Segunda RFEF

Análisis | El pasado del Hércules asoma la cabeza

El equipo de Rubén Torrecilla llega al tramo decisivo de la competición sin resolver su endeblez defensiva, sumando en la segunda vuelta menos puntos que 12 equipos y firmando la peor trayectoria de todos los aspirantes al ascenso tras ser campeón de invierno

Carlos Martínez le marca el 1-0 al Hércules en Cerdanyola, en la jornada 24, en Segunda Federación, en Les Fontetes.

Carlos Martínez le marca el 1-0 al Hércules en Cerdanyola, en la jornada 24, en Segunda Federación, en Les Fontetes. / Mondino / LOF

Pedro Rojas

Pedro Rojas

Dirán que no es una final; pero decir, pueden decirse muchas cosas. El encuentro del domingo frente al Europa es uno de esos duelos que determinan la verdadera naturaleza de un equipo, su destino, que ponen en el lugar exacto la grandeza (o no) de un proyecto al que le han entrado las dudas en el peor momento, justo cuando los temblores de piernas le asoman a una realidad tozuda, la peor, la del que puede descubrir que no está a la altura de los acontecimientos

Poder con tus iguales

Para merecer el ascenso.

La radiografía del Hércules actual registra puntos negros sospechosos, lunares que no aventuran cosas buenas ni finales felices. Hay doce equipos que han sumado más puntos que los alicantinos en la segunda vuelta. Están más lejos que nunca de la primera plaza y han logrado diez puntos menos que el actual líder, el Badalona Futur, al que aún hay que ir a visitar a Vic en otra jaula de césped artificial catalana, las que se le dan especialmente mal al conjunto blanquiazul.

La trayectoria resulta inquietante. Es la peor de todos los aspirantes al ascenso directo. También es inferior a la que firman quienes le persiguen, aunque la posibilidad de que le alcancen y le priven de entrar en el «play-off» es muy remota porque el colchón tejido en la primera vuelta es más que suficiente: ocho puntos.

El Europa se plantará en el Rico Pérez con cinco puntos más que el Hércules en el segundo tramo de la Liga a pesar de haber jugado un partido menos. Si los catalanes asaltan el estadio alicantino no solo darán un golpe de autoridad temible, también reavivarán el recuerdo del hundimiento que experimentó el proyecto de Lolo Escobar el curso pasado, incapaz de plantarle cara a sus iguales en el tramo decisivo. A él, la matemática le dio chance hasta casi el final de la Liga, pero nunca se libró del peso de su impostura porque ni el propio vestuario se creyó capaz de enfrentarse a su propia impotencia, a su sentimiento de inferioridad. La duda, cuando se acostumbra a un cuerpo, no hay forma de sacudírsela de encima de un modo amable. Cuesta, por eso es tan perniciosa la bipolaridad que ha aflorado en el equipo tras proclamarse campeón de invierno. De las crisis se sale con firmeza, justo lo que le falta defensivamente al Hércules.

EL MERCADO, ¿BIEN O MAL?

Decisiones controvertidas

Apelar ahora a la ventana invernal de fichajes para explicar el abatimiento del proyecto puede sonar ventajista, pero es indudable que no valió para cubrir carencias. Sirvió para mejorar líneas, pero no para robustecer lo que flaqueaba: la defensa.

Es verdad que se fueron piezas que no se utilizaban o se usaban poco, pero no se sustituyeron por otras mejores en esos puestos, algo que termina pasando factura en una parcela en la que nadie se suele fijar: los entrenamientos.

Se compite como se trabaja. En las sesiones de trabajo la competencia es capital, y en ese aspecto, los fundamentos defensivos han perdido consistencia en un equipo que ya exhibía esa carencia en septiembre aunque la capacidad ofensiva fuera muchas veces suficiente para taparla.

EL PATRÓN SE REPITE

Los despistes ya son muchos

Cuando un mal hábito puntual se perpetúa se transforma en un defecto. Podría pensarse que los despistes defensivos que le cuestan puntos al Hércules son eso, accidentes. Pero no, esa es una lectura muy poco realista. Los despistes son la consecuencia de una mala interpretación del juego, de una mala ejecución de automatismos que, a estas alturas de la competición y con tan poca rotación en la línea de atrás, casi nula, y con un centro del campo muy reconocible, deberían no estar permitidos.

Si se producen es porque la carencia está ahí, el agujero es visible. Todo el mundo le hace goles al equipo de Rubén Torrecilla. Pasaba en la primera vuelta, cuando tocó remontar en un buen puñado de partidos, y sucede ahora con asombrosa asiduidad.

Clasificación con los partidos jugados solo en la segunda vuelta.

Clasificación con los partidos jugados solo en la segunda vuelta. / INFORMACIÓN

La inclusión de Miguel Marí no ha servido para dar fluidez al ataque y es evidente que para poder aprovecharse de su talento, que lo tiene, ha habido que modificar cosas que no le han sentado bien al proyecto.

El entrenador niega que su Hércules sea fácil de batir, pero los tropiezos con los equipos de la parte baja, en descenso, algunos casi desahuciados, se empeñan en llevarle la contraria. Restan 10 jornadas, pero de las dos próximas saldrá el objetivo real por el que peleará finalmente el campeón de invierno.

El periplo interminable por el fútbol de esparto ha dejado una cosa clara: si lo único que sustenta la posibilidad de conseguir el salto de categoría son las matemáticas, la cuenta no sale nunca. A los clubes históricos tiene que acompañarles el fútbol, cuando no es así, quedan tan expuestos, tan sometidos a la crítica, tan cuestionados a todos los niveles que ningún entrenador es capaz de impedir que el sueño acabe dentro de una trituradora.