La pesadilla de Sergi Molina en el Hércules no se acaba

No vale con desear mucho una cosa, con empeñarse en ella con toda la energía, con superar las trabas que surgen para tratar de materializarla. La vida, a diferencia de lo que sostienen los gurús de la homeopatía emocional, no funciona así. Ni siquiera en el deporte, que es donde puede primar más la dedicación por entero a una causa. Sergi Molina siempre ha soñado con triunfar en el equipo de su ciudad. Se ha proyectado en hacerlo realidad, pero, de momento, la suerte le esquiva y el destino se lo niega.

El canterano del Hércules es el único futbolista del primer equipo con ficha profesional que no ha disputado ni un solo minuto en lo que va de temporada. El otro que está en esta misma situación, el lateral diestro David López-Guerrero, tiene licencia sub-23. Al central le está costando volver a pesar del esfuerzo que está realizando personal y profesionalmente.

Su último partido completo lo disputó el 14 de noviembre de 2021. Se desplazó con el equipo que entonces entrenaba Sergio Mora para medirse con el Calvo Sotelo en Puertollano. La derrota en el último minuto después de que Aketxe lograra empatar en el 88, le tuvo a él en la foto de los despistes que dieron pie al tanto manchego. Desde ese día, dejó de ir convocado, regresó al filial y, por desgracia para él, se lesionó la rodilla de gravedad.

Desde que sufrió su grave lesión de rodilla a comienzos de 2022 no ha vuelto a jugar un partido de Liga

Mora le hizo debutar en la segunda jornada, frente al Intercity. Le dio cinco minutos en el Antonio Solana. A la semana siguiente, entró en el campo por Carlos David y dispuso de media hora. En la cuarta fecha, en Alzira ya salió de inicio formando tándem con Diego Jiménez. El 4-0 con el que terminó el duelo en el Luis Suñer Picó no le apartó de una titularidad que mantuvo hasta la jornada 11.

Lo que sobrevino después, es la historia llena de asperezas y sobresaltos que ha sufrido un chico que necesita que la moneda vuelva a salir de cara. Se tuvo que sobreponer a una lesión muy similar a la que ahora padece el jugador del Barça y de la selección Gavi. Un proceso largo que duró más de la cuenta, que se complicó en algún momento de la rehabilitación, que no se completó hasta casi doce meses después.

Lolo Escobar le dijo que contaba con él y luego convenció a Torrecilla en pretemporada, por eso quiso seguir en Alicante

Cuando se restableció, tuvo que volver a confiar en su pierna, a reaprender a andar, a correr, a apoyar, a saltar sin miedo, a girar sobre la hierba y hacerlo sin pensar, sin tratar de notar el dolor residual que queda en la memoria de quienes han pasado por trances similares.

No desfalleció. Siguió sin jugar, pero con el alta médica firmada, contribuyó a elevar el nivel de los entrenamientos, una tarea sorda que nadie aprecia y es fundamental en la consecución de objetivos. Lolo Escobar le veía trabajar y deseaba darle la oportunidad, pero la situación del equipo, y la suya propia en el tramo final de la Liga, se lo impidieron. Dos minutos pisó el césped en la última jornada de liga, la que valió para sellar la clasificación copera. Apenas 60 segundos con los que el técnico quiso darle las gracias por su sacrificio.

Acabada su etapa sub-23, Sergi Molina tenía que elegir. El ahora entrenador del Algeciras le dijo que contaba con él antes de darse a la fuga. Torrecilla no le engañó, le dejó a prueba en verano y, como a su predecesor, le convenció en pretemporada. La secretaría técnica le ofreció la continuidad y el alicantino no se lo pensó. Pudo buscar protagonismo fuera en un club con menor exigencia. Pudo ponerse por delante de la entidad y no lo hizo.Apostó por él y es eso lo que le lleva cada mañana a Fontcalent. Entrar en la convocatoria no le consuela. El joven Molina quiere disfrutar del fútbol, vivir de él, hacerlo en su club de toda la vida, pero si no es aquí será en otro sitio... como Dani Marín, el último de muchos.