Segunda RFEF

Unidos por el Santo Abad

El Hércules no avanza en la clasificación, pero le recorta tres puntos al líder y se le pone a tiro la segunda posición

Los alicantinos conservan su colchón de ocho puntos para garantizarse su concurso en la promoción de ascenso

Alvarito Hernáiz se abraza a Carlos Abad al final del partido en Alzira tras la victoria del Hércules.

Alvarito Hernáiz se abraza a Carlos Abad al final del partido en Alzira tras la victoria del Hércules. / Hugo Izquierdo / HCF

Pedro Rojas

Pedro Rojas

Las victorias lo cambian todo, hasta los estados de ánimo más rugosos, los menos afables. Ganar te devuelve la fe de manera automática y empiezas a ver claro lo que hasta ese instante era un horizonte monocolor sembrado de borrascas. El Hércules no escala posiciones, pero recorta distancia en un fin de semana redondo en el que han perdido todos sus rivales directos salvo el Sant Andreu, que es ahora quien ocupa la segunda plaza, el mal menor al que aspiran los blanquiazules.

Las derrotas de Badalona, Lleida y Europa comprimen la parte alta de la clasificación y le dan al equipo de Torrecilla una ventana de posibilidad que debería ser capaz de aprovechar en las cinco jornadas que restan hasta el final de la fase regular. El liderato le queda a seis puntos, o lo que es lo mismo, vuelve a disponer de un mínimo chance (pero real) para obtener el ascenso directo dado que aún tiene que visitar al equipo gestionado por Toni Freixa, en Vic, en la penúltima fecha del campeonato.

La segunda posición está a solo un partido, a dos puntos, y ese debería ser ahora el objetivo innegociable de los alicantinos, a los que un gol en el último segundo del partido en Alzira les devuelve a una pelea que se antojaba bastante dramática a juzgar por la trayectoria que ha seguido el bloque de Torrecilla en toda la segunda vuelta, a punto por semana, acumulando seis jornadas sin victorias y cinco empates consecutivos. El triunfo en el Luis Suñer Picó despresurizó un vestuario que se había acostumbrado a no ver puerta firmando unos números ofensivos devastadores: dos goles en cinco partidos y ninguno de ellos valió para sellar victorias.

Ryan Patrick Nolan se llevó la gloria, los titulares, acaparó los gritos de euforia, fue el centro de atención con su tanto en el minuto 94 en la última acción del derbi regional, pero cuando se apaciguó la efervescencia y se calmó la ansiedad, fue Carlos Abad quien concitó más cariño a su alrededor porque a nadie escapó que fue él quien hizo posible que el gol del central irlandés fuera definitivo.

El guardameta canario estuvo sobresaliente todo el encuentro, pero, de esa actuación individual inapelable, resaltaron tres intervenciones, dos de ellas de un mérito extraordinario, que valieron para abortar ocasiones muy claras de gol que habrían arruinado el estado de felicidad decretado en el vestuario con el pitido final. La celebración sobre el césped dio una idea de lo relevante del logro.

El Hércules no ganaba en el campo del Alzira desde 2001. Ayer se habrían cumplido exactamente 23 años sin triunfos en el Luis Suñer Picó de no haber sido por el guardameta blanquiazul, que abrió un nuevo camino a sus compañeros hasta el desenlace de la temporada, uno más colorido, menos siniestro que el que le hubiera tocado transitar de no haber vuelto con los tres puntos en la bodega del autocar.

Dos días y medio de descanso para la plantilla, que no vuelve a entrenar hasta mañana a las 17:30 horas. Lo hará en Fontcalent. Estarán todos disponibles salvo José Artiles, que apura los plazos para reaparecer antes de que dé comienzo la postemporada, una que está virtualmente garantizada con 8 puntos de margen sobre el sexto, el Espanyol B, a falta de 15 puntos por disputarse.