El regreso a la élite fue de nuevo un carrusel de emociones. El Hércules de Esteban Vigo, reforzado con Trezeguet y Valdez, cromos que sólo salían en los Mundiales, y con el estrambótico Royston Drenthe, asaltó el Camp Nou. Era reincidente. El Hércules volvió a copar las portadas de medio mundo por su gesta, un 0-2 en casa de Guardiola, Messi, Xavi, Iniesta y el resto de elenco que maravillaba al fútbol. Tras una primera vuelta idílica, el equipo cayó en picado por los problemas extradeportivos. La naturaleza del escorpión, que se suele decir. Un error histórico que aún paga el Hércules y que vaya usted a saber cuándo lo remienda, si es que eso puede pasar. El puesto de Esteban saltó por los aires, aunque poca culpa había en el banquillo del sindiós generalizado. Llegó Miroslav Djukic, que no varió el rumbo desastroso que llevaba la nave. Esteban Vigo ha seguido relacionado con el mundo del fútbol: entrenó al Almería y al Xerez en varias etapas más; la última, el pasado curso, pero no pudo ascender al equipo a Segunda B. Djukic ha hecho luego carrera en los banquillos: llegó a dirigir al Valencia, ascendió al Córdoba a Primera y su última experiencia fue en Gijón.
En la 11-12 tocaba reconstrucción, toda aquella prole de jugadores de campanillas voló de Alicante y el equipo se construyó en torno a un viejo conocido, Juan Carlos Mandía, que empezaría su tercera y última etapa en el Hércules. El equipo cayó en el play-off de ascenso contra el Alcorcón y el proyecto deportivo quedó hecho añicos. Siguió en la 12-13, pero no acabó la temporada porque el club estaba ahogado y con un pie en Segunda B. Desde entonces, el técnico gallego ha dirigido al Alavés y al Sabadell y ha formado parte del cuerpo técnico de Míchel, con quien ha estado en el Olympique de Marsella, Málaga, Pumas y Getafe.
El marrón de salvar al Hércules de un descenso altamente probable recayó sobre otro clásico de la entidad, Quique Hernández. Hubo tiempo por delante y un mercado de invierno mediante y el Hércules logró salvar la categoría en un ejercicio de fe y gracias a una recta final digna de un aspirante al ascenso. Cinco victorias seguidas (y once sin perder) bastaron para la machada. Quique volvía a meterse en la historia del club y además se convertiría en el técnico con más partidos de la entidad. La 13-14 comenzó con el mismo guion, pero diferente final.
Llegó Slavisa Jokanovic (exjugador de Oviedo, Dépor o Chelsea) al banquillo como revulsivo, pero fue estéril la reacción. Después ha ascendido a dos equipos a la Premier League (Watford y Fulham) y tiene el honor de ser el único entrenador extranjero en conseguir tal hito en el fútbol inglés.
El drama en el herculanismo era grande: de nuevo en Segunda B. Un nuevo proyecto, nuevo entrenador, nueva plantilla… El elegido para recuperar la decencia fue Pacheta, que a sus espaldas tenía una gran trayectoria como futbolista y experiencia como director deportivo y entrenador (Numancia, Oviedo, Cartagena y una experiencia en Polonia). El Hércules pronto se aupó a la zona noble de la clasificación, fue líder con un juego rústico pero efectivo. Sin embargo, un bagaje de tres victorias en 12 partidos terminó con su puesto. El equipo todavía estaba en puestos de play-off (cuarto), algo que tanto costó conseguir luego. El sustituto fue Manolo Herrero, un hombre con otro estilo futbolístico que había ascendido al Jaén a Segunda hacía un par de años. Consiguió llevar al Hércules a la promoción y la afición volvió a creer de la mano de un gran Chechu, pero una histriónica actuación del colegiado Sánchez Laso en Cádiz terminó con el sueño del ascenso en el partido de vuelta de la semifinal. El regreso iba para largo.
