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Isabel Vicente

Votos y gestos extraños

Algo extraño sí que fue el acto de investidura de ayer en Alicante. Y no sólo porque fueran tres los que mostraron al público la vara de mando del alcalde, que eso, al fin y a la postre, estaba en el guión. Ni porque contrastara el entusiasmo de los dos centenares de personas que se congregaron en la plaza de la Santísima Faz para seguir el acto por una pantalla gigante, con la, más que corrección, frialdad, con la que se siguió la investidura en el Salón Azul del consistorio donde al fin y al cabo, se ubicaban gran parte de las autoridades, empresarios y representantes de las entidades sociales de la ciudad que no suelen ser proclives a los excesos. Pero, de ahí a no aplaudir a gran parte de los nuevos concejales va un abismo, sobre todo si es alguien de tu partido, tal como se evidenció cuando, al entrar Echávarri al Salón Azul, ni el exalcalde socialista Ángel Luna, ni el secretario provincial del PSPV en Alicante, David Cerdán, aplaudieron a su compañero de filas, aunque Cerdán si lo hizo cuando apareció Natcho Bellido de Compromís y también cuando lo hizo Asunción Sánchez Zaplana. Al finalizar el acto, eso sí, todos se saludaron y no dudaron en abrazarse ante los fotógrafos. Cosas de la política.

La cuestión es que el acto estuvo plagado de gestos diabólicos; el primero, ese acuerdo de los quince ediles del tripartito de enseñar al público su voto, algo que difícilmente puede interpretarse bajo otro prisma que el de la desconfianza ante los rumores de que alguno podía haber sido tentado para no apoyar a Echávarri y mantener el gobierno en manos del PP.

También resultó raro lo de los votos. Ahí andaban todos poniendo palitos junto a cada nombre, con algún que otro asesor del tripartito en un sin vivir dado que los votos que enseñaron no se veían bien desde un par de metros. El caso es que, a excepción de los 8 del PP, sólo salían votos para Echávarri.... 13, 14, 15... y luego 16, 17... «Ciudadanos le da los votos a Echávarri», comentaban entre los asientos, «van a ser al final 21»... comentaban otros mientras parte del público y es de suponer que los socios del PSOE, se preguntaba el porqué de este sorpresivo apoyo de Ciudadanos al socialista. Dijo después Cifuentes que lo había decidido durante la noche sólo para evitar que los socialistas tuvieran que plegarse a las exigencias de sus socios y que lo había hecho a iniciativa propia. Extraño, extraño...

Lo de prometer servir al Rey y a la Constitución «sin renunciar a mis valores republicanos», del concejal Víctor Domínguez, también tuvo su aquél, aunque todos los concejales de Guanyar pusieron salsa a la cosa al prometer, «por imperativo legal», poniendo sus propias coletillas. «Para defender el medio ambiente», dijo Pavón. «Por los derechos» de los homosexuales y de las mujeres, dijo Mari Sol Moreno. «Contra la exclusión social» señaló otro edil, mientras entre el público se veía algunas caras de estupefacción ante lo variopinto de los juramentos normalmente tan aburridos. Y es que, mientras que entre los concejales hay muchas caras nuevas, entre los asistentes a la constitución del nuevo Ayuntamiento se encontraban gran parte de quienes ya asistieron a la investidura de Miguel Valor y, antes, a la de Sonia Castedo: Fuerzas de seguridad, del Ejército, senadores y diputados, el rector de la UA, sindicatos, representantes de los empresarios, de los comerciantes, de las fiestas... además de los familiares de los nuevos concejales, algunos tan nuevos como Mari Sol Moreno que, según comentó un miembro de Podemos «se guardó una de las invitaciones que le dieron para la familia porque creía que tenía que acceder al Salón Azul con la invitación». Tampoco hubiera estado de más dado el follón que hubo ayer antes del acto debido a que el servicio de protocolo cesó el día de antes y Miguel Valor encargó a bedeles y conserjes la organización del acto. Bastante hicieron, aunque hubo quien se quejó por no tener sitio y quien tuvo que conformarse con verlo en la calle donde la gente estaba de lo más animada aplaudiendo y coreando el famoso «podemos» cuando aparecían los miembros del tripartito por la pantalla y abucheando a Sánchez Zaplana quien, por cierto, al acabar el acto salió por la puerta de atrás junto a José Ciscar para evitar los abucheos que un grupo de Podemos lanzaba a todo aquel que identificaba con los populares. No fue un buen día para la exconsellera y tampoco debió serlo para los concejales salientes porque no se vio a ninguno por el Ayuntamiento. Sin embargo y pese a estar en la oposición, sí debió serlo para Miguel Valor al que todos los candidatos elogiaron.

Mosqueados unos por el apoyo de Ciudadanos a Echávarri y exultantes otros por el objetivo cumplido finalizó el acto con gritos de apoyo desde la plaza del Ayuntamiento. No hubo pasacalles pero, como habían prometido, los ediles de Compromís recordaron en el puerto a las víctimas de la Guerra Civil y a los inmigrantes muertos en el mar. Para eso se van a encargar de la Memoria Histórica.

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