperaba el instante para fotografiar el turismo superando la velocidad máxima que marca el nuevo radar (sin sanción) colocado por la Concejalía de Movilidad en la avenida Juan Carlos I como supuesta medida disuasoria para que la vía no se vuelva a convertir en la rampa de salida de un Gran Premio de Fórmula 1 (esto es un eufemismo, por supuesto).

Un coche al límite en la avenida Juan Carlos I de Elche

Un coche al límite en la avenida Juan Carlos I de Elche / Antonio Amorós

Norma para un carril que se aplica en dos

Lo cierto y verdad es que el radar de la avenida Juan Carlos I, junto al de la calle Ángel, pueden convertir a Elche en una ciudad de estudio porque tiene dos vías de dos carriles en el mismo sentido limitadas a una velocidad inferior a la que marca la ley.

Hace ya dos años, la Dirección General de Tráfico (DGT) estableció en las ciudades un límite de velocidad de 30 kilómetros por hora -que baja a 20 en vías de plataforma única, es decir, a calles en las cuales peatones y vehículos comparten la calzada- para intentar concienciar a los conductores. Ahora bien, ese límite, dice el acuerdo previo del Consejo de Ministros, de 10 de noviembre de 2020, es de aplicación preferente en vía de un único carril. A pesar de ello, el anterior gobierno municipal, de PSOE y Compromís, como ahora el de PP y Vox, han puesto un límite en vías que no entraban en esa filosofía para la reducción de la accidentalidad. Es cierto que lo ha hecho en dos vías urbanas con tantos problemas de tráfico, aunque de diversa índole, como quejas vecinales generaban.

Vehículos

El resultado, como se pueden imaginar, es que se cumple poco o muy poco por innumerables razones. Solo hay que ver estas imágenes para comprobarlo. Y no, no han sido buscadas. Es un simple ejercicio de colocarse diez minutos a ver pasar todo tipo de vehículos. Y, si es de noche, mucho peor. Da lo mismo que el radar se haya colocado a mitad de la vía o que el enorme cartel en color fosforito advierta de la velocidad máxima autorizada o una simpática carita en verde o rojo nos diga con un gesto de aprobación o desaprobación si estamos cumpliendo la norma y además, justo en el lugar donde existe un paso de cebra que apenas se ve.

En teoría, los patinetes no circulan a más de 25 kilómetros por hora

En teoría, los patinetes no circulan a más de 25 kilómetros por hora / Antonio Amorós

Atropellos

Dice la DGT que el 82% de las personas fallecidas por atropello en las ciudades eran vulnerables. De ellas, 247 fueron peatones, 32 ciclistas y 148 motoristas. El riesgo de fallecer como consecuencia de un atropello a 50 kilómetros por horas es del 90%, mientras que si se reduce la velocidad a 30 kilómetros por hora ese riesgo baja al 10%. Y esto pasa porque se reduce a la mitad la distancia que se necesita para detener el vehículo. Ni más ni menos. Esto separa quizá la vida de la muerte en un accidente. Además, los modernos sistemas de seguridad activa de los vehículos para proteger a los peatones se han demostrado mucho más eficaces cuando se circula a 30 que a 50 kilómetros por hora.

«Las pruebas y experiencias existentes en zonas donde se ha reducido la velocidad máxima a 30 kilómetros han demostrado un efecto positivo sobre la siniestralidad, reduciendo los accidentes en un porcentaje mayor al 40%», dice la DGT. Otra cuestión es si el de Juan Carlos I también obedece a este objetivo.