Homenaje a la arqueóloga sueca Solveig Nordström

El pasado día 21 de febrero tuvo lugar una nueva actividad cultural de la Sociedad Cultural y Deportiva San Blas

La mesa reunió a personas relevantes de la ciudad de Alicante: Pablo Rosser, arqueólogo municipal; Francisco Verdú, médico naturista; poeta y escritor Juan Miguel Asensi y Rosa Antón Grau, profesora de yoga

Imagen del homenaje a Solveig Nordström el pasado 21 de febrero.

Imagen del homenaje a Solveig Nordström el pasado 21 de febrero.

Comprometida con el reconocimiento de figuras relevantes de nuestro acervo cultural, la SCD San Blas homenajeó a la arqueóloga sueca Solveig Nordström por su contribución a la preservación de la ciudad de “Lucentum”.

El artículo dedicado a “Solveig y Lucentum” escrito por el médico y escritor Rafael Andarias con motivo del cumplimiento de los 100 años de su nacimiento, constituyó el punto de partida de este homenaje.

Para rendir este sincero y emotivo homenaje a su figura, la mesa logró reunir a personas relevantes de la ciudad de Alicante: Pablo Rosser, arqueólogo municipal durante más de 28 años, creador del Museo de la Ciudad de Alicante, rehabilitador de las Cigarreras y director del Departamento de Memoria de Alicante desde 2015; el médico naturista Francisco Verdú, el poeta y escritor Juan Miguel Asensi y la profesora de yoga Rosa Antón Grau.

Rosser, conocedor en profundidad del valor de la ciudad de “Lucentum” intervino para poner en contexto el hecho que se homenajeaba, ofreciendo una visión de conjunto del yacimiento arqueológico. Nos explicó, con lujo de detalles, las vicisitudes de la ciudad desde su origen, primero, ibérico en el Tossal de les Basses, a finales del siglo V, la creación de el siglo III a. C. de una fortificación ahora sí en el Tossal de Manises, su destrucción a finales de la Segunda Guerra púnica, su reconstrucción a finales del siglo II a.C., cuando se reedifican murallas, y se crea una gran torre al sureste del yacimiento; y la construcción del viario urbano en el siglo I a.C.

Destacó la adquisición de rango de “Municipium” en el tiempo de Augusto y la aparición del nombre de “Lucentum” para una ciudad que consiguió su esplendor desde el siglo I a. C. hasta el siglo I d.C., cuando aparece el foro, las termas, el alcantarillado y un templo. Y terminó este recorrido histórico con unas palabras dedicadas a la decadencia de la ciudad hasta su casi completa desaparición en el siglo III d.C.; ya que, en los siglos posteriores, el lugar sólo fue utilizado como cantera y como zona de enterramiento islámico entre los siglos VIII y X d. C.

Para rendir este sincero y emotivo homenaje a su figura, la mesa logró reunir a personas relevantes de la ciudad de Alicante.

Para rendir este sincero y emotivo homenaje a su figura, la mesa logró reunir a personas relevantes de la ciudad de Alicante. / INFORMACIÓN

Fue entonces cuando el arqueólogo municipal explicó cómo Solveig consiguió impedir la destrucción de estos restos, gracias a su gesto valiente ante las excavadoras y a la posibilidad de elevar a las instituciones europeas su protesta, con ayuda de su amigo Jaime Pomares; de tal forma que el Ministerio de Educación español atendiendo a la demanda llegada desde Europa, compró un solar de 25.000 m2 en el Tossal de Manises, y todo este yacimiento fue declarado “Monumento Histórico Artístico” en el año 1961.

Un Tossal protegido que, poco a poco, fue perdiendo superficie por distintos motivos, hasta que en los años 80 se refuerza la preservación de su entorno arqueológico, gracias a la creación de la Normativa de Protección Arqueológica municipal, llevada a cabo por Rosser; protección que se ve reforzada, cuando se consigue que “Lucentum” sea considerada Bien de Interés cultural (BIC) en 1989, mediante la petición llevada a cabo por Teresa Molares y Antonio Botella, concejales de la ciudad de Alicante, ante las autoridades de Patrimonio de la Generalitat, según palabras de la propia concejala.

El homenaje continuó con una parte dedicada a la figura humana de la arqueóloga. Así Francisco Verdú relató que había conocido a Solveig cuando tenía 7 años, ya que su padre trabajaba con Solveig en la toma de fotografías de las piezas arqueológicas encontradas. De ella aprendió griego, sánscrito y yoga y constituyó un ejemplo a seguir en su vida, influyendo en sus estudios y en sus viajes en búsqueda del conocimiento de la filosofía oriental.

Juan Miguel Asensi, alumno de Yoga de Solveig, destacó el valor personal de la arqueóloga, sus enseñanzas humanistas, su capacidad de acogida de todo tipo de personas, su respeto por las ideas de cada uno, así como su humildad y forma de vida altruista en una persona que conocía más de 12 idiomas y disponía de un bagaje cultural extraordinario.

Ahondando en esta faceta humana, Rosa Grau, también alumna de Solveig, que cuidó a la arqueóloga en sus momentos más difíciles y hasta el fin de sus días, nos ofreció un recorrido fotográfico de su vida, desde su infancia en Estocolmo hasta sus últimos días en Benidorm; una exposición muy emotiva y llena de detalles de su vida y su obra.

El homenaje fue animado también con videos que mostraban momentos de su vida junto a los contertulios, tal como el ofrecido por Francisco Verdú que recoge la visita de Solveig, años más tarde, a “Lucentum”, donde ella misma señala el lugar donde se tiró ante la excavadora; o la recitación por Solveig de uno de los “Haikus” del poeta Juan Miguel Asensi dedicado a una mariposa.

Toda esta documentación visual consiguió crear un ambiente evocador de su vida y obra, lleno de emotividad y sentimientos de gratitud.

A su finalización, Pablo Rosser ofreció a todos los contertulios la posibilidad de recoger en una publicación todas sus vivencias con la homenajeada.

La SCD San Blas agradece a todos su presencia en este acto y desea que se lleve a cabo esta propuesta inspiradora para que perdure en el tiempo el reconocimiento a la memoria de esta mujer fuerte y valiente en unos momentos en que el valor de las personas se pierde en un mundo de inmediatez.