¿Qué son los cultivos de cobertura y por qué contribuyen a la salud del suelo?

La agricultura de conservación ayuda a afrontar los desafíos del cambio climático, concluye un estudio

Los cultivos de cobertura protegen el suelo de la eosión y las altas temperaturas.

Los cultivos de cobertura protegen el suelo de la eosión y las altas temperaturas. / pixabay

Ramón Díaz

Ramón Díaz

Los agricultores se enfrentan en todo el mundo a una larga lista de problemas, que incluyen el cambio climático, la expansión urbana y la degradación del suelo, entre otros. Para combatir estos desafíos, los investigadores están buscando soluciones y han comenzado a centrar sus estudios en la viabilidad de las prácticas agrícolas sostenibles, como los cultivos de cobertura.

Los llamados de cobertura son cultivos adicionales que se pueden integrar junto con el principal o se pueden usar para cubrir la tierra a modo de escudo, con el fin de proteger al suelo de los efectos erosivos del viento, la lluvia y las altas temperaturas fuera del ciclo productivo principal.

Los cultivos de cobertura se siembran en el corto período de tiempo que sigue a la cosecha y se ‘eliminan’ antes de la siembra del siguiente cultivo comercial.

Las raíces de los cultivos de cobertura ayudan a estabilizar la tierra y a mejorar al suelo ya que absorben y almacenan el exceso de fertilizante nitrogenado que puede estar presente en la tierra luego de una cosecha de cultivo comercial.

Ayudan asimismo a evitar que los fertilizantes y los sedimentos se filtren en las vías fluviales y dañen los ecosistemas de agua dulce.

Campo de cereales.

Campo de cereales. / pixabay

Los especies de plantas más comunes utilizadas como cultivos de cobertura son las gramíneas (trigo, centeno, avena, cebada…), las brasicáceas (rábano, nabo, canola, mostaza…), y las leguminosas/fabáceas (arveja, haba, guisante, tréboles…). Esta práctica es muy apreciada en la rotación de cultivos, siembra directa y agricultura ecológica.

Papel clave en la salud del suelo

"Al influir en el carbono orgánico del suelo (COS), los cultivos de cobertura juegan un papel clave en la configuración de la salud del suelo y, por lo tanto, en la sostenibilidad a largo plazo del sistema". Es la primera frase de un informe sobre los beneficios de los cultivos de cobertura que acaba de publicarse en la revista ‘Agronomy Journal’.

La investigación proporciona una descripción general de la que los autores denominan "tecnología de agricultura de conservación", utilizando cultivos de cobertura, como estrategia para minimizar la degradación del suelo, los desafíos del cambio climático y los problemas de inseguridad alimentaria en los países en desarrollo.

También analizaron el impacto de los cultivos de cobertura en el COS y las emisiones de gases de efecto invernadero en los sistemas de cultivo de maíz, a través de un metanálisis de estudios previos, unido a experimentos de campo.

Entre los hallazgos de los investigadores destaca que los cultivos de cobertura aumentan el COS en un 7,3%. Es una cantidad significativa, ya que ese carbono es el componente medible de la materia orgánica del suelo y un elemento clave para determinar la calidad del terreno. Un mayor porcentaje de carbono orgánico en el suelo indica una mayor salud del suelo.

Cultivo de alfalfa, especie utilizada a menudo como cultivo de cobertura.

Cultivo de alfalfa, especie utilizada a menudo como cultivo de cobertura. / EFE / Nacho Gallego

"En última instancia, los cultivos de cobertura están tomando dióxido de carbono de la atmósfera y ‘enterrándolo’ en el suelo", explica Deepak Joshi, uno de los autores del estudio. "Eso significa que los cultivos de cobertura ayudan a mejorar el creciente problema climático y también la salud del suelo", añade.

Tasa de ‘secuestro’ de carbono elevada

Los investigadores descubrieron que los campos de maíz con cultivos de cobertura tienen una tasa de ‘secuestro’ de COS elevada. Calcularon que si todos los campos de maíz de Estados Unidos usaran cultivos de cobertura, se podrían ‘secuestrar’ 29,12 millones de Mg (megagramos o toneladas métricas) de COS cada año, lo que equivale a 107 millones de toneladas métricas de CO2.

Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, esta cifra es equivalente a las emisiones de gases de efecto invernadero de 23,8 millones de vehículos de gasolina conducidos durante un año.

"Nuestros resultados sugieren que los sistemas actuales de producción de maíz basados en cultivos de cobertura secuestran 5,5 millones de Mg de COS por año en los Estados Unidos y que tienen el potencial de secuestrar 175 millones de Mg cada año a nivel mundial", indica Joshi.

"La conclusión es que los cultivos de cobertura mejoran los microorganismos, la humedad y el carbono del suelo. Y, en última instancia, "también aumentan el rendimiento de los cultivos para la siguiente temporada de cosecha", añade.

El metanálisis mostró que la adopción de cultivos de cobertura aumenta el rendimiento del maíz en un 23%.

Campo de trigo en Franquesas del Vallés (Barcelona), uno de los analizados en el trabajo en el que participó el CSIC.

Campo de trigo en Franquesas del Vallés (Barcelona), uno de los analizados en el trabajo en el que participó el CSIC. / David Sánchez Pescador

Ya en 2021 un estudio internacional, con participación del CSIC, la Universidad de Alicante y la Universidad Rey Juan Carlos, reveló que la cobertura vegetal de los cultivos de cereal aumenta su rendimiento agronómico y mejora la biodiversidad edáfica, la regulación del clima y la fertilidad del suelo.

Los resultados de aquel estudio sugerían la importancia de extender la duración de la cubierta vegetal más allá de las limitaciones impuestas por las condiciones climáticas de la zona al cultivo de cereal. Por ejemplo, utilizando cultivos de cobertura para cubrir el intervalo de tiempo entre la cosecha del cereal y el establecimiento del siguiente cultivo.

Informe de referencia: https://acsess.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/agj2.21340

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