Segunda RFEF

Hércules CF | Un bloque con tres fisuras

Lolo Escobar tiene muy claras ocho posiciones de su once titular pero duda con el acompañante de Riera en el centro de la zaga, el extremo derecho y el delantero

Lolo Escobar observa a Sergio Marcos y Manu Navarra durante un ejercicio con balón en Fontcalent.

Lolo Escobar observa a Sergio Marcos y Manu Navarra durante un ejercicio con balón en Fontcalent. / Jose Navarro

Pedro Rojas

Pedro Rojas

Ningún equipo llega a ser perfecto, pero se aproxima a ello cuanto más sólida es su estructura. Resultar reconocible para bien empieza por armar un once que alcance a jugar de memoria, que interprete bien la estrategia a fuerza de costumbre, de reconocerse sobre el césped, de saberse localizar unos a otros de memoria. El Hércules de Lolo Escobar está cerca de conseguirlo. El preparador extremeño ha implantado un régimen de titularidad que deja poco margen a la sorpresa.

La lesión de Nico Espinosa, la corrección en enero de la mala selección de defensas en verano y las lesiones o la mala cabeza de los tres delanteros, impiden al técnico blanquiazul tener ya un once tipo. Sin embargo ha conseguido (a pesar de subirse a un tren en marcha) ensamblar un armazón sólido para atacar y defender con idéntica solvencia, clave en la consecución de objetivos.

Este domingo, 12 horas, contra el líder Teruel, el Hércules está obligado a presentar una pareja inédita de centrales: Mario Gómez-Diego Jiménez

A su fútbol compacto de líneas juntas para realizar una presión útil en cualquier zona del campo en función del momento del partido, solo le falta un rematador con una mínima continuidad. Por razones distintas, ni Jack Harper, ni Jean Paul, ni mucho menos Ander Vitoria han dado motivos al entrenador para apostar decididamente por ellos.

El escocés está falto de ritmo de competición tras salir de una lesión de rodilla que le ha tenido dos meses y medio sin jugar; Jean Paul N’Djolí, llamado a ser el principal beneficiado a menoscabado la fe de su preparador en él por su facilidad para ponerse en riesgo extremo de expulsión; y el delantero vizcaíno aún no le ha dado un solo motivo para creer que tiene sitio en su alineación, ni tan siquiera en su lista de convocados, como mal menor.

Palabras huecas

La promesa que Ander le hizo a Escobar cuando se enrocó y se negó a salir cedido en enero, no se ha cumplido. Le aseguró que su actitud en el día a día sería ejemplar, que recuperaría la forma óptima en poco tiempo, pero está tan lejos de cumplir su palabra que el entrenador prefiere sacrificar a su mejor hombre en acción ofensiva, Álvaro Hernáiz –limitando sus capacidades sin espacio para desbordar como referencia en punta–, antes que depositar esa tarea en él, que llegó a Alicante con 10 goles marcados en Primera RFEF y con kilos de más, también.

Ander Vitoria es el cabo suelto que ha dejado la dirección deportiva casi por obligación, casi como penitencia, como recordatorio de que fallar en la selección de piezas acarrea muchos quebraderos de cabeza y, cómo no, sobrecostes que salen en exclusiva del bolsillo de quien da o quita la facultad de elegir. Cada día que pasa sin el ariete de Igorre a la altura de su promesa es un puñetazo en la cara del proyecto blanquiazul, que viaja a lomos de un imposible desde noviembre, tal y como volvió a dejarle claro el Espanyol B después de haber sido capaz de renacer con una remontada admirable.

La promesa de Ander Vitoria de pelear decididamente por la titularidad con todas sus fuerzas se ha quedado en un anhelo

Los otros dos puntos flacos son menos flagrantes. Uno está en el extremo diestro, que era propiedad de Nico Espinosa desde el primer momento. Las recaídas constantes a las que el viernes tratará de poner remedio definitivo el cirujano finlandés Lasse Lempainen, han sido un lastre con el que ni Villacañas, primero, ni Cedrés, después, pudieron cargar. La entrada de Artiles y Luque Júnior en el mercado invernal han demostrado ya que hay esperanza a la hora de tapar ese agujero.

La estructura ideada por Lolo Escobar con 8 futbolistas fijos y 3 discontinuos.

La estructura ideada por Lolo Escobar con 8 futbolistas fijos y 3 discontinuos. / INFORMACIÓN

La tercera y última fisura en realidad no es estructural, no ahora mismo. Hace treinta días sí lo era y a punto estuvo de hacer colapsar el bloque, de dinamitar el proyecto en menos de tres meses. Riera es el central sobre el que pivota la defensa, y ahora tiene dos compañeros de fortaleza contrastada para jugar junto a él en el perfil izquierdo. Ambos, Mario Gómez y Diego Jiménez, jugarán juntos por primera vez en su vida frente al líder Teruel este domingo con menos de tres semanas de trabajo conjunto. El desafío asusta, fallar en casa está prohibido.