La visita a Paterna se ha convertido, con o sin querer, en un dolor de muelas crónico. Desde el incidente de 2018, no hay forma de que el más que previsible desplazamiento de la afición del Hércules a Valencia se realice con la naturalidad que cabría esperar dada la cercanía que existe entre ambas ciudades. Se ha vuelto una aventura desagradable, un viaje cargado de recelo por las escasas facilidades que se ponen para que la hinchada blanquiazul pueble las gradas del Antonio Puchades.

Por unas razones u otras, ni siquiera se cumple la palabra dada y todas las partes eluden su responsabilidad. El Hércules estaba convencido el lunes de que el Valencia le remitiría ese mismo día el centenar de entradas destinadas para la afición visitante en el campo del filial taronja para que hubiera garantía de recibirlas a lo largo del martes. Y no fue así.

El paquete con los más de cien boletos no recorrió los menos de 200 kilómetros que separan ambas capitales, bien porque no se realizó debidamente la gestión con la empresa de transporte, bien porque esta no tuvo a bien incluirlo en su orden de prioridades para hacerlas llegar a destino antes de la festividad del 12 de octubre. Todas las compañías de paquetería, incluida la pública, disponen de servicio de entrega en 24 horas. El Valencia pospuso al martes la ejecución del envío postal, de modo que el reparto no será efectivo hasta el mismo jueves, a una hora sin confirmar porque dependerá del plan que hayan fijado para el repartidor.

Lo único que es seguro es que el Hércules no dispone de las localidades físicamente y ha decido esperar a tenerlas en su poder para poner en marcha la venta de los pases en su tienda oficial, la anexa al estadio José Rico Pérez. Originalmente, la idea de la SAD blanquiazul era iniciar la dispensa a las 10 de la mañana de este jueves, día 13, algo de lo que ya ha desistido oficialmente.

La entidad alicantina empleará su canales de comunicación y sus perfiles en redes sociales para anunciar el momento exacto en el que comenzará la venta y lo hará dos horas antes de que esta se produzca. De esta manera se pretende evitar que haya personas esperando de manera innecesaria en la puerta de la tienda desde su apertura.

La sombra de la sospecha... queda

Sin embargo, siendo este un contratiempo engorroso, no deja de ser motivo de sorpresa (y reflexión) que el Valencia CF, con quien el Hércules asegura que mantiene una relaciones “normales” a pesar del feo agravio de 2018 que sufrieron sus aficionados en la taquilla del Antonio Puchades, únicamente facilite cien asientos a la hinchada visitante en un duelo de rivalidad, sobre todo porque el aforo oficial del recinto es de 1.750 butacas, según el registro de club.

Tras el despropósito de 2018, cuando se trató de impedir la venta de entradas en taquilla a los herculanos presentes en Paterna, a los que se identificaba mediante el lugar de nacimiento o residencia que figurara en su DNI, un acto discriminatorio a todas luces, la SAD propiedad del magnate de Singapur Peter Lim ha optado por reducir a la mínima expresión las butacas asignadas al equipo visitante en el campo en el que juega sus encuentros el filial que ahora dirige el exfutbolista Miguel Ángel Angulo.

Imagen de los altercados provocados por la negativa a vender entradas a los aficionados alicantinos en Paterna en 2018. Alex Domínguez

La razón esgrimida para tomar esta medida es que el 99% del aforo está cubierto con los socios valencianistas, que tienen incluida la asistencia a los compromisos de Liga del segundo equipo en el precio de su carné. La media de asistencia, sin embargo, ronda el millar de personas, con lo cual no parece un obstáculo para hacer una excepción y facilitar la presencia de seguidores blanquiazules en un duelo de rivalidad autonómica que, además, será retransmitido en directo por televisión (À Punt). Según el Valencia, el porcentaje reservado para la hinchada alicantina es "casi el 10%" del graderío.

La única manera de poder hacerse con una entrada es a través del cauce oficial, es decir, adquiriéndolas este jueves (a una hora todavía sin confirmar) en la tienda oficial del Hércules CF, dado que, según confirmó expresamente un responsable del Valencia a la directiva blanquiazul, “no se van a poner más a la venta en las taquillas” del Antonio Puchades.

Después de lo soportado en 2018, que acabó con una condena pública de la Generalitat por lo que se consideró entonces una discriminación sin paliativos que acarreó al club taronja una multa más simbólica que real, cuesta creer que se vaya a incumplir esa palabra y vuelvan a arriesgarse a tener que negarse a vender entradas en el mismo campo a nadie que haya nacido o viva en Alicante. El Hércules está convencido de que eso no ocurrirá, que el punto de venta de billetes de la taquilla estará clausurado el domingo y que únicamente dispondrán de 100 asientos porque dudan mucho de que accedan a remitirles más en caso de que se agote el papel, circunstancia más que probable.

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Aspecto que presentaba la tribuna de preferente del Antonio Puchades con clara mayoría de herculanos presentes en el derbi de 2018. Alex Domínguez

El curso pasado no hubo duelo directo con el Mestalla, que perdió la categoría el ejercicio anterior, aquel en el que rascó un empate milagroso en el Rico Pérez después de recibir un baño del equipo que ese día entrenaba Alejandro Esteve, sustituto de David Cubillo, y que quizá hubiera podido cambiar la historia blanquiazul si Sergio Buenacasa hubiera metido algunas de las ocasiones enormemente claras que fue capaz de generar ese equipo con Abde titular después de once jornadas seguidas en el banquillo. En la 2020-2021, fueron las restricciones covid impuestas por LaLiga la razón esgrimida para limitar al máximo la presencia blanquiazul en Paterna. Curiosamente, también se facilitó al Hércules un cupo del 100 localidades, denominadas entonces, "de cortesía". Con el coronavirus acorralado, ese gesto cortés no se amplía, la mejor forma de asegurarse que los visitantes no puedan ser mayoría en el graderío.