Carlos García Gual dice en "La luz de los lejanos faros", una magnífica colección de ensayos humanísticos por el que desfilan los grandes nombres de la cultura universal, que ahora comprendemos mejor la "Ilíada" y la "Odisea" (la época en que se forjaron los versos de Homero y el modo en que se compusieron) mejor que hace siglo y medio y muchísimo mejor de lo que lo hicieron Platón y los filólogos de Alejandría. Eso significa que no solo conocemos a Homero mejor de lo que él mismo se conoció, sino que podemos decir algo parecido de Alejandro Magno, de Cicerón, de Hipatia de Alejandría o del Ajax de Ámsterdam. El club holandés lleva el nombre de Ájax el Grande, un héroe de la guerra de Troya, según la "Ilíada" el más grande de todos los griegos junto con Aquiles. Ájax el Grande, rey de Salamina, era un guerrero tan impresionante como el que vemos en la película "Troya", protagonizada por Brad Pitt, y su hacha sembraba el pánico en las filas troyanas. Tras el combate entre Héctor y Áyax, que duró todo el día y finalmente tuvo que suspenderse, los dos héroes se hicieron regalos: Áyax regaló a su oponente un cinturón, mientras que Héctor regaló al suyo una espada, con la que Áyax terminará suicidándose. Tras la muerte de Aquiles, Áyax compitió dialécticamente con Ulises por la armadura que Hefesto había forjado para el héroe. Áyax fue derrotado, pero acusó a Agamenón de parcialidad y se volvió loco, hasta el punto de que se dedicó a cortar con furia las cabezas de un rebaño de ovejas, a las que confundió con guerreros aqueos. Cuando recuperó la cordura, se suicidó con la espada que le había regalado Héctor. ¿Por qué un club de fútbol holandés se llama como este héroe de la mitología griega? Supongo que porque los que le pusieron el nombre conocían bien la "Ilíada", sabían que llevar el nombre de Ájax impone mucho y que luchar con Héctor, el gran héroe troyano, y no perder (el honor de matar a Héctor estaba reservado para Aquiles) era una victoria. Ájax no murió en combate, sino que se suicidó. Es probable que el Ajax de Ámsterdan no muera combatiendo, sino que se suicidará siendo fiel a sus principios futbolísticos cuando los grandes equipos de Europa caigan sobre su plantilla y la descuarticen. Y, así, como Jon Nieve, el Ajax tendrá que resucitar y volver a ser el Ajax a golpe de dar oportunidades a jovencísimos jugadores. Conocemos muy bien al Ajax de Ámsterdam de De Jong, de De Ligt, de Tadic y compañía porque conocemos muy, muy, muy bien el gran Ajax de los 70 del pasado siglo encabezado por Johan Cruyff. El Ajax de Neeskens, Krol y Rep. El Ajax que reinó en Europa como el hacha de Ájax reinó en las murallas de Toya. Conocemos ese Ajax mejor de lo que él mismo se conoció, y muchísimo mejor que el mismo Cruyff y los sabios de Ámsterdam. Pero, como diría García Gual, lo esencial respecto a la pervivencia del Ájax de Cruyff y de la "Ilíada" de Homero es que el club y los poemas siguen siendo una fuente de inspiración, a la vez que ese legado mítico transmite una honda perspectiva trágica con figuras inolvidables como el mismo Ájax que se enfrenta a Héctor y termina suicidándose. Entendemos muy bien las razones por la que el Ajax de De Jong puede jugar la final de la Liga de Campeones en el Metropolitano, como entenderíamos muy bien que perdiera esa final con un Barça o un Liverpool; o que la ganara y, la temporada que viene, fuera eliminado en la fase de grupos después de que en el verano otros clubes le robaran (a buen precio) sus mejores futbolistas. Conocemos tan bien al Ajax de Ámsterdam y el legado de Johan Cruyff que incluso muchos culés, si se produjera una final AjaxBarça, estarían dispuestos a suspender la final, regalar una espada al Ajax y regresar después al campamento aqueo. Por desgracia, el fútbol moderno tiene poca poesía. Alguien tiene que morir.