Pensarlo no es hacerlo y decirlo, tampoco. El Hércules de Ángel Rodríguez desea mostrarse al mundo como un equipo que quiere y, además, puede. De momento le sale porque, más allá de si gana o no, hace muchas cosas bien, incluso las más feas, las que lucen menos. Ayer, sobre el caucho inflexible del Sagnier, mostró sus credenciales para convertirse en lo que ahora solo se ve como un esbozo de ambiciones.

Con dos puñetazos, su propuesta versátil, negociable, amable casi siempre con el balón, derribó tres paredes a la vez. Sumó la primera victoria, lo hizo en un campo en el que nunca se había ganado y, por fin, marcando más de un tanto. No había ocurrido antes en El Prat y eso es indicativo de que se transita por la vía adecuada, que el bloque se compacta y crece explotando bien sus armas.

Las victorias estiran el tiempo, apagan los fuegos, atemperan el ánimo, tiran de él hacia arriba, tanto de los que están dentro del vestuario como de los que miran con pasión desde fuera. Las victorias son maravillosas siempre, pero atesoran un valor incalculable cuando con ellas se puede explicar lo que uno pretende ser. 

El Hércules fue superior al Prat en todo lo relativo al plan de fuga, en la presión, en la conducción, en la anticipación, en la salida desde atrás y en el repliegue. También lo fue en la contención, el orden, la ocupación de espacios, en las ayudas de los laterales, en la resolución. Así, aunque las ocasiones no entren, es más sencillo ganar porque el gol siempre es una posibilidad real, no un fenómeno extraño.

Frente a un rival serio, que disfruta con la pelota, que no le quema, que está acostumbrado a moverla sobre la aridez sintética de un césped de mentira que vivió su máximo esplendor hace 10 años, en esa coyuntura, el conjunto alicantino mejoró a su adversario en todos los frentes. Le pudo ayudar que a los cinco minutos marcara en una acción a balón parado; sí, es innegable, pero es que en campos de esta naturaleza esa herramienta resulta más útil que un bidón de agua helada en el desierto.

Los blanquiazules vuelven a generar tres ocasiones muy claras además de los dos goles y de enviar un balón al larguero

Avance por la izquierda. Un defensor derriba a Alvarito. Míchel ejecuta la falta lateral y Dylan Leiva, sin vacilar, se levanta por encima de todos para dibujar un remate inapelable y poner en ventaja a los visitantes. Primero Riera y luego él, dos centrales sin horas de vuelo compartidas abriendo las defensas rivales. A Peña no le sorprende... el Intercity de Siviero salió así de muchos embrollos la temporada pasada antes de proclamarse campeón de Liga.

Con la renta favorable y con la apuesta por el doble pivote más puro, el Hércules se adueñó del choque justo después de que el asistente del colegiado anulara el empate al cuadro catalán por supuesto fuera de juego justo en el siguiente ataque. Todo suma.

Maxi y César ocuparon el centro de la cancha y obligaron al Prat a avanzar a trompicones, sin ritmo, sin regularidad, sin ocho y sin diez. Por fuera, Raúl y Eimil reaccionaron bien a los balones a la espalda. En uno de esos intentos, el capitán roba, monta la contra, habilita rápido a Míchel, que se inventa un pase al espacio para que Harper, solo en su pugna con el portero, sentencie a los 25 minutos. No pasó. El delantero maniobra lento y Craviotto le adivina la intención. La acción volvió a repetirse casi calcada tiempo después, con los mismos protagonistas, pero el árbitro, que ya no miraba el balón sino su reloj, puso fin a la primera mitad de manera escrupulosa tras expirar el tiempo añadido. 

Carlos Abad detiene un mano a mano a Albert Martí en la acción más peligrosa del conjunto catalán en los 90 minutos

Movido por la buena disposición de sus jugadores y la nula amenaza que generaba el fútbol entrecortado del Prat, Ángel Rodríguez creyó conveniente desdramatizar, restar peso destructivo e ir un paso más allá en su dominio. Retiró del campo a César para ganar último pase con Sergio Marcos y a Cedrés, titular tres semanas seguidas pese a no tener una incidencia notable en el juego. Su lugar lo ocupó Villacañas.

El movimiento sentó mal de primeras. La energía que inyectan los dos mediocentros de posición se redujo a la mitad de pronto y al resto de compañeros les llevó varios minutos acostumbrarse y equilibrar el déficit. Pedro Dólera empleó ese compás de duda herculana para urdir su oportunidad de igualar y casi da con la manera. 

Villacañas, aún desacompasado, extravía una pelota en tres cuartos de campo y Jordan, el mejor de su equipo siempre, monta el contragolpe, asiste a Albert Martí, que se cuela entre los centrales, les gana el esprint y, solo delante de Carlos Abad, trata de colocarla a un lado de la portería con un toque sutil que el guardameta canario anula con el pie, sin dejarse vencer, cerrando todas las vías entre el delantero y el marco. Cuando la última línea es la más difícil de quebrar, los equipos multiplican por mil sus opciones de victoria.

Reacción

Con el partido y las pulsaciones estabilizadas de nuevo, el Hércules  recobró la iniciativa. Villacañas, interpretando bien la defensa en bloque medio, roba y busca rápido al hombre libre que corre a su izquierda atacando el espacio. La maniobra vale para superar dos líneas y dejar a Alvarito corriendo sin oposición hasta Craviotto, con tiempo para pensar mientras quien inició la acción sigue corriendo detrás de él. 

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El extremo dispara, el primo del genio olímpico repele el cuero, que vuela a la frontal del área, donde Villacañas, ambicioso, lo cabecea con rudeza y hace inútil la estirada de Craviotto firmando el 0–2. Ander, como Jack Harper en el primera tiempo, antes del final, también dispuso de otro uno contra uno para subrayar  el poderío alicantino en Barcelona, pero su disparo cruzado se alejó unos centímetros del poste mirando la madera con incredulidad... y recelo. La maldición de los delanteros va camino de ser ilógica, un fallo aberrante del sistema, una anomalía cósmica.

[0] AE PRAT: Craviotto, Valentín, Héctor, Javi Martos, Sidibé (Corominas, 20’), Padilla (Adrián Díaz, 74’), Alex Pla, Uri (Elhadji, 74’), Pau Salvans, Albert Martí, Cissé (Gutiérrez, 46’). 

► [2] HÉRCULES CF: Carlos Abad, Raúl Ruiz, Roger Riera, Dylan Leiva, Víctor Eimil, Maxi Ribero, César Moreno (Villacañas, 54’), Míchel (Marcos Bravo, 73’), Alvarito (Toscano, 73’), Cedrés (Sergio Marcos, 54’), Harper (Ander Vitoria, 60’)..

GOLES: 0-1, Min.5: Leiva. 0-2, Min.70: Villacañas.

► ÁRBITRO: Pablo Monterrubio Torres (Aragonés). T. Amarillas: para los jugadores locales Guillem Corominas y Pau Salvans y para los visitantes Míchel y Maxi Ribero. 

ESTADIO: Municipal Sagnier. Partido correspondiente a la Jornada 3 en el grupo 3 de Segunda RFEF con cerca de 350 espectadores en la grada, 40 de ellos herculanos.