La Policía Local de Elda quiere combatir el exceso de ruidos en la ciudad y, con tal fin, llevará a cabo a lo largo de todo el mes de octubre una campaña para controlar el exceso de decibelios que emiten algunos motociclistas y ciclomotores. Las multas oscilarán entre los 200 y 500 euros en las infracciones más graves por alteración de los tubos de escape u otros elementos del vehículo. Según se informa desde la concejalía de Seguridad Ciudadana, Movilidad y Transporte, los controles se realizarán en diferentes puntos de la ciudad y de manera aleatoria en cualquier día de la semana y a cualquier hora del día.

El concejal del área, Enrique Quílez, ha explicado que «vamos a incrementar la vigilancia para intentar atajar un problema que durante las últimas semanas está provocando muchas molestias a los vecinos y vecinas, tal y como se refleja en las quejas recibidas». Quílez ha pedido a los usuarios de motos y ciclomotores «prudencia y responsabilidad a la hora de conducir, y también deben de ser conscientes y avisados están de que habrá un mayor incremento de controles para tratar de solventar así el problema».

El edil ha aclarado que «con estos controles no tenemos ningún afán recaudatorio, sino que lo que pretendemos es concienciar a los usuarios que el ruido es un problema grave y molesto para el resto de ciudadanos. Uno de los objetivos del gobierno local es hacer de Elda una ciudad más amable y habitable y eso pasa por reducir la contaminación acústica». Quílez se refiere, concretamente, al cumplimiento de los objetivos marcados en la Agenda 2030 con los que se busca minimizar la emisión de dióxido de carbono y combatir las molestias que generan los ruidos.

En los controles los agentes de la Policía Local comprobarán, además de la documentación, que los tubos de escape de las motos y ciclomotores son los originales o, si han sido cambiados, que estén homologados y hayan pasado la Inspección Técnica de Vehículos. El problema que el Ayuntamiento pretende atajar ahora tiene una mayor incidencia en verano. Época del año en el que las ventanas están abiertas y el buen tiempo alarga la actividad social, lo que genera un conflicto entre el derecho al descanso y al ocio.