Segunda RFEF

Hércules: Tendencia destructiva

El Hércules, en su segundo año en la cuarta categoría, suma 9 puntos menos que el curso pasado a estas alturas, que era tercero a 8 del líder

Jean Paul lamenta un fallo en el Rico Pérez de Alicante.

Jean Paul lamenta un fallo en el Rico Pérez de Alicante. / ALEX DOMINGUEZ

Pedro Rojas

Pedro Rojas

El camino hacia la redención no pasa por Alicante. No hay forma. La involución continua es la tónica permanente y los visos de mejora un espejismo del que se habla sin fe porque la realidad es más tozuda que la esperanza de que el destino cambie de signo alguna vez. A un año malo le sucede otro peor. Y no es apreciación subjetiva, son matemáticas. El Hércules, en su segundo año en la cuarta categoría, a estas alturas de campeonato (jornada 28) suma nueve puntos menos que en la campaña anterior. Hace 12 meses era tercero, a 8 pasos del líder. Ahora es octavo y tiene 18 puntos menos que el Teruel.

No todos son mejores

Complejo de inferioridad

La condición de club histórico que envuelve al Hércules se usa como escaparate a la hora de firmar contratos más altos que en la mayoría de clubes modestos, pero acaba sepultando a casi todos los que los rubrican. Rara vez un proyecto blanquiazul se comporta a la altura de su caché. Jamás lo ha hecho muy seguido. El miedo de los entrenadores a no estar a la altura se acaba trasladando al vestuario, un detector de debilidades infalible que sabe mejor que nadie por dónde se rompe antes la cadena. Ningún técnico ha hecho crecer al vestuario, todos han acabado sucumbiendo a eso tan anodino del «esto es lo que hay» cuando los resultados no acompañan porque es más fácil justificar el fracaso coral por la supuesta falta de activos que por incapacidad propia.

Lolo Escobar es uno más en la lista de preparadores que no ha entendido que su oficio no es señalar culpables por más cabreado que se esté con alguien, sino buscar soluciones sin que todo salga ardiendo a base de acusaciones veladas y señalamientos genéricos. Hay muchas formas de entonar el sálvese quien pueda, pero todas advierten de lo mismo: de una desgracia inevitable que, en el caso del fútbol, afecta a múltiples estancias.

Solo dos equipos han firmado peores registros que los blanquiazules en las últimas ocho jornadas

Tachar a un futbolista de no ser profesional, de no dar el mínimo, de pasar de todo no se resuelve en la sala de prensa, que es solo un altavoz potente, hay que hacer cosas que redunden en beneficio del grupo. Lo contrario, solo perjudica. Si no te haces valer dentro y fuera del campo, en el césped y en los despachos, solo te queda la pataleta pública y el menoscabo del trabajo de los demás, una vía de escape que generalmente deriva en desastre. Ser entrenador es más que saber de táctica, ser entrenador es sentirse y demostrar que le eres útil a los 22 tipos que han de creer en ti.

Clasificación en las últimas 8 jornadas de Liga.

Clasificación en las últimas 8 jornadas de Liga. / INFORMACIÓN

El miedo pesa

Sacudirse la angustia es clave

Un entrenador, como cualquiera que ostente un cargo de responsabilidad, debe asumir que sus actos tienen consecuencias más allá de él. Decidir es siempre lo más difícil y, a menudo, lo más ingrato, pero no queda otra que hacerlo aun sabiendo que habrá quien lo encaje mal. Hacer ver que el Hércules es peor que todos sus rivales es faltar a la verdad y un error de cálculo gravísimo. 

El problema de este año no es que no haya jugadores con calidad a los que darle el balón. Lo que mata al equipo es no hacerlo circular ni cuando se encuentra con dos goles a favor que no había ido a buscar, tal y como ocurrió ante el Terrassa. A Ángel Rodríguez también le ocurrió, y es el paralelismo entre ambas inercias y vicios, los del leonés y el extremeño, lo que augura un peor desenlace.

Anímicamente, ya no queda nada del valor recobrado con el cambio en el banquillo (y el halo de fortuna que lo acompañó). El equipo está en el mismo punto de inseguridad emocional y productiva, en ese lamento letal del todo lo que puede salir mal, sale mal. El problema de base es el mismo: la banda derecha. No haberse tomado en serio ese lunar, es lo que ahora amenaza con transformarse en un melanoma.

Todos los parches acaban de la misma manera, escorando al flanco a quien comparte posición natural con Míchel Herrero, Sergio Marcos y Artiles. Ninguno brilla ahí y los dos perjudican la acción del valenciano, empeñado en jugar lejos del área sin que nadie le haga entrar en razón, principalmente su entrenador.

Distancia salvable

Sensaciones espantosas

El Hércules está más cerca de la promoción de lo que indica su forma de sufrir en la cancha. De hecho está al lado. Pero juega tan mal, con tanto miedo, con tan escasa fe en sus armas, en su poder como bloque, que resulta grotesco verle desenvolverse en un mar de desgobierno y angustia.

No falla un delantero pasota, de esos ha tenido mucho este club, lo que no encaja es el plan de acción. En la cuarta categoría los jugadores del Hércules son muchas veces mejores que sus pares, si no lucen no es solo culpa suya, y si alguien lo cree, anda escaso de autocrítica.