Maltrato, siglos de silencios que no eran cuestionados, se aceptaban con indiferencia, con resignación, maltratar mujeres, asesinarlas, era cosa de todo los días. ¿Por qué no? Se aceptaba sin dudar que la mujer era inferior en relación con los hombres y estaba en los libros sagrados, era el parecer de los filósofos más prestigiosos, más respetados. La educación puede ser un instrumento eficaz ante el machismo genocida pero en los textos sagrados misóginos el desprecio y la condena de la mujer siguen vigentes, Eva sigue siendo con su manzana la que inventó el pecado, engañando al pobre Adán. San Pablo o el mismo Aristóteles siguen cometiendo lo que ahora se llama delito de odio. Educar pero cuestionando, rectificando, educar desde determinados valores, aunque resulte inclusive doloroso, inquietante, partir de cero, analizar el machismo desde sus profundas raíces. Muy profundas, según las Naciones Unidas todos los años unas cien mil mujeres son asesinadas y no hay vacunas para eliminarlo. 

Toda España y no solo España se han horrorizado por el asesinato de dos niñas en Tenerife. Y desgraciadamente no es una tragedia excepcional, en los últimos años unos cuarenta menores han sido asesinados, casi todos por sus padres varones. ¿Educación? Estos asesinos fueron educados en el machismo y no están solos. Vox niega la existencia de la violencia de género y no solo Vox. Un sacerdote católico no ha dudado en afirmar que la culpable es la madre por su infidelidad y claro está, no menciona la infidelidad del padre. Pero hay más, el padre Báez dice que él se basa en "la doctrina de la Iglesia". Estos crímenes suceden porque ahora no es como antes cuando el marido soportaba que la mujer fuera loca y la mujer aceptaba que el hombre estuviera borracho y sucio... Y hay más: a la madre de una asesinada le dijo que tenía que ser comprensiva porque la había matado por amor, no podía vivir sin ella.