Alguien dijo una vez que el fútbol es lo más importante de las cosas que son poco importantes. Y me parece una acertada afirmación a la hora de explicar una pasión. Quizás sea perder el tiempo tratar de razonar sobre lo irracional, pero sí podemos reflexionar sobre lo que puede suponer un ascenso de categoría para una ciudad como Alicante, una ciudad que ha sufrido las consecuencias de la crisis y que necesita un empuje en su actividad económica.

Alicante es una tierra orgullosa de sus símbolos y nos gusta lucirlos. Nos agrada decirle a los demás que somos «la millor terreta del món»? Y ha llegado la hora de poder hacer gala de un Hércules campeón. Tres cosas hay que sacan a los alicantinos de sus casas: las Hogueras de San Juan, la Santa Faz y el Hércules CF. Son nuestra identidad y lo llevamos en el corazón. Eso no se puede explicar. Alicante se merece que este equipo ascienda de categoría.

Son muchos años de sentimiento compartido desde que naciera allá por 1914. Desde entonces, ha sabido ser parte importante de las vidas de los alicantinos y alicantinas. Pero, ¿qué supone para la ciudad un ascenso? De entrada, un importante impacto económico para la ciudad, que durante los fines de semana vería incrementados sus ingresos, gracias a la masa social que arrastra el fútbol.

Y eso de forma directa, porque de manera indirecta otros sectores relacionados con los servicios se verían beneficiados. A eso le sumaríamos una mayor presencia mediática de la ciudad a todos los niveles. Desde antes de llegar al gobierno del Ayuntamiento de Alicante, ya entendimos la importancia de la promoción del deporte base en esta ciudad y lo cierto es que el esfuerzo en ese sentido está siendo muy intenso. Desde que asumí mi cargo, como concejal de Deportes, he estado trabajando para mejorar unas instalaciones deportivas que encontramos en un estado poco adecuado, por decirlo suavememte. Pero también entendimos la gran importancia del deporte de élite y la repercusión que podría reportar a la ciudad.

Ahora Alicante camina sola en materia de promoción turística. Somos marca propia y la vamos a lucir muy orgullosos, pero para eso necesitamos nuestro patrimonio, nuestros símbolos. Y el Hércules ha de ser uno de nuestros estandartes para pasear el nombre de Alicante, al igual que lo son nuestras Fiestas, nuestro clima, nuestra gastronomía y nuestro Mediterráneo.

Hércules y Alicante son dos pasiones que están unidas. Son el azul del mediterráneo y el blanco más puro los que tiñen nuestras banderas y nuestras camisetas. Son los colores con los que tenemos que inundar la ciudad. Que todos sepan de la importancia que le damos en Alicante a todo aquello que nos hace grandes. Que todos sepan que seamos como seamos, vengamos de donde vengamos, todos somos capaces de cantar juntos, de celebrar juntos, de llorar de felicidad juntos y acudir todos juntos a la simbólica Plaza de Los Luceros, epicentro de las pasiones alicantinas, y gritar orgullosos que estamos aquí, que nunca caeremos, que «Alacant es la millor terreta del món» y que ¡¡MACHO HÉRCULES!!